AMÉRICAS

Seguridad pública: La propuesta de AMLO de la que Colombia se está “arrepintiendo”

Mientras México apuesta por un "modelo colombiano" en seguridad pública, Colombia plantea apostar por el (aún) actual "modelo mexicano" de mando civil.

andres manuel lopez obrador

Foto: IG-lopezobrador

LatinAmerican Post | Luis Angel Hernández Liborio

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Gran revuelo ha causado el anuncio del presidente Andrés Manuel López Obrador de incorporar a la Guardia Nacional (cuerpo que funge como policía nacional) a la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) rompiendo así su compromiso de mantenerla como una institución civil. En contraste, Gustavo Petro (recién posesionado presidente colombiano) plantea en Colombia lo opuesto, desincorporar a la Policía Nacional del Ministerio de Defensa para convertirla en una institución civil plena, ¿a qué se deben estas discrepancias?

La metamorfosis de la seguridad en México 

Desde su creación en 2019, la Guardia Nacional ha estado adscrita a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana. No obstante, esto se logró gracias a la intervención de la Cámara de Diputados que condicionó la aprobación de la creación del cuerpo de seguridad a que tuviera una naturaleza de carácter civil, fuera de la SEDENA (que engloba al Ejército y la Fuerza Aérea) y de la Secretaría de Marina. Para garantizar su creación, AMLO aceptó el mando civil para la institución, desapareciendo así la Policía Federal. Aun así, pese a su mando civil, la Guardia Nacional ha funcionado en la esfera militar, tanto en el equipamiento como en la instrucción, lo que ha generado críticas de la oposición y de activistas.

La última estocada ha llegado con su anuncio de incorporarla a la SEDENA y eliminar así su carácter civil. Su argumento es el de consolidar a la institución antes de terminar su gobierno y asegurar el orden, la disciplina y, sobre todo, la garantía de que no será una institución "corrupta" (desde su punto de vista) como la Policía Federal y su antecesora, la Policía Federal Preventiva.

Las Fuerzas Armadas Mexicanas (Ejército, Fuerza Aérea y Marina) gozan de prestigio entre los mexicanos, seguido por la Guardia Nacional, esto según datos de 2021 del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática. La Marina es la que mayor confianza genera con una aceptación del 90%. Históricamente, las fuerzas armadas han sido bien calificadas por la población, en especial cuando se trata de tareas de protección civil en casos, además del carácter pacífico de México y la inexistencia de golpes de Estado en el último siglo. El último presidente mexicano que fue militar gobernó durante la Segunda Guerra Mundial, desde ahí el gobierno ha sido civil y la separación ha funcionado. De ahí el revuelo de la decisión de AMLO, romper con esa tradición. Asusta a quienes piensan que la línea puede desdibujarse y que además va en contra de recomendaciones de organizaciones internacionales, de activistas y de la oposición.

AMLO pretende así dar resultados inmediatos en seguridad en un período turbulento, en casi 4 años de gobierno los más de 100,000 muertos superan a los de sus antecesores: Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. Ha pasado de ser un gran crítico con los militares (antes de asumir la presidencia), a apoyar su gobierno en ellos. Con la Guardia Nacional en la SEDENA los militares tendrán control total de la seguridad nacional, lo que se suma al control de las aduanas, construcción de obras como el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (que también administrará), el Aeropuerto de Tulum y otras tareas que el presidente les ha entregado.

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Colombia, por una deuda histórica 

Otro gran crítico del ejército ha sido Gustavo Petro, el presidente de Colombia. Al igual que AMLO, mostraba su preocupación por la actuación del Ejército colombiano y la Policía Nacional en las tareas de seguridad del país. Pero ser el presidente es una cosa distinta, no puede simplemente dar la espalda a ninguna de las dos instituciones. A Iván Duque le estalló en las manos el problema, la Policía Nacional fue el blanco de las quejas de los colombianos por su actuación exagerada y la represión sobre la población civil. El presidente tuvo la oportunidad de tomar una decisión histórica, dar a los colombianos una policía realmente civil, sacándola del Ministerio de Defensa, en cambio, Duque solo anunció una renovación que no dejó satisfecha a la población.

Y es que las condiciones de Colombia son muy distintas a las de México, los problemas internos del país sudamericano son mucho más complejos y de larga duración: narcotráfico y guerrillas, principalmente, que no han dado tregua. Para el Ministerio de Defensa no debe ser fácil soltar las tareas de seguridad pública del país. Es aquí donde Petro tiene el principal reto, si se plantea convertir a la Policía Nacional realmente en un cuerpo plenamente civil, debe garantizar los mecanismos que la hagan eficiente, respetuosa de los derechos humanos y que no sea fácil de corromper por la delincuencia organizada. Esa fue la principal razón por la que AMLO desapareció en México a la Policía Federal, a la que consideró corrupta, mal calificada por la población, mal entrenada e ineficiente.

El plan de Petro es incorporar a la Policía Nacional al nuevo Ministerio de la Paz, Convivencia y Seguridad, dónde tendría un mando y carácter civiles sin intervención directa del Ministerio de Defensa. El líder del Pacto Histórico busca así que en las calles se note la diferencia entre las tareas del Ejército y de la Policía, que son radicalmente distintas, apuesta por un mayor respeto a los derechos humanos y un uso medido de la fuerza.

Esto se acompaña con una reestructura en la cúpula de las Fuerzas Armadas Colombianas, que ya generó controversias, y la reducción del gasto en defensa, que es del 3.38% (2020), según datos del Banco Mundial, frente al 1.44% y 0.57% de Brasil y México, respectivamente. Aún es temprano para afirmar si Petro mantendrá y logrará estos planes, pero de continuar la tendencia podrá satisfacer la deuda histórica con los colombianos y alinear al país a las recomendaciones en temas de derechos humanos, uno de los puntos clave por los que la Policía Nacional podría salir de la cartera de Defensa. 

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