Medusa inmortal: el descubrimiento que abre nuevas posibilidades para los avances médicos
Turritopsis dohrnii, la famosa medusa inmortal, tiene la capacidad de rejuvenecerse y vivir para siempre.
Foto: Pexels
LatinAmerican Post | Brandon Martínez Salazar
Escucha este artículo
Read in english: Immortal Jellyfish: The Discovery that Opens New Possibilities for Medical Advances
Un estudio desarrollado por investigadores de la Universidad de Oviedo, publicado por la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, demostró la existencia de una medusa que logra la inmortalidad.
Se sabe que hay animales que pueden vivir más que el ser humano, que los elefantes son inmunes al cáncer, que las planarias pueden regenerarse así les corten la cabeza, que las cucarachas sobreviven a situaciones extremas o que hay bichos microscópicos como los tardígrados que son capaces de sobrevivir a cualquier cataclismo que ocurra en el planeta. Nos asombran las habilidades de los animales. Pero pensar en uno que sea capaz de volverse inmortal es como sacado de película. Sin embargo, sí existe y se llama Turritopsis dohrnii.
¿Qué es el Turritopsis dohrnii, la medusa inmortal?
Se trata de una medusa que está presente en diferentes zonas oceánicas como el mar caribe, el pacífico y el mediterráneo. Hace parte de la gran familia de anémonas y corales, cuyos organismos se destacan por la capacidad de regeneración celular.
Sin embargo, el Turritopsis dohrnii logra superar las expectativas y es capaz de algo que la humanidad siempre ha soñado: rejuvenecer. Para explicarlo mejor, esta medusa, en condiciones normales, cumple su ciclo vital de la siguiente manera:
-
Se unen los gametos masculino y femenino y surge una larva.
-
Se fija en el lecho marino como un pólipo, como lo hacen las anémonas.
-
Antes de la madurez sexual, estos pólipos se liberan como éfiras.
-
Estas se reproducen sexualmente y comienza un nuevo ciclo.
No obstante, cuando las condiciones son anormales y, por ejemplo, si las medusas se estresan por alguna amenaza ambiental, pueden retroceder a sus fases anteriores, volviendo a ser pólipos, así hayan alcanzado la reproducción sexual. Además, pueden repetir este proceso cuántas veces quieran. Por lo tanto, no mueren de viejas.
¿Cómo se logró esta investigación?
Gracias a dicha capacidad biológica, el Instituto Universitario de Oncología de la Universidad de Oviedo decidió estudiarla. Lo que hicieron inicialmente fue secuenciar el genoma de esta medusa, comparándolo con T. rubra, un pariente cercano que si es mortal; cuyos resultados le ha dado el nombre de la medusa inmortal.
Por otro lado, la bióloga marina María Pascual y que es coautora de la investigación, hizo un experimento en colaboración con el acuario Gijón. En dicho experimento, los investigadores montaron peceras en el laboratorio para medusas que se alimentaban de crustáceos. De modo que, se llevó a cabo una secuenciación de su genoma a medida que iba creciendo.
Como resultado, se encontraron cambios importantes en la replicación y reparación del ADN, especialmente en los genes que intervienen en el estrés oxidativo.
¿Qué aporta este avance para la salud humana?
Carlos López Otín lleva treinta y cinco años investigando los mecanismos celulares del cáncer. Por eso, su interés en la medusa lo llevó a desarrollar este estudio.
De acuerdo con el catedrático de la Universidad de Oviedo, a lo largo de su vida profesional ha entendido cómo las células se vuelven egoístas, viajeras e inmortales. De modo que, en el campo de la oncología, estudiar estos procesos es fundamental, ya que permitirían, a largo plazo, nuevas formas de tratar el cáncer y otras enfermedades como las neurodegenerativas, cardiovasculares y las asociadas al envejecimiento.