AMÉRICAS

La muerte de la Reina Isabel reabre el debate republicano

El fallecimiento de la Reina Isabel II de Reino Unido ha sido recibido con luto, indiferencia y hasta regocijo en el reino.

reina isabel ii

Foto: National Geographic

LatinAmerican Post | Santiago Gómez Hernández

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La muerte de la Reina Isabel II ha sacudido al mundo. A pesar de mantener un poder simbólico, su imagen y su relevancia en la política y la vida británica (y la de las excolonias) hacen que no sea la muerte de cualquier otro ciudadano. Aunque en Reino Unido las mayores muestras han sido de afecto, también hay diferentes respuestas que no han acaparado las primeras páginas de los medios, pero que pueden augurar un cambio en la monarquía británica.

Sin embargo, el cambio puede variar entre: menor poder e influencia hasta la abolición completa. Es evidente que hoy la construcción de una República en Gran Bretaña en un futuro cercano (e incluso lejano) es impensado, pero nunca imposible.

El primer ejemplo fue durante el desfile del féretro de la difunta monarca, varios ciudadanos manifestaron su rechazo a la monarquía y a miembros de aquella. Hasta el punto en que la policía británica informó el arresto de varias personas en varios países del Reino Unido por presunta “alteración del orden público”.

El caso de Symon Hill, de 45 años, fue arrestado por gritar “quién lo eligió” durante el anuncio de proclamación del rey Carlos III en Oxford. O de un joven de 22 años que protestó por la presencia del príncipe Andrés en la procesión real. Estos casos no solo demuestran el descontento de un sector de la ciudadanía con la monarquía, sino que eleva la consternación ante casos de censura a la libertad de expresión.

Las excolonias también reaccionaron

Pero las muestras de rechazo a la monarquía británica no solo se evidencian en las islas británicas, otros países que en el pasado hicieron parte del imperio británico también sintieron la noticia. Basta con ver las reacciones de los irlandeses que hasta en un partido de fútbol cantaban “Lizi is in a box” (“Lizi está en una caja”) o los mensajes de regocijo de varios tuiteros africanos e indios. Recordaron el reclamo histórico que la India tiene sobre Reino Unido para pedir de regreso las joyas de la corona británica que fueron tomadas de la India durante el periodo colonial.

Para muchos, la muerte de la reina inglesa es solo un recuerdo de los atroces hechos a cargo del imperio británico. Muchos aún lamentan los asesinatos, la colonización, el comercio de esclavos, los regímenes racistas, etc.

La impopularidad del Príncipe Carlos

Una encuesta realizada por Ipsos en mayo del 2022, consultó a los británicos por su miembro favorito de la familia real. Para nada fue sorpresiva que la Reina Isabel encabezara la lista con un 45% de favoritismo. La segunda fue Catalina, la esposa del príncipe Guillermo (actual heredero de la corona), con un 32 % de popularidad. El tercer puesto lo ocupó el príncipe Guillermo, precisamente, con 28% del apoyo. El tercer puesto lo ocupa el Rey Carlos III con solo 14% de aprobación.

Esto demuestra que Carlos III llega con una baja popularidad al trono, siendo este un puesto que depende de la aprobación de la gente. Al ser tan simbólico, la monarquía hoy en día adquiere su legitimidad gracias a la aprobación. Sin embargo, cerca de la mitad de los encuestados igual esperan que el nuevo rey sea un buen monarca. Lo describen como una persona tradicional (41%), mientras que el 23% creen que no conecta con la gente del común, 21% cree que es un buen representante de Gran Bretaña y 19% lo ve como un hombre capaz.

Pérdida de territorios fieles a la corona

Además de las excolonias, también hay un posible efecto dominó de la pérdida de actuales países pertenecientes a la corona británica. Hace poco, en noviembre del 2021, Barbados destituyó a la reina como su jefe de Estado y se declaró como una república.

Adicionalmente, ya el primer ministro de Antigua y Barbuda, Gaston Browne, comunicó que se realizará un referendo para que los ciudadanos decidan si quieren permanecer dentro de la monarquía o convertirse en una república. Esta noticia la comunicó el mandatario poco después de la posesión de Carlos III.

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Por su parte, la parlamentaria australiana Lidia Thorpe dijo en su posesión como legisladora que “juro solemne y sinceramente que seré fiel y mantendré verdadera lealtad a Su Majestad, la colonizadora reina Isabel II". Thorpe es de ascendencia aborigen y representa al sector más abolicionista de la monarquía en un país relativamente leal a la corona británica. Su llegada al parlamento, igual, demuestra el creciente de la postura revisionista y anticolonizadora que representa la corona.

Hoy el Rey Carlos III no solo es rey de Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte (Reino Unido), sino de 14 países más: Australia, Bahamas, Belice, Canadá, Granada, Islas Salomón, Papua Nueva Guinea, Jamaica, Nueva Zelanda, San Cristóbal y Nieves, Antigua y Barbuda, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía y Tuvalu.

Escándalos reales

Para coronar el posible rechazo que tiene la monarquía en varios de sus súbditos, es la suma de escándalos de sus miembros. El más reciente y más sonado es el del príncipe Andrés, que enfrentó una demanda por agresión sexual en Nueva York. El escándalo se saldó con un acuerdo entre ambas partes, lo que no despeja las dudas de su culpabilidad.

Igualmente, Megan Markle, esposa del príncipe Harry, acusó en una entrevista con Oprah Winfrey que recibieron acusaciones racistas. No ahondaron en detalles, pero se especula el papel de los miembros de la familia real en el matrimonio de Harry y Megan. A estos escándalos se les suman los rumores de infidelidad de Carlos y la princesa Diana cuando aún estaban casados.

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