Crisis humanitarias en el mundo: panorama del 2022
Desde diciembre del 2021, las necesidades financieras de ayuda humanitaria han crecido en un 21%, según los informes de la ONU. Hambre, desastres naturales, conflictos y guerras son situaciones que enfrentan alrededor de 308 millones de personas.
Foto: Reuters – Imagen de referencia
LatinAmerican Post | María Fernanda Ramírez Ramos
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Ahmed, de 10 años, debe caminar 5 horas diarias en busca de alimento y agua para su familia por la sequía en Somalia; Camila ha dejado a toda su familia y amigos para buscar mejores oportunidades fuera de Venezuela; Halima ha tenido que dejar la escuela en Afganistán, y Abdullah lleva varios días sin dormir, escondido, temiendo por los disparos en Yemén. Estos son solo algunos escenarios a los que se enfrentan más de 300 millones de personas día a día.
En diciembre de 2021 se estimaba que había alrededor de 296 millones de personas en necesidad de asistencia humanitaria en 63 países del mundo, de acuerdo a las estimaciones de Naciones Unidas. No obstante, la última actualización, realizada a finales de agosto del 2022, ha aumentado la cifra de personas necesitadas a 308 millones. Esta situación se debe, en gran medida, a la crisis de Ucrania, y a los constantes conflictos en Burkina Faso, Etiopía, Kenia, Madagascar, Venezuela y Yemen, principalmente. Asimismo, los desastres naturales de Pakistán, con fuertes inundaciones, han necesitado de un plan de respuesta especial de las organizaciones humanitarias.
Crisis humanitarias en Latinoamérica
De los 32 países que hacen parte de los planes de respuesta humanitaria y urgencias, señalados en el informe de Naciones Unidas, 6 hacen parte de América Latina: Colombia, El Salvador, Haití, Honduras, Guatemala, y Venezuela. En este momento, la crisis de los refugiados de Venezuela es una de las situaciones más preocupantes. Se estima que hay alrededor de 8,4 millones de personas en necesidad.
No obstante, no se trata de los únicos países de la región en donde hay situaciones humanas preocupantes. De acuerdo con Human Right Watch, en su informe del 2022, en diversos países de Latinoamérica como Ecuador, Colombia, México, Brasil, Perú, Bolivia, Cuba, Guatemala y El Salvador, y otros tantos, se están cometiendo graves violaciones a los derechos humanos, tanto por parte del Estado como por grupos criminales. Aumento de la violencia sexual, ataques a defensores ambientales y periodistas, represión a la protesta social, amenaza a las comunidades en zonas de explotación de recursos naturales e impunidad en los sistemas de justicia parecen ser un denominador común.
El coletazo de la COVID-19: crisis en la salud
Si se piensa que la COVID-19 es una cosa del pasado, nada más lejos que esto. Sus efectos siguen presentes y están afectando a los más vulnerables. Tras las crisis sanitarias originadas por esta pandemia, los servicios de salud en las regiones más vulnerables quedaron debilitados. Ha habido retrasos en los planes de vacunación, por lo que enfermedades como la tuberculosis, la poliomielitis o el sarampión. Asimismo, la pruebas de detección de VIH o Malaria dejaron de hacerse en muchos puntos. Por otra parte, los conflictos también empeoran la salud de la población. Por ejemplo, se estima que en Yemen "solo el 51% de los establecimientos de salud en todo el país están en pleno funcionamiento debido al conflicto".
Otro de los puntos fundamentales es la salud mental de las personas que viven situaciones catastróficas. "Millones de personas en todo el mundo sufren y carecen de una atención de calidad capaz de tratar y curar sus heridas invisibles", señala la organización Médicos Sin Fronteras, quienes hacen un llamado constante a que la ayuda priorice cada vez más la salud mental. "Denunciamos que vivir conflictos, catástrofes, actos violentos, abusos, pérdida de seres queridos y aislamiento puede generar conductas suicidas. Las tasas de suicidio también son elevadas en personas que conviven con un trastorno mental, en los grupos vulnerables y discriminados, como las personas refugiadas y migrantes, los pueblos indígenas, el colectivo LGTBI+, y la población reclusa", señalan.
El cambio climático: la amenaza creciente
Ciclones tropicales, inundaciones, olas de calor y sequías extremas son el panorama que hoy ya viven muchas personas. Los efectos del cambio climático están exacerbando las crisis humanitarias existentes y generando nuevas. "En 2020 se registró un total de 389 desastres relacionados con el clima, que provocaron la muerte de 15.080 personas, afectaron a otros 98,4 millones e infligieron $171.300 millones en daños económicos", señala Naciones Unidas.
Una de las mayores consecuencias de estos efectos es el aumento del hambre y la situación de inseguridad alimentaria en diversas regiones donde los suelos ya no son productivos y escasean recursos vitales como el agua. Cerca de 50 millones de personas se encuentran hoy en emergencia por inseguridad alimentaria. "Nos encontramos en medio de una creciente crisis de hambre. Los conflictos y la violencia, la crisis climática, el aumento de desplazamientos y los impactos secundarios de la pandemia son algunos de los muchos factores que han provocado que los niveles de hambre hayan aumentado en los últimos años", señala las Naciones Unidas.
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El dinero no alcanza
En cuanto a los recursos, "a 31 de agosto, la financiación registrada para el GHO 2022 alcanzaba los 16.800 millones de dólares o el 34% de las necesidades", señala el informe de Naciones Unidas titulado Global Humanitarian Overview. Se estima que serían necesarios 49.6 mil millones de dólares para ayudar a 206 millones de los 308 millones de personas necesitadas
alrededor del mundo. Se trata de una cifra que no parece fácil de cumplir, pues se han recaudado $23.7 millones de dólares para financiamiento humanitario, una cantidad baja para satisfacer las necesidades de hambre, asistencia en medio de conflictos y desplazamiento, y mitigación de los efectos del cambio climático.