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El “super peso” mexicano: ¿Gracias a AMLO o a pesar de él?

El "super peso" mexicano se posiciona como una de las monedas emergentes más sólidas en el mundo frente al dólar estadounidense, algo que llama la atención en un país con políticas de "izquierda" que suelen verse con cautela.

López Obrador dando la mano a Carlos Slim

Foto: Gobierno de México

Latinamerican Post | Luis Ángel Hernández Liborio

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Read in english: The Mexican “Super Peso”: Thanks to AMLO or Despite Him?

La crisis sanitaria llegó como una bomba sobre la economía mundial, distintos escenarios catastróficos proyectados se hicieron realidad. La crisis económica trajo consigo desempleo, inflación, recesión y otros problemas para la economía mundial. Latinoamérica no fue la excepción, su relación con la economía estadounidense parecía condenar a la región a una de las peores crisis, sin embargo, el peso mexicano ha logrado mantener su valor frente al dólar. La gran pregunta es ¿cómo lo ha logrado el gobierno de AMLO?

El "super peso" mexicano

Durante el gobierno de Enrique Peña Nieto (2012-2018) el peso mexicano se depreció en 56% pasando de 12.92 a 20.26 pesos por dólar. Más de 7 pesos se devaluó la moneda durante los seis años de gobierno. En 2018 la expectativa hacia el gobierno de López Obrador, el primero de izquierda en la historia del país, era catastrófica. Todo apuntaba a que la caída seguiría y podría llegar pronto hasta los 25 pesos por dólar, según analistas económicos de aquel momento. El aparente choque que se proyectaba entre AMLO y Trump, la renegociación del Tratado de Libre Comercio (TLCAN) y las propuestas económicas del presidente mexicano asustaron a los inversionistas.

No obstante, AMLO logró sacar adelante la renegociación del TLCAN (ahora T-MEC) y creó, pese a las diferencias, una relación funcional con Trump. Y este fue el primer paso hacia el "super peso", como ha llamado la prensa mexicana al desempeño positivo de la moneda, que llegó a su nivel más bajo frente al dólar en febrero de 2020 con 18.5 pesos, precisamente unos días antes de la declaración de la pandemia. La crisis frenó la apreciación de la moneda que llegó a 25.1 pesos en marzo de 2020, su punto más alto, a partir de entonces la recuperación ha sido paulatina.

López Obrador anunció que su gobierno no buscaría fondos de organismos financieros internacionales, ni daría concesiones fiscales o apoyos monetarios a grandes empresas para hacer frente a la crisis que trajo la pandemia. Con esto, muchos empresarios consideraron que el gobierno los dejó a su suerte. Pese a eso, el peso no dejó de apreciarse, México inició el 2021 con una tasa de cambio de 19.8 pesos por dólar. Durante 2022 su punto más alto ha sido de 21.3 en marzo y al 8 de noviembre la moneda mexicana se cotizaba en 19.47 pesos por dólar, uno de sus niveles más bajos.

Ha sorprendido cómo un gobierno autodenominado como de izquierda ha logrado mantener la estabilidad del peso, en un entorno en el que gobiernos de afines han tenido desempeños catastróficos, basta con mencionar a Venezuela y Argentina. Así, el peso mexicano se consolida junto al real brasileño como las monedas más fuertes y estables en la región, aunque Brasil se enfrenta a la incógnita sobre si Lula da Silva podrá mantener ese desempeño.

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Una combinación de factores

Para entender el desempeño del "super peso" se deben considerar factores como la inversión, el precio del petróleo (crucial para la economía mexicana), el comercio con Estados Unidos, las remesas, etc. En estos campos López Obrador ha sido calificado de distintas maneras. El Foro Económico Mundial en su reporte sobre Competitividad Global ubicó a México en el lugar 48 en 2019, dos puestos debajo del obtenido en 2018. No obstante, la pandemia impidió una correcta evaluación de la competitividad, en su lugar se evalúa el desempeño de las economías frente a la crisis sanitaria. En México el desempleo llegó, según datos oficiales, hasta el 4.7% en febrero de 2021, mientras que en septiembre de 2022 se ubicó en 3.3%, aunque hay que aclarar que el número de personas en la informalidad aumentó.

En cuanto a Inversión Extranjera Directa, el primer año de AMLO logró 34 mil millones de dólares, igualando el penúltimo año de Peña Nieto, pero 2020 y 2021 cayeron hasta 27 y 24 mil millones de dólares, respectivamente. Sin embargo, 2022 ha sido distinto, en el primer semestre la inversión fue de 27 mil millones de dólares, igualando así a 2020, faltando por sumar el segundo semestre.

Es una recuperación que aún se encuentra lejos de una meta ideal para México, pero que sí da un buen mensaje al exterior y fortalece al peso. Y este ha sido posiblemente uno de sus aciertos, mandar un mensaje sobre el tipo de izquierda al que representa, lejos de Cuba, Venezuela o Nicaragua. Es decir, menos radical, aunque la concentración de poder sigue causando incertidumbre entre algunos sectores. Empresarios como Carlos Slim, el más rico del país, han trabajado estrechamente con el presidente. Las inversiones se recuperan y el correcto manejo de las tasas de interés por parte del Banco de México frente a los cambios en las tasas de la FED han sostenido la apreciación del peso.

Aún falta conocer el desempeño de dos de sus obras de infraestructura: el Tren Maya que buscar mejorar el comercio en el sur y la Península de Yucatán; y el Corredor Interoceánico Istmo de Tehuantepec que busca ser una alternativa al Canal de Panamá y que espera mejorar el comercio entre ambos océanos, el sur de México y conectarlo con la red ferroviaria de Estados Unidos y Canadá.

Pese a que el mensaje de AMLO es el de la soberanía energética y alimentaria, que implican para él autosuficiencia y choques con grandes empresas transnacionales, ha logrado sostener el comercio con Estados Unidos, su principal socio comercial. La guerra entre Rusia y Ucrania, la amenaza económica de China y el regreso de la izquierda a Latinoamérica obligan a Estados Unidos a tener una buena relación con su vecino del sur. Aunque México tenga la bandera de izquierda, es consciente de la importancia estratégica de la potencia del norte para el comercio, las remesas, la estabilidad de la moneda y las inversiones, especialmente cuando han comenzado las campañas no oficiales para elegir al sucesor de AMLO en 2024.

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