Calendario de Fórmula Uno de 2023: una afrenta contra el planeta y la eficiencia
El calendario automovilístico de los premios del 2023 parece hecho al azar. No respeta una lógica geográfica y esto significa una producción de CO2 indiscriminada en épocas de consciencia ambiental.
Foto: Pexels
LatinAmerican Post | Santiago Gómez Hernández
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El próximo domingo 5 de marzo, regresa la competición a motor más importante del mundo. La fórmula uno inicia este año con el Gran Premio de Baréin, en el golfo persa. Sin embargo, el calendario de 23 carreras parece haber sido diseñado sin tener como prioridad la eficiencia en el ahorro en combustibles y viajes transoceánicos indiscriminados que terminan aumentando las emisiones de CO2.
Como muestra de esta falta de logística, luego de los premios en Baréin (5 de marzo) y Arabia Saudita (19 marzo), la fórmula uno viaja más de 10.000 kilómetros para llegar a la costa este de Australia (2 de abril) en Melbourne. Este viaje genera 6.5 toneladas de CO2 por un piquete de primera clase (2.2 toneladas en clase económica) según myclimate.org. Por ahora, no se ha anunciado si, luego del premio en Australia, vendrá alguno que reemplace el de China (16 de abril). De lo contrario, el siguiente será hasta el 30 de abril.
Pero este envío de autos, personal e infraestructura después del premio en Australia, viaja nuevamente a Eurasia para el Gran Premio de Azerbaiyán. Lo que implica un viaje de cerca de 13,000 kilómetros y una huella de carbono de 6.6 por piquete en primera clase. Lo llamativo, es que un trayecto entre Jeddah y Baku (sedes de los premios en Arabia Saudita y Azerbaiyán) es de solo 2,300 kilómetros y contamina con 1.2 toneladas por viaje en primera clase (0.42 toneladas en Economy).
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Pero si este viaje no es ya de por sí ineficiente, luego de Baku, la “Gran Carpa” luego se traslada 11,000 kilómetros (aproximadamente) para llegar a Miami (7 de mayo) y luego regresar a Europa el 21 de mayo para el Gran Premio de Emilia -Romana en Bolonia. Esto se traduce en 8,200 kilómetros de distancia y otros 3.9 toneladas de dióxido de carbono por cada tiquete en primera clase.
Luego del premio en Italia, la fórmula uno llega a Mónaco (28 de mayo) y a España (4 de junio). Trayectos cortos de 300 km y 500 km, con una producción de CO2 de 0.289 toneladas entre Bolonia y el principado y de 0.35 toneladas hasta Barcelona.
Sin embargo, posteriormente hay otro gran salto, esta vez a Montreal, Canadá (18 de junio). Cerca de 5,900 kilómetros entre ambas ciudades, lo que equivale a 2.8 toneladas de CO2 por asiento en primera clase. Luego regresan a Europa, a Austria (2 de julio), lo que equivale a cerca de 6,400 kilómetros de distancia, y 3.1 toneladas de CO2.
En verano, recorre varios países europeos, por lo que las distancias son mucho más cortas. Reino Unido (9 de julio), Hungría (23 de julio), Bélgica (30 de julio), Países Bajos (27 de agosto) e Italia (3 de septiembre). Para mediados de septiembre, la Fórmula Uno regresa a Asia, esta vez al sudeste asiático, a Singapur (17 de septiembre). Un viaje de cerca de 10,200 kilómetros, con una huella de carbono de 5 toneladas por Primera Clase. Luego es un viaje a Japón (24 de septiembre), para regresar posteriormente al Medio Oriente.
El 8 de octubre se disputará el Gran Premio de Catar, luego de un viaje de cerca de 8,300 kilómetros entre Japón y el emirato, con cerca de 4 toneladas de huella de carbono.
El calendario luego regresa a Estados Unidos, con el premio en Austin, Texas (22 de octubre). Una distancia de más de 12,600 kilómetros con una producción de 6.4 toneladas en vuelos en primera clase.
Posteriormente, vienen los Premios en México (29 de octubre) y Brasil (5 de noviembre). Viajes de 2,800 km (1.4 t de CO2) y de 7,500 km (3.6 t de CO2), respectivamente. Para regresar el 18 de noviembre nuevamente a Estados Unidos al premio de Las Vegas (9,800 kilómetros y 4.8 toneladas de CO2). El calendario termina en Abu Dabi, lo que significa 13,200 km y otros 6.7 toneladas de CO2 por persona en primera clase.
Estos viajes ineficientes, que parecen no tener una lógica geográfica, son una clara muestra del desinterés de la organización en hacer un calendario responsable con la situación climática actual. No solo es llamativo ver cómo los mismos monoplazas son máquinas hechas para consumir gasolina, sino que el transporte del mismo evento representa un gasto en presupuesto y en viajes que no ayudan al medio ambiente.