Experimentación animal: prohibiciones y estrategias para reducir su uso
La experimentación animal ha sido un recurso de importancia dentro de la investigación científica. Sin embargo, gobiernos e investigadores adelantan acciones para cambiar esta realidad y reducir su uso. Entérate de cuáles son algunas de estas estrategias.
Foto: Freepik
LatinAmerican Post | Joshua Radesca
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Antes de probar en humanos medicamentos, vacunas, nuevos procedimientos médicos, o incluso productos cosméticos, es usual testearlos primero en animales. Ello permite comprobar los efectos positivos o de riesgo que puedan tener sobre la salud de las personas. La experimentación animal no es solo un recurso científico, en muchas ocasiones también es un requisito legal que deben cumplir los investigadores.
Según explica un artículo de la Revista Peruana de Medicina Experimental y Salud Pública, “Se define como animal de laboratorio a todo aquel ser vivo, no humano, vertebrado o invertebrado, usado para la experimentación y otros fines científicos; su uso se basa, fundamentalmente, en la analogía fisiológica con la especie humana. Entre los animales usados en investigación están los primates no humanos, prosimios, gatos, perros, reptiles, anfibios, ovejas, cerdos, cabras, peces, insectos y roedores”.
La experimentación animal ha sido un elemento importante en la evolución de la ciencia médica. “El desarrollo de la mayoría de los medicamentos y las vacunas eficaces frente a muchísimas enfermedades se basan en investigaciones realizadas en animales de experimentación. Por ejemplo, el descubrimiento de la insulina en 1923 gracias a la realización de experimentos en perros ha permitido salvar la vida de millones de personas diabéticas”, aseguran Ana Polache Vengut y Claudia Esposito Zapero, investigadoras de la Universitat de València en un artículo de Ecoavant. Estas también afirman que “todo lo que conocemos a día de hoy sobre la naturaleza del cáncer y muchos de los fármacos de los que disponemos se han obtenido principalmente a partir de la experimentación con roedores, entre otros animales”.
Con el avance de la tecnología y el desarrollo de la conciencia con relación a la protección animal, son cada vez más los organismos de índole públicos y privados que abogan por el uso de medios alternativos a la experimentación con animales. “Debido a la presión pública y a la de los mismos científicos, existe una tendencia creciente a aplicar el principio de tres R en la investigación con animales, hecho que se manifiesta en las propias legislaciones de los países”, explica María Pilar Vinardell Martínez-Hidalgo, de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Barcelona, en un artículo en la revista Acta Bioethica.
Las tres R hacen referencia a una idea que surgió en 1959, cuando Russell y Burch publicaron el libro "The Principles of Humane Experimental Technique". Su intención es reemplazar los animales de experimentación por otros métodos que no involucren su utilización, reducir su número cuando sea necesario usarlos y refinar las técnicas para disminuir su sufrimiento. En diversos países del mundo, a nivel investigativo y legislativo, ya están dando los pasos necesarios para lograr lo que persigue las tres R y en algún futuro extender el uso de medios alternativos a la experimentación con animales.
Opciones al uso de animales en laboratorios
Desde diversos campos se adelantan estrategias para incentivar y encontrar opciones a la experimentación con animales. La Cátedra de investigación Animales y Sociedad de la Universidad Rey Juan Carlos, explica que “desde hace años, los científicos hacen lo que mejor se les da para reducir e incluso evitar el empleo de animales en los laboratorios: investigar, pero en este caso investigar acerca de métodos alternativos al uso de animales, que suelen ser métodos menos complejos, más integrativos, más económicos y más fáciles de estandarizar. Es decir, los beneficios no son solo bioéticos, sino también científicos”.
Según la organización Personas por el Trato Ético de los Animales, Peta, “Estas alternativas a las pruebas en animales incluyen pruebas sofisticadas que usan células y tejidos humanos (también conocidas como métodos in vitro), técnicas avanzadas de modelado informático (a menudo denominadas modelos in silico) y estudios con voluntarios humanos”. Este mismo organismo señala como ventajas que “estos y otros métodos sin animales no se ven obstaculizados por las diferencias entre las especies que dificultan o imposibilitan la aplicación de los resultados de las pruebas en animales a los seres humanos, y generalmente requieren menos tiempo y dinero para completarse”.
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Medidas legales contra el uso de animales en laboratorios
En los Estados Unidos, recientemente se cambió una disposición de 1938 que indicaba como obligatorio probar los medicamentos en animales antes de realizar ensayos clínicos en humanos. La FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos) ha dado a conocer la eliminación de este requisito. Todo ello en el marco de la Ley de Modernización 2.0 de la FDA, firmada por el presidente Joe Biden. Esta disposición no prohíbe las pruebas en animales, pero sí da la posibilidad a los fabricantes de fármacos para utilizar métodos alternativos cuando sean adecuados.
Por su parte, la Comisión Europea (CE) este año adoptó alrededor de un centenar de métodos de prueba para determinar la seguridad de los productos químicos que no ameritan la experimentación con animales. La comisión indicó que la mayoría de métodos de prueba de toxicidad aprobados recientemente en la Unión Europea no implican el uso de ningún animal. Igualmente, señaló su compromiso con el bienestar animal y con el objetivo de reducir y reemplazar la utilización de animales en estas pruebas.
En Latinoamérica son diversos los gobiernos los cuales han establecido restricciones a la experimentación animal. En 2021, el Senado de la República Mexicana acordó la prohibición de realizar pruebas de cosméticos en animales. El gobierno de Brasil también anunció la restricción del uso de animales vertebrados en pruebas de laboratorio para la industria cosmética. Esto impide que gatos, perros, conejos, roedores y especies similares sean utilizados en la investigación científica, desarrollo y control de calidad de productos como cosméticos, perfumes o artículos de higiene personal. Colombia es otro de los países de la región que han adelantado leyes para la prohibición del empleo de animales en pruebas para la industria cosmética. Estas son leyes que buscan incentivar medidas alternativas a los estudios con animales en los laboratorios. La idea es que los procedimientos con animales se empleen en el sector salud solamente como último recurso.