Obesógenos: químicos y disruptores endocrinos que dañan el metabolismo
Existen sustancias químicas en productos que utilizamos a diario que alteran el buen funcionamiento del sistema endocrino, causando problemas de crecimiento, desarrollo e, incluso, obesidad desde temprana edad.
Foto: Freepik
LatinAmerican Post | Yenny Rodríguez Barajas
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Cuando se habla de obesidad, por lo general, se relaciona con hábitos alimenticios no saludables y un estilo de vida sedentario. Aunque estos factores inciden en la acumulación de grasa, no son los únicos causantes del desequilibrio energético. Existen sustancias químicas presentes en productos y utensilios de uso diario, que incorporamos en nuestro cuerpo —sin darnos cuenta a través de la piel o la respiración —, que actúan como disruptores endocrinos. Entre ellos, los obesógenos, los cuales están presentes en muchos productos domésticos e industriales que alteran el control hormonal, entre otros efectos. Los especialistas insisten en la urgencia de estudios más exhaustivos y medidas para reducir la exposición a estas sustancias que afectan la salud pública.
Algunos de ellos son los bisfenoles (bisfenol-A, S, F), los ftalatos, los pesticidas organoclorados, los bifenilos policlorados y polibromados, los compuestos perfluorados, que se encuentran en productos de empleo regular como botellas, platos, vasos de plástico, recipientes de comida y conservas y gaseosas en latas. También en algunos juguetes de plástico, perfumes, productos cosméticos y de cuidado personal; algunos detergentes, disolventes y utensilios de cocina antiadherentes, entre otros, pueden tener este tipo de sustancias.
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Según el médico endocrinólogo, Dairo Vásquez Germán, “todos estamos expuestos a estos disruptores hormonales, pero la etapa más vulnerable es el periodo embrionario y fetal". Por otra parte, agregó que para contrarrestar el efecto de los obesógenos se recomienda "una dieta saludable, acompañada de actividad física regular. Evitar las dietas ricas en carbohidratos y, el sedentarismo, en especial en la primera infancia, controlando el uso desmedido de computadores y celulares, y la comida chatarra que favorece el aumento de sobre peso”.
Efectos de los disruptores endocrinos
Los obesógenos alteran el buen funcionamiento del sistema endocrino, encargado de regular la liberación de hormonas esenciales para funciones como el metabolismo, la reproducción, el crecimiento e incluso, el sueño o el estado de ánimo. Esto provoca diferentes alteraciones, enfermedades y trastornos que afectan la calidad de vida.
“Los disruptores desregulan el metabolismo, actuando sobre receptores, marcadores metabólicos, producción hormonal y, en especial, sobre las hormonas como la leptina, grelina, que desempeñan un papel clave en la regulación del apetito, la ingesta de alimentos y el metabolismo energético, y NPY (hormonas gastrointestinales)”, afirmó Vásquez Germán.
Estos agentes químicos son tan fuertes que actúan al unirse a cualquier tipo de receptores: nucleares, de membrana, receptores para neurotransmisores (receptor para la serotonina, dopamina y noradrenalina) e incluso receptores huérfanos (receptor del aril hidrocarburo). Incluso pueden alterar las conductas sexuales y reproductivas.
Además, según Luis Fernando Dorado Palacios, médico endocrinólogo de la Universidad Nacional de Colombia, los efectos negativos de la exposición no son siempre evidentes de forma inmediata, sino que se manifiestan a muy largo plazo e incluso en futuras generaciones. Adicionalmente, actúan a bajas dosis. “Hay factores múltiples que afectan la programación fetal, acerando la expresión de genes que pueden ser heredados de generación en generación".
Así mismo, el especialista anotó que "es importante desde la niñez adoptar hábitos saludables, como estimular el consumo de frutas, verduras y agua, evitando alimentos procesados y ultraprocesados, y fomentar el gusto por la actividad física con juegos al aire libre, caminar, montar bicicleta. Estas actividades le permiten al organismo tener una correcta regulación energética, y así, disminuir los efectos de los obesógenos y el riesgo de desarrollar enfermedades relacionadas con la obesidad”.
Avances para la disminución de obesógenos
De acuerdo con un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), muchas sustancias químicas sintéticas podrían tener considerables repercusiones en la salud, por lo que se pide que se siga investigando para entender plenamente las relaciones entre esos denominados perturbadores endocrinos (PE) y determinadas enfermedades y trastornos.
Al respecto, la profesora Paloma Alonso-Magdalena, del Instituto de Investigación, Desarrollo e Innovación en Biotecnología Sanitaria de Elche (IDIBE), destaca que en la actualidad se está llevando una labor científica crucial para desarrollar sistemas de identificación de compuestos que puedan comportarse como disruptores que aumentan el riesgo de padecer enfermedades como la obesidad y la diabetes. “Estos sistemas darán respuesta a las necesidades actuales en el marco regulatorio de contar con herramientas validadas para la identificación de sustancias químicas nocivas y, además, ayudarán a desarrollar programas de prevención y actuaciones de salud pública para reducir nuestra exposición diaria a los disruptores endocrinos”, afirmó en una entrevista en Medscape.
En esa misma línea, el doctor Dorado Palacios reitera que “la comunidad científica ha venido advirtiendo sobre los peligros y, hace recomendaciones, pero la regulación de las sustancias tóxicas es responsabilidad de los gobiernos, por lo que se espera se acepten los riesgos de dichas sustancias y se empiecen a tomar las medidas necesarias para controlar su uso”. Adicionalmente, añadió que es “importante brindar información clara a la población sobre la existencia de estos obesógenos y sus efectos en los diferentes periodos de la vida, en especial, es urgente el cuidado de las mujeres embarazadas y la primera infancia”.
Algunas recomendaciones para disminuir sustancias tóxicas
– Los bisfenoles se encuentran en los utensilios de cocina, tazas, platos y vasos de plástico, vasos de las máquinas de café y botellas de agua, jugos o gaseosas. Se recomienda reemplazarlos por envases de vidrio o madera.
– Los ftalatos se encuentran en alimentos lácteos como cremas y quesos; y en carnes y pescados. También en fragancias, perfumes, ambientadores y jabón para la lavadora y en productos cosméticos como labiales o gel de ducha. Se recomienda disminuir el consumo de productos grasos y priorizar el consumo de productos ecológicos. El perfume se debe aplicar en la ropa, no en la piel.
– Los perfluorados que se encuentran en algunos esmaltes de uñas, hilo dental, cremas y maquillaje, tejidos resistentes al agua y las manchas e incluso, los recubrimientos antiadherentes, los cartones de la comida domicilio y algunas pinturas para la casa. Cambia por productos más naturales y ecológicos. Trata de consumir alimentos frescos y limitar los precocidos.