Secadoras de uñas y otros elementos de los salones de belleza que podrían afectar a tu salud
Investigaciones recientes han demostrado que ciertos procedimientos o productos comunes en los salones de belleza ponen en peligro a la salud.
Foto: Freepik
LatinAmerican Post | María Fernanda Ramírez Ramos
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Los salones de belleza promocionan una serie de servicios que tienen como fin transformar alguna parte del cuerpo para cumplir con cierta estética. Sin embargo, cada vez hay mayores alertas sobre los peligros de muchos procedimientos cosméticos por su falta de regulación y el uso de productos que podrían causar daños a largo plazo. En enero fue publicada en la Revista Nature Communications una investigación que revela que la radiación que generan los secadores de uñas, usados para la manicura, pueden causar mutaciones y daños en el ADN.
En la experimentación, se expusieron células humanas y de ratones a la luz ultravioleta, de tipo A, que genera estos dispositivos. Una sesión de 20 minutos, provocó la muerte de un 20% a 30% de células, así tres exposiciones seguidas hicieron morir a entre el 65% y 70%. Además, se hallaron daños en la mitocondria y el ADN, lo que se relaciona con el desarrollo de cáncer de piel. Aunque haría falta más estudios para determinar con más precisión la seguridad de este tipo de dispositivos, lo cierto es que lanzan una alerta sobre los peligros que pueden acarrear cuando se utiliza de forma recurrente.
Consultamos al doctor Sebastián R. Gil Quiñones, especialista en epidemiología, investigador y residente de tercer año en dermatología en la Universidad del Bosque en Colombia, para hablar sobre los efectos de la luz ultravioleta, la cual se divide en tres tipos A, B y C, usada en estas lámparas de secado. "La piel tiene 3 capas que se llaman epidermis, dermis e hipodermis; la luz ultravioleta tipo A penetra más profundo en piel hasta la dermis, genera el bronceado inmediato, daña el colágeno dérmico ocasionando a largo plazo envejecimiento de la piel y juega un rol -aunque menor- en el desarrollo de cáncer de piel y ocasiona también cambios pigmentarios como lo son las manchas. La luz ultravioleta tipo B penetra hasta la epidermis, es decir, la capa más superficial de la piel y ocasiona lo que conocemos como la quemadura solar y el bronceado tardío; este tipo de radiación está implicado de forma más directa en el desarrollo de cáncer de piel por la generación de mutaciones en estas células epidérmicas", explica el doctor.
Al respecto, es preciso señalar que las lámparas de uñas no son el único procedimiento estético en el que se está expuesto a la luz ultravioleta. También sucede con las cámaras de bronceado y, de hecho, con las lámparas de luz, los computadores o las pantallas de los dispositivos. "La evidencia nos dice que el riesgo de cáncer de piel con el uso de cámaras de bronceado es del 58% para carcinoma escamocelular, 24% para carcinoma basocelular y 47% para melanoma", explica el doctor.
Asimismo, indica que el daño que producen se da a nivel molecular, por lo que no siempre es fácil determinar un efecto inmediato en la piel. Por esta razón, señala que es preciso observar cualquier cambio que ocurra en la piel expuesta, especialmente la aparición de nódulos o lesiones que no sanen o manchas de pigmento negruzco o café no homogéneo. Además, esto se conjuga con otros factores del estilo de vida: "la exposición a tabaco, acetaldehído (presente en el alcohol que consumimos) y minerales como el arsénico podrían también incrementar el riesgo de cáncer de piel. Asimismo, productos cosméticos de uso cotidiano o aguas de hierbas podrían contener elementos que podrían ocasionar reacciones irritativas o alérgicas", advierte el especialista.
Keratina y microblading: otros procedimientos con los que tener cuidado
La keratina es un tratamiento muy popular para alisar el cabello. Sin embargo, desde hace varios años se ha advertido sobre sus riesgos. El principal peligro es que muchas keratinas contienen formaldehído, una sustancia química que puede ser irritante para la piel, los ojos y las vías respiratorias. De hecho, se ha relacionado con problemas respiratorios, asma y cáncer. La keratina libera unos vapores que son tan peligrosos para el peluquero como para quienes los usa en su cabello. Se pueden experimentar dolores de cabeza, irritación cutánea o en los ojos y problemas en las vías respiratorias. Pese a que muchas keratinas ya han abandonado la presencia de los formaldehídos, pueden seguir teniendo una alta presencia de otros químicos nocivos. Por ejemplo, el metanol.
Un estudio realizado por el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, en el que se examinó a 33.947, encontró que las mujeres que empleaban con frecuencia productos alisadores para el cabello tenían el doble de probabilidades de padecer cáncer de útero. Y es que aunque se vendan en supermercados o salones de belleza, muchos productos cosméticos contienen químicos nocivos para la salud que con el uso reiterado podrían tener injerencia en el desarrollo de enfermedades.
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Por otra parte, se ha descubierto que en tintas del microblading o la micropigmentación, usado en el maquillaje permanente de cejas y otras zonas, se encuentran metales como cobalto, hierro o mercurio. Estos pueden afectar a la salud a largo plazo y, además, interferir en procedimientos como las resonancias magnéticas. Asimismo, pueden cambiar su coloración con el tiempo. No hay que olvidar que además se realizan cortes en la piel y que, de no seguir un procedimiento adecuado, pueden también generar infecciones.
¿Cómo saber qué un producto es seguro?
Como afirma el doctor Sebastián Gil Quiñones, no siempre es sencillo determinar qué productos tendrán un efecto nocivo a largo plazo. "Si bien muchos de los efectos de los productos cotidianos que utilizamos se determinan con el paso incluso de décadas (cuando los pacientes empiezan a desarrollar problemas en su piel o en otros órganos tras la exposición repetitiva a estos productos), los productos dermatológicos son testeados en laboratorios y pasan varios filtros de seguridad". Por esto, el especialista recomienda, en primera medida, conocer el producto que va a ser aplicado para revisar los registros sanitarios. Por ejemplo, en Colombia el ente encargado de dar las autorizaciones sanitarias es el INVIMA o la FDA en el caso de los Estados Unidos, pero donde se pueden consultar productos o químicos globales.
Asimismo, es preciso sospechar de quienes ofrecen procedimientos espectaculares a bajos costos. Los productos de dudosa procedencia suelen tener bajos costos, precisamente por el uso de materiales de baja calidad. Antes de someterse a tratamientos estéticos que impliquen la intervención en la piel, es preciso indagar bien sobre el procedimiento y la idoneidad del personal que pretende aplicarlos.