¿Podrá el Rey Carlos III mantener la unidad del Reino Unido?
El rey Carlos III asume la coronación con un reto básico, mantener la integridad de la corona y del Reino Unido.
Foto: Flickr-ukhouseoflords
LatinAmerican Post | Santiago Gómez Hernández
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La monarquía británica ha servido como herramienta de unión para los británicos. Sin embargo, el país vive un momento de cambio y la integridad de varios países dentro, como Escocia e Irlanda del Norte, siempre está en cuestionamiento. ¿Será el monarca británico fundamental para calmar las voces independentistas o será un factor que lo anteceda?
Escocia
La región más septentrional de la isla británica es Escocia. Un país dependiente de Londres y que goza con cierto grado de autonomía, pero que varios de sus ciudadanos sueñan con que sea mayor. Con una cultura propia y un sentimiento independentista y de autonomía.
En 2014, Escocia tuvo la oportunidad de decidir entre permanecer dentro del Reino Unido o declarar su independencia de Londres. Finalmente, el 55,3% de los electores se decantaron por la primera opción. No obstante, el deseo de ser un país autónomo fue de 44,7%, demostrando el fuerte deseo de los escoceses de independencia.
En su momento, los principales argumentos por los cuales la mayoría de escoceses votó a favor de mantenerse juntos con los británicos, fue por poder seguir utilizando la libra esterlina, la defensa y el manejo de armas nucleares, la permanencia dentro de organismos como la OTAN y la Unión Europea; y seguir siendo parte de la Mancomunidad de Naciones. Lo que en su momento fue argumento para los unionistas fue la permanencia dentro de la Unión Europea; hoy pasa a ser un argumento nacionalista. A pesar de que la mayoría de la población en Escocia votará por permanecer dentro de la UE, en Inglaterra y Gales ganó la salida. Entonces un posible nuevo referéndum independentista pronto no es sencillo, pero tampoco impensado.
La figura de la corona fue incluso trascendente dentro de la política escocesa. Durante el referéndum, tanto pro británicos, como independentistas, buscaban el apoyo de la reina Isabel. Sin importar si ganara el Sí o el No, la mayoría de escoceses. “Escocia seguirá siendo una monarquía institucional hasta que su pueblo lo desee”, dijo en tiempos del referendo el gobierno escocés en manos del Partido Nacional Escocés. Ahora bien, Carlos tendrá el reto de mantener ese apoyo “bipartidario” entre nacionalistas y unionistas.
Irlanda del Norte
La relación entre la corona e Irlanda del Norte es trascendental. Una de las principales razones de la división de la isla, es el sentimiento identitario entre católicos y anglicanos. Para estos últimos, la permanencia en el Reino Unido y a la Corona son casi tan importantes como su religión. Fue este uno de los motivos por los que la isla entró en guerra civil, y hasta el día de hoy, causa tensiones.
A diferencia de como lo ven en las antiguas colonias y alrededor del mundo, los norirlandeses no ven a la corona británica como símbolo de opresión. Todo lo contrario, es la representación de su identidad y su libertad religiosa, dentro de un ambiente de mayoría católica. Es también acá un lugar donde Carlos III deberá mantener un papel importante. Más allá de la permanencia de Irlanda del Norte, el rey británico tendrá que mantener buenas relaciones con la República de Irlanda, y aquellos nacionalistas que sueñan con una Irlanda independiente. En el futuro, otro referéndum que pregunte a los norirlandeses si desean la independencia, permanencia dentro del Reino Unido o la anexión a la República de Irlanda es una opción. Para ese entonces, el papel que juegue Carlos III será determinante y podrá inclinar la balanza.
Luego del Brexit (salida del Reino Unido de la Unión Europea), varias voces críticas se hicieron más fuertes dentro de Irlanda del Norte, territorio que votó por permanecer en el grupo regional. Es trabajo de Londres y de Carlos III intentar calmar estas voces y abogar por la identidad británica.
La figura de la monarquía como unidad
La corona británica logró sobrevivir por siglos. Esto no es casualidad, cualquiera sea el monarca a la cabeza sabe adaptarse al cambio y es el causante de que a pesar de que el Reino Unido hoy solo lo compongan 4 países (Escocia, Inglaterra, Irlanda del Norte y Gales) y unos cuantos territorios de ultramar (como las islas Malvinas); la corona sigue vigente en 16 países independientes.
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Desde Canadá, Australia y Nueva Zelanda, hasta Jamaica, Islas Salomón, Tuvalu, entre otros. Esto demuestra que hoy la corona trasciende al Primer Ministro y es capaz de unir a sus “súbditos", pese a que hoy operan como naciones independientes.
Carlos III tendrá la difícil tarea de no solo mantener la integridad de la Mancomunidad Británica, y la presencia de la corona en sus “territorios”, sino de servir de integrador dentro del Reino Unido. Independientemente de si las 4 naciones reclaman su autonomía, la Corona podrá servir para mantener la paz y la unidad de las islas. Esto, con una popularidad muy inferior a la de su madre. El año pasado, justo despúes de la muerte de Isabel, la reina contaba con 75% de aprobación dentro del Reino Unido, el hoy rey tenía en su momento solo el 42%.
Su matrimonio fallido con Diana Spencer, su relación con Camila Parker, la crisis familiar con su hijo Harry, entre otros escándalos, revelan la resistencia que tienen varios británicos a su figura. Además, según YouGov, menos de un tercio de los jóvenes (entre 18 y 24 años) en Reino Unido apoyan la corona, comparado con el 78% de los mayores de 65. Carlos tendrá un pueblo menos favorable, y para eso, deberá generar confianza y apoyo dentro de los más jóvenes, algo difícil de conseguir para una institución que siempre ha encontrado su solidez en el tradicionalismo.