¿Qué tan significativa es la reducción de la deforestación en Colombia?
Si bien las cifras preliminares de la deforestación en Colombia muestran una reducción, el panorama aún es inquietante.
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LatinAmerican Post | July Vanesa López Romero
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El pasado 16 de mayo, el Ministerio de Ambiente de Colombia dio a conocer las cifras preliminares de deforestación en 2022, las cuales fueron reportadas por el Ideam. Según el informe, esta actividad se redujo en un 10 % en todo el país sudamericano y un 25 % en la Amazonia respecto al 2021. Para el Ministerio, esta última cifra es muy relevante porque en la región se ha concentrado el 65 % de la deforestación del país. Los departamentos en los que más se practica son Guaviare, Meta, Caquetá y Putumayo. Fueron precisamente los tres primeros en los que más se notó la reducción, 34 %, 25 % y 31 % respectivamente.
Asimismo, los datos arrojan que, en el 2022, 156.693 hectáreas del territorio nacional fueron afectadas, en comparación a las 174.103 del 2021. Además, la ministra de Ambiente aseguró que en el primer trimestre de este año se perdieron 393 hectáreas, una cifra muy baja en comparación a la pérdida en 2022, que fue de 9.260 hectáreas durante el mismo periodo de tiempo.
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Esto le da muy buena imagen al gobierno Petro, sobre todo teniendo en cuenta que la justicia ambiental y la lucha contra el cambio climático fueron dos de los estandartes de la candidatura del actual presidente. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la reducción del primer trimestre del año también estuvo influenciada por el atípico clima húmedo en el Amazonas, en donde normalmente hay sequía en esta época del año.
Según el Ministerio de Ambiente, esta reducción se dio gracias al Plan de Contención de la Deforestación, que tiene como eje cinco pilares:
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Acuerdos sociales de conservación con las comunidades y la consolidación de la economía forestal y de la biodiversidad.
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La inclusión de la deforestación en la Paz Total.
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El despliegue de la Fuerza Pública en los territorios.
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El fortalecimiento de la investigación criminal para definir los determinadores de la deforestación.
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Mayor presencia del Estado en territorio a través de sus entidades.
Un panorama inquietante
A pesar de que estas cifras preliminares demuestran logros y reducciones importantes en esta actividad, lo cierto es que el panorama se mantiene inquietante. Como ya mencionamos, la reducción de la deforestación se ha enfocado especialmente en el Amazonas, pero los bosques de otras regiones como el Caribe y Andes también son afectados por esta actividad, tanto en el marco legal como el ilegal. En este sentido, el deber del gobierno y del Ministerio de Ambiente es enfocarse en estas zonas y en soluciones que tengan en cuenta los motores de deforestación específicos de estas regiones.
Asimismo, el otro gran reto de cara a lo que queda del año es evitar que la cifra aumente en el segundo semestre del año. Como ya mencionamos, el clima atípico de la región del Amazonas ha jugado un papel clave en el descenso de la deforestación. La humedad que se ha presentado hace más difícil talar árboles. Según el Ideam, hay un 86 % de probabilidades que el Fenómeno del Niño inicie en junio y que se extienda hasta inicios del 2024, por lo que las sequías serían una realidad y la deforestación se dispararía de no haber un plan para contrarrestar esta situación. Además de la tala, los incendios forestales también aumentarían.
Por otro lado, la deforestación ilegal y su conexión con la presencia de grupos armados y actividades como el narcotráfico, son factores que no se pueden obviar, mucho menos de cara al desafío que presenta la Paz Total y las negociaciones con el ELN. El tema medioambiental (y en especial el de la deforestación) debe atravesar todas las conversaciones y ser un eje principal en la búsqueda de acuerdos.
En conclusión, es muy importante que no haya un sentimiento de conformismo con estas cifras, sino que sean un impulso para que cada vez sean más significativas y se amplíen al territorio nacional en su totalidad.