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La ruptura política del Perú: un preludio al colapso institucional

Las recientes maniobras del Congreso peruano exponen los peligros de un enfrentamiento entre el poder judicial y el legislativo .

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Foto: Correo Latinoamericano

Latin American Post Staff

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Desafío a la Separación de Poderes: El Conflicto en Perú

En Perú, se está desarrollando un drama sorprendente en la intersección de la autoridad legislativa y el control judicial, donde el presidente del Congreso, Alejandro Soto, pospuso una sesión plenaria que debía debatir la destitución de miembros de la Junta Nacional de Justicia (Junta Nacional). de Justicia – JNJ). La decisión legislativa se produjo a pesar de un fallo judicial que suspendió temporalmente este proceso. Esto ha desatado una tormenta de debate sobre la santidad de la separación de poderes, piedra angular de la gobernabilidad democrática, y ha puesto de relieve los peligros inherentes cuando estos límites se difuminan.

Tradicionalmente el árbitro de los límites constitucionales, el poder judicial ha intervenido para hacer valer su poder, una medida que algunos miembros del Congreso han denunciado como extralimitación. En el tenso panorama político del Perú, este choque no es simplemente un problema de procedimiento sino una expresión sintomática de un malestar institucional más profundo que amenaza el marco democrático del país.

En el centro de esta confrontación está el papel fundamental del JNJ en el nombramiento de jueces y fiscales, una tarea imbuida de la mayor responsabilidad y potencial de influencia política. Por lo tanto, el esfuerzo del Congreso para destituir a los miembros del JNJ no se trata sólo de las personas involucradas; es una batalla por el control del propio poder judicial, un juego peligroso que corre el riesgo de socavar la confianza pública en la imparcialidad e independencia de los tribunales.

Las alarmas sonaron más fuerte cuando Soto anunció el recurso ante la Fiscalía General, indicando simplemente una negativa a consentir la orden judicial. Es una lucha de poder que se remonta a tiempos más oscuros de la historia peruana, donde los choques institucionales a menudo precipitaron crisis políticas más amplias.

División Institucional: Un Presagio Peligroso

La conflictividad dentro del propio Congreso complica aún más las cosas. La división entre los legisladores –algunos califican la decisión judicial de "prevaricadora" y otros abogan por el respeto al poder judicial- es emblemática de una polarización más significativa dentro de la política peruana. Cuando quienes tienen responsabilidades legislativas desacatan abiertamente las decisiones judiciales, se socava el Estado de derecho y se sienta un precedente para la desobediencia institucional.

Las declaraciones del vicepresidente Rosselli Amuruz en el ahora desaparecido Twitter, calificando la decisión judicial como un impedimento a la justicia, subrayan una inquietante tendencia de los líderes políticos a socavar la autoridad del poder judicial para obtener beneficios políticos percibidos. Esto no respeta el papel del poder judicial y fomenta despidos similares de supervisión judicial en el futuro, erosionando gradualmente la separación de poderes.

La postura del parlamentario Héctor Acuña, que enfatiza el deber de respetar la Constitución y cumplir las decisiones judiciales, representa la voz de la razón y la fidelidad constitucional que parece escasear. Su enfoque es un recordatorio de que la conveniencia política nunca debe prevalecer sobre los mandatos constitucionales.

La división interna es un microcosmos de las divisiones sociales más amplias con respecto a la integridad institucional del Perú. En vísperas de la votación, la decisión del Tribunal Superior de Justicia de suspender temporalmente el proceso del Congreso contra la JNJ en respuesta a una medida cautelar solicitada por el organismo autónomo fue una importante afirmación de autoridad judicial. Sin embargo, la posterior decisión de la Junta de Portavoces del Parlamento de continuar con la sesión ilustra un flagrante desprecio por la autoridad judicial.

La Independencia Judicial en Peligro

La ausencia de magistrados del JNJ en el Congreso, atendiendo a la decisión del Tribunal Superior, refleja respeto por el Estado de derecho y un reconocimiento de las posibles consecuencias de la desobediencia judicial. Como expresó a RPP Noticias Omar Cairo, abogado de la jueza de la JNJ Inés Tello, su posible destitución no sólo sería un acto de desafío contra el tribunal. Aún así, podría sentar un precedente para futuras desobediencias judiciales, socavando los cimientos mismos de la independencia judicial.

Lo que está en juego en Perú no es sólo el destino de unos pocos magistrados o las maquinaciones de maniobras políticas; es la fuerza y la integridad de las instituciones democráticas. Cuando los poderes del gobierno chocan con tanta intensidad, el tejido mismo de la democracia se tensa, a veces hasta el punto de romperse. Este no es un incidente aislado sino una señal de advertencia, un presagio de un posible retroceso democrático que podría tener repercusiones mucho más allá de las fronteras del Congreso o de las cámaras del poder judicial.

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La controversia del JNJ puede parecer una disputa arcana, pero es un potente símbolo de la precariedad de las instituciones democráticas del Perú. Si no se respeta la separación de poderes y si una rama del gobierno puede imponer unilateralmente su voluntad a otra, la gobernabilidad democrática se ve fundamentalmente comprometida.

El actual estancamiento político del Perú sirve como advertencia. Es un vívido recordatorio de que el respeto por los límites institucionales no es simplemente una preocupación legalista sino la base de la estabilidad democrática. Sin él, el camino hacia el autoritarismo se vuelve inquietantemente navegable.

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