5 países latinoamericanos no tienen segunda vuelta electoral
¿Por qué estas naciones solo tienen una votación para elegir a sus presidentes y cuáles son sus ventajas y consecuencias?
Aunque de calcular de manera exacta, se considera que menos del 50% de la población en edad para votar en los países latinoamericanos salen a hacerlo. Chile y Colombia incluso forman parte de la lista de las naciones en donde existe menos participación electoral voluntaria, según estudios de el medio Infobae y datos del Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA, por sus siglas en inglés).
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Además de que la región no es tan activa como se desearía durante comicios, los países que cuentan con segunda vuelta electoral registran casi siempre una disminución en la cantidad de votantes. Para evidenciar esto se puede tomar como ejemplo a Colombia. Aunque en las recientes elecciones presidenciales el nivel de abstención disminuyó y hubo menos de medio punto porcentual de diferencia en el número de votantes entre primera y segunda vuelta, en pasadas elecciones la diferencia podía superar el 5% entre ambas citas para los comicios.
Las segunda vuelta electoral tiene como objetivo legitimar a los elegidos, alcanzar una mayoría clara y negociar alianzas entre los partidos derrotados y los mayoristas. Si bien este escenario es el común denominador en casi toda América Latina, existen cinco países donde no existe segunda vuelta electoral: México, Honduras, Panamá, Venezuela y Paraguay.
México
En el caso de la nación azteca, los líderes elegidos mediante comicios electorales se consideran ganadores al obtener la mayoría de votos, sin importar el número de electores participantes. Es decir, gana quien más votos haya alcanzado aunque el porcentaje sea menor a la mitad de la población electora.
México ha intentado durante más de una década establecer una segunda ronda de votaciones, pero ninguna de las propuestas ha sido tomada en cuenta y esto podría deberse, según indican analistas, a la seguridad de las fuerzas políticas del país que se benefician del actual sistema electoral.
Como lo explica para la BBC el investigador en la Academia de Harvard para el área de estudios internacionales, Mariano Sánchez Talanquer, "Los grandes partidos calculan que tienen posibilidades de ganar bajo la regla actual de mayoría relativa. Pero para ninguno es completamente claro cuáles serían las implicaciones de una segunda vuelta".
Venezuela
Venezuela cuenta con uno de los sistemas electorales con mayor tecnología en América Latina que es a la vez el más manipulable y transgredido. Según Pedro Pablo Vanegas, experto en sistemas electorales de la Universidad Externado de Colombia, un sistema electrónico de votación en un régimen como el de Venezuela le permite a quien este en el poder perpetuarse alegando que los resultados son validos. El país cuenta con siete instancias de verificación de votos, entre las cuales está el reconocimiento dactilar, pero sus cifras son maniobradas a conveniencia del régimen de Nicolás Maduro. Aunque la instauración de una segunda vuelta en la nación bolivariana solo sería un paso más en su sistema de manipulación electoral, Vanegas indica que la falta de un sistema de partidos es la causa de que ésta no exista.
Honduras
En enero de 2018 un diputado del Partido Liberal presentó un proyecto de ley en la primera sesión del Congreso Nacional para que se implemente la segunda vuelta electoral. Según explicaciones del diputado liberal Yury Sabas al medio La Prensade Honduras, “la segunda ronda se vuelve una necesidad en panoramas fragmentados como el nuestro, cuando existe pluralidad partidaria, pero no necesariamente diversidad de planteamientos políticos ideológicos”.
Paraguay y Panamá también hacen parte de las naciones que no admiten la doble vuelta electoral. Quienes defienden este balotaje, como también se le conoce a la segunda vuelta, afirman que es la manera efectiva de fortalecer la democracia y legitimar al presidente electo. Por el contrario, sus detractores argumentan que es una manera de favorecer las maquinarias políticas más poderosas y promover, indirectamente, problemas de gobernabilidad en lugar de resolverlos.
LatinAmerican Post | Krishna Jaramillo
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