Activistas en la mira de la violencia
Colombia encabeza la lista de asesinatos contra defensores de los derechos humanos
-Dos de cada tres activistas asesinados en el mundo son latinoamericanos- así de contundente es el dato revelado por la ONG Front Line Defenders, el cual cifra en 212 los muertos en esta región en 2017.
Colombia encabeza el ranking, ya que en su territorio se han registrado 105 casos, es decir, prácticamente la mitad de los ocurridos el año pasado en Latinoamérica y un tercio de los que se cometieron a nivel mundial (312).
Según Front Line Defenders, el caso de Colombia puede deberse a que pese el fin de la violencia de las FARC -que entregó las armas el años pasado dentro de su Acuerdo de Paz con el Gobierno- otros grupos han asumido la persecución y asesinato de líderes sociales.
El ELN, paramilitares y bandas criminales, muchas alimentadas con exguerrilleros de las FARC, siguen sembrando el terror en los departamentos tradicionalmente más golpeados por la violencia como Antioquia, Chocó, Cauca o Nariño. El 59% de estas muertes fueron perpetradas por sicarios.
La crisis política y económica que viven países como Venezuela, Brasil, Honduras y Argentina ha intensificado la violencia contra los defensores de los derechos humanos.
Un caso particular es el de Venezuela, país que lleva meses de actualidad por la gravedad de su situación. Las continuas protestas sociales que tuvieron lugar durante 2017 fueron reprimidas con violencia por el Gobierno Bolivariano causando más de 120 muertos según cifras de la Fiscalía de aquel país. Sin embargo, Front Line Defenders no los incluyó como activistas en su informe.
En Brasil, la situación no es mucho mejor, ya que hubo un repunte de la violencia y en ésta hubo participación de las fuerzas de seguridad del Estado. Todavía sigue fresco el asesinato de 10 defensores pacíficos del derecho a la tierra a manos de la policía en el Estado amazónico de Pará el pasado mes de mayo.
Incluso, un testigo de la matanza que había logrado escapar fue también asesinado semanas más tarde. Pero estos ataques no se reducen solo a zonas rurales o apartadas del gigante sudamericano, en áreas urbanas algunos activistas que trabajan en las favelas de Río de Janeiro o defensores de los derechos del colectivo LGBTI en la ciudad de Curitiba sufrieron ataques.
México también concentra la preocupación de Front Line Defenders, pues el país Azteca ha vivido uno de los años más violentos de su historia. A la delincuencia común y la guerra de cárteles de la droga se ha unido una oleada de ataques contra las mujeres y la persecución de activistas ambientales y periodistas que luchan por destapar la corrupción de las autoridades locales y nacionales ante el aumento de la criminalidad.
A pesar de este panorama pesimista, la cifra de asesinatos contra defensores de los derechos humanos fue ligeramente inferior a la de 2016, que alcanzó los 217, es decir cinco más que el año pasado. La difícil situación que atraviesan varios países de la región y la escasez de políticas para defender a los activistas no invitan al optimismo en 2018.
Latin American Post | José María González Alonso
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