AMÉRICAS

Aumento de la delincuencia urbana en Perú se enfrenta a las ciudades más letales de América Latina

Un estudio reciente del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) de Perú revela un preocupante aumento de la delincuencia urbana. El 27,7% de los peruanos urbanos reportaron haber sido víctimas de violencia en los últimos seis meses, superando a años anteriores y subrayando la creciente inseguridad en la región.

Perú está siendo testigo de un aumento alarmante de la delincuencia urbana, con un 27,7% de su población metropolitana que reporta haber sido víctima de violencia en los últimos seis meses, según un nuevo estudio del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). Esta estadística es un aumento notable con respecto a 2022, donde el 22,6% reportó experiencias similares, e incluso ligeramente superior al 27,1% de 2023. Los datos subrayan un problema persistente y creciente de inseguridad urbana en Perú, lo que genera preocupación entre los responsables políticos y los ciudadanos por igual.

El estudio del INEI, realizado en colaboración con el Ministerio de Economía y Finanzas, destaca que las personas de 15 años o más en las zonas urbanas son cada vez más víctimas de diversas formas de actividades delictivas. Entre estos se encuentran el robo o el intento de robo de dinero, billeteras, teléfonos celulares o vehículos, así como las amenazas, la intimidación, el maltrato físico y psicológico, los delitos sexuales, el secuestro, la extorsión, el fraude y los delitos cibernéticos. Los hallazgos del estudio sugieren que la incidencia delictiva es significativamente mayor en los centros urbanos más grandes que en las ciudades más pequeñas.

Un contexto latinoamericano más amplio

Para entender la gravedad de la situación en Perú, es fundamental comparar estos hallazgos con los datos sobre delincuencia de otros países latinoamericanos. Desde hace mucho tiempo se reconoce a América Latina como una de las regiones más violentas del mundo, con índices de delincuencia a menudo alimentados por disparidades económicas, inestabilidad política y crimen organizado.

En Brasil, por ejemplo, el Foro Nacional de Seguridad Pública informó que aproximadamente el 21% de los brasileños habían sido víctimas de algún tipo de delito en 2023. Si bien esta cifra es ligeramente inferior al 27,7% de Perú, los tipos de delitos denunciados en Brasil suelen ser más violentos, incluida una mayor incidencia de robos a mano armada y homicidios, particularmente en áreas metropolitanas como Río de Janeiro y São Paulo.

México, otro país que enfrenta altos índices de delincuencia, informó que alrededor del 24% de los residentes urbanos experimentaron algún tipo de actividad delictiva en 2023, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Al igual que en Perú, los robos y hurtos son los delitos más comunes, siendo las ciudades más grandes de México, como Ciudad de México y Guadalajara, las más afectadas. Sin embargo, México también se enfrenta a un nivel significativo de violencia relacionada con las drogas, lo que distorsiona las estadísticas generales de delincuencia.

Demografía y delincuencia urbana

El estudio del INEI proporciona información sobre los grupos demográficos más afectados por la delincuencia urbana en Perú. Los jóvenes de 15 a 29 años son los más vulnerables, con un 33,7% que declara haber sido víctimas. A esto le siguen los adultos de 30 a 49 años, donde el 30,9% se ha visto afectado. Estas cifras son coherentes con las tendencias observadas en otros países de América Latina, donde las poblaciones más jóvenes suelen estar más expuestas a la delincuencia debido a factores como el desempleo, la falta de educación y la desigualdad social.

En Colombia, por ejemplo, los jóvenes también se ven afectados desproporcionadamente por la delincuencia. Un estudio del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) encontró que el 31,2% de las personas de 18 a 29 años habían experimentado algún tipo de delito en áreas urbanas. Al igual que en Perú, los jóvenes colombianos suelen ser blanco de robos, asaltos y otros delitos violentos.

Delincuencia urbana en las grandes ciudades

El estudio destaca un factor crítico para comprender la delincuencia urbana: el tamaño del centro urbano. En Perú, las ciudades más grandes con poblaciones superiores a 20.000 habitantes tienen una tasa de criminalidad más alta, con un 29,7% de los residentes que declaran haber sido víctimas de delitos. Esto contrasta con las áreas urbanas más pequeñas, donde el 22,5% declaró haber sido víctima de un delito.

Este patrón se refleja en toda América Latina. Buenos Aires tiene tasas de criminalidad más altas en Argentina que en ciudades más pequeñas como Mendoza o Córdoba. Los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) muestran que en 2023, alrededor del 28% de los residentes de Buenos Aires declararon haber sido víctimas de un delito, una cifra comparable a la de Lima, la capital de Perú.

De manera similar, Santiago experimenta una tasa de criminalidad más alta en Chile que en ciudades más pequeñas como Valparaíso. Un estudio de la Subsecretaría de Prevención del Delito reveló que el 26% de la población urbana de Santiago declaró haber sido víctima de un delito en 2023, lo que coincide con los datos de las ciudades peruanas más grandes.

Género y victimización por delitos

El estudio del INEI también arroja luz sobre las disparidades de género en la victimización por delitos. En el Perú urbano, el 28,4% de los hombres declararon haber sido víctimas de delitos, una cifra ligeramente superior al 27,1% de las mujeres que declararon haber tenido experiencias similares. Esta diferencia de género es una tendencia común en América Latina, donde los hombres suelen estar más expuestos a determinados tipos de delitos, como el robo y la agresión física.

En cambio, las mujeres tienen más probabilidades de sufrir delitos como la violencia sexual, el abuso doméstico y el acoso. Por ejemplo, en México, el 30% de las mujeres de las zonas urbanas declararon haber sido víctimas de delitos, y una proporción significativa de estos delitos eran violencia de género. De manera similar, en Brasil, la violencia de género sigue siendo un problema generalizado: el Foro Brasileño de Seguridad Pública informó que una de cada tres mujeres había sufrido alguna forma de violencia en 2023.

Percepción del delito

Otro aspecto crítico del estudio del INEI es la percepción del delito entre los peruanos urbanos. Un abrumador 86,1% de la población urbana cree que podría ser víctima de un delito en los próximos 12 meses. Esta percepción ha aumentado en 3,5 puntos porcentuales en comparación con el año anterior, lo que indica un creciente temor al delito entre la población.

Esta mayor percepción del delito no es exclusiva de Perú. De hecho, en toda América Latina, el temor al delito a menudo supera las tasas reales de victimización. En México, por ejemplo, un estudio del INEGI encontró que el 89% de los residentes urbanos temían convertirse en víctimas de un delito, a pesar de que la tasa real de victimización era menor. De manera similar, en Brasil, el temor al delito es generalizado: el 88% de los habitantes urbanos expresan preocupación por su seguridad, según una encuesta de Datafolha.

El papel del gobierno y la seguridad pública

El aumento de las tasas de delincuencia y el creciente temor del público a la victimización plantean desafíos importantes para los gobiernos de América Latina. En Perú, el aumento de la delincuencia ha provocado llamados a medidas de seguridad pública más sólidas y reformas en la aplicación de la ley. Sin embargo, la eficacia de esas medidas varía con frecuencia y, en muchos casos, no abordan los factores sociales y económicos subyacentes que contribuyen a la delincuencia.

En Brasil, por ejemplo, a pesar de varias iniciativas de seguridad pública, el país lucha contra altas tasas de delincuencia, en particular en las zonas urbanas. La aplicación de programas de pacificación en las favelas de Río de Janeiro ha tenido resultados dispares: en algunas zonas se ha observado una disminución temporal de la violencia, para luego volver a aparecer. De manera similar, el gobierno de México ha puesto en marcha varias iniciativas de alto perfil para frenar la delincuencia, incluido el despliegue de la Guardia Nacional. Sin embargo, las tasas de delincuencia siguen siendo obstinadamente altas, en particular en las regiones asoladas por la violencia de los cárteles de la droga.

Los resultados del estudio del INEI ponen de relieve un problema crítico que enfrentan los peruanos urbanos: una ola creciente de delincuencia que no muestra señales de disminuir. En comparación con otros países latinoamericanos, las tasas de delincuencia del Perú, en particular en las zonas urbanas, son alarmantemente altas, aunque no están totalmente fuera de sintonía con las tendencias regionales. Los datos subrayan la urgente necesidad de estrategias integrales que no sólo aborden los síntomas de la delincuencia, sino que también aborden las causas profundas, como la pobreza, la desigualdad y la falta de oportunidades de educación y empleo.

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Mientras los gobiernos latinoamericanos lidian con estos desafíos, la pregunta sigue siendo: ¿pueden desarrollar e implementar políticas efectivas que reduzcan la delincuencia y restablezcan la confianza pública en su capacidad para garantizar la seguridad? La respuesta será crucial para Perú y sus vecinos, ya que dará forma al futuro de la vida urbana en la región.

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