Buscando un consumo del 0%
Islandia ha encontrado la fórmula para reducir el consumo de drogas en los jóvenes, ¿se podría implementar esta estrategia en otros países?
Read in English: Reducing consumption to 0%
Islandia ha sido pionero en muchos aspectos, como en la elección de un jefe de estado abiertamente gay en 2009 o en legislar a favor de los elfos. Sin embargo, uno de sus programas más exitosos tiene que ver con la reducción del consumo de bebidas alcohólicas y de sustancias alucinógenas entre los jóvenes. Desde 1998, se ha usado un proyecto -Juventud en Islandia- a lo largo de todo el territorio que ha logrado reducir los números drásticamente haciendo que otros países evalúen y acoplen el proyecto a localidades similares.
La población en Islandia no es numerosa- son un poco más de 330.000 habitantes- pero hace 20 años, el país era uno de los focos que necesitaban atención respecto a la juventud y el consumo de drogas. “En 1998, en Islandia, el 42% de los jóvenes de 15 y 16 años habían bebido alcohol el mes pasado, mientras que en el 2016 sólo el 5% lo había hecho; en cuanto a la marihuana, la cifra bajó del 17% al 7%; en cuanto a cigarros, del 23% al 3%”, asegura el psicólogo Harvey Milkman, quien ha sido participe del proyecto. Milkman sostiene que la adicción entre los jóvenes puede entenderse como una dependencia a cambios químicos que son generados al intentar lidiar con el estrés.
Para este psicólogo, junto con Gudberg Jónsson, el aplicar un proyecto como el que lleva Islandia requirió de una investigación que solicitaba la participación de toda la sociedad. Milkman en su tesis doctoral descubrió la correlación entre drogas y estrés, por ello cuando realizo sus primeras investigaciones encontró que la juventud vive en etapas de estrés que aseveran el consumo de drogas.
Las investigaciones de Milkman lo llevaron a Islandia donde conoció a Jónsson y de allí la idea de encontrar liberadores de estrés que ayudaran a reducir los altos índices de consumos que mantenía al país. De estas investigaciones se dieron cuenta que las actividades extraescolares eran reducidas, así como el tiempo que pasaban padres e hijos.
Una vez encontradas estas tendencias, hallaron el apoyo de las autoridades locales para promover la actividad física, así como otras diligencias extras como la música, la danza, el arte, entre otros. A los padres se les daban talleres sobre paternidad, así como se les persuadía de compartir más tiempo con los hijos. Para 2006, los datos habían sido tan exitosos que otros países de Europa empezaron a analizar el éxito de Islandia.
Claro está que para los otros países el número de población representaba un problema, por lo que, desde su implementación, Juventud en Europa –así se le llamo-, se ha establecido en comunidades locales de tamaño mediano con las que se han trabajado programas piloto que han arrojado grandes avances e interés de otras municipalidades.
En América Latina, según datos de UNICEF, el 35% de los jóvenes entre 13 y 15 años dice haber tomado alcohol en el último mes y, aproximadamente, el 17% fuma a diario. Por lo que aplicar un proyecto como Juventud en Islandia puede traer resultados positivos. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la población latinoamericana que está cerca de los 620 millones de habitantes en comparación con Islandia.
Para Latinoamérica la implementación de programas pilotos en localidades pequeñas puede arrojar luces de cómo debe hacerse una ejecución en todo el territorio. Si bien Europa ha demostrado interés en el programa y lo ha llevado a cabo de manera paulatina, ningún país americano ha buscado esta salida.
Latin American Post | Carlos Eduardo Gómez Avella
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