Entre insultos, abucheos y muy pocos aplausos se desarrolló el primer viaje electoral del ahora partido político 

En medio de agravios, protestas y exclamaciones, inició la primera gira electoral del partido político Fuerza Revolucionaria Alternativa de Común (FARC). Durante los primeros días de Febrero, Rodrigo Londoño, alias Timochenko, visitó el departamento del Quindío, centro-oeste de Colombia. La respuesta del pueblo parece seguir demostrando indignación y rechazo contra los miembros del ex-grupo terrorista.    

Londoño, máximo jefe de la antigua guerrilla FARC y ahora candidato a la presidencia de Colombia, eligió el departamento del Quindío para dar inicio a la gira electoral. Allí, el exguerrillero tenía planeado visitar la ciudad de Armenia y los municipios de Tebaida, Quimbaya y Génova. Sin embargo, mientras se desplazaba por el centro de la capital quindiana, decenas de ciudadanos le gritaban enardecidos “asesino” y “terrorista”, mientras quemaban las banderas del partido e incluso atacaban las camionetas en las que se movilizaban los miembros de la ahora exguerrilla.

Los hechos se dieron a conocer mediante videos aficionados subidos por diferentes usuarios a las redes sociales. En estos se evidenciaba como Timochenko tuvo que salir a toda prisa, de una emisora local, rodeado por guardaespaldas y usando un chaleco antibalas, por causa de la movilización del pueblo en su contra.

Estas protestas obligaron al equipo en gira a suspender su visita en dos de los municipios programados: Génova y Quimbaya. No obstante, Londoño concluyó su visita en el Quindío en Tebaida, lugar en el cual nació y donde también fue recibido con muy pocas manifestaciones de gratitud y apoyo.

¿Un resultado esperado?

Rodrigo Londoño, alias Timochenko, aseguró mediante su cuenta oficial de Twitter que el rechazo en su contra hace parte de la campaña de desprestigio liderada por los medios de comunicación y el resultado de grupos organizados en su contra.

“La campaña de desprestigio que se hizo por más de 50 años tiene esas consecuencias. Es comprensible que la gente tenga prejuicios, pero poco a poco llevaremos nuestro mensaje y cambiaremos esa impresión. Estamos por la reconciliación, no más odios”, expresó Londoño.

Sin embargo, especialistas políticos señalan que el país no se acostumbrará a la impunidad, por lo que las manifestaciones en contra del partido FARC representan la inconformidad de los ciudadanos ya manifestada durante el plebiscito.

De hecho, son muchas las personas que continúan sin aceptar las condiciones otorgadas por el gobierno durante la firma de la paz. Las cuales, entre otras cosas, permiten la participación política de los principales líderes ex-guerrilleros, sin antes enfrentar la justicia.

FARC exige garantías y el pueblo respeto

Sobre los hombros de Rodrigo Londoño pesan 452 años de prisión por crímenes de lesa humanidad. Empero, Londoño no ha purgado un solo día de encarcelamiento, por el contrario, adelanta su campaña electoral hacia la presidencia del país.

Para muchos especialistas en el tema, dos de los errores más grandes de las FARC, fueron: primero, haber usado el mismo nombre del grupo terrorista en su partido político; segundo, permitir que los líderes de la guerrilla -responsables de violaciones de derechos humanos, secuestros, asesinatos y desplazamientos durante décadas- puedan ahora aspirar a representar a todo el pueblo colombiano.  

La legislación de Colombia incluye la muerte política para corruptos y responsables de crímenes en el país. Los acuerdos de paz en la Habana pasaron por encima de la ley y, es por esto que el pueblo exige respeto y deplora la impunidad.

Asimismo, las dilataciones de la Justicia Especial de Paz (JEP), un complejo modelo de justicia reparadora y transicional, ha tardado en aplicarse y no contempla el cumplimiento severo de castigos judiciales para los ex-integrantes de las FARC, antes de participar en la política.

Varios analistas coinciden en que el partido político FARC terminará extinguiéndose después de que se hayan cumplido las garantías prometidas por el gobierno durante las próximas tres legislaturas. Las encuestas públicas han demostrado que solo una minoría apoya al partido. Por ahora, el pueblo le grita ‘NO’ a la impunidad.

La pregunta es: ¿se acostumbrará con los años el país a la participación política de las FARC?

LatinAmerican Post | Krishna Jaramillo
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