Patrimonio

El edificio Aquarela de Colombia será demolido para proteger el Castillo de San Felipe de Barajas

La ciudad colombiana de Cartagena se dispone a demoler el edificio Aquarela, un controvertido rascacielos construido cerca del Castillo de San Felipe de Barajas, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Imaginando Aquarela: un proyecto audaz presentado en 2017

El proyecto Aquarela, concebido como cinco elegantes torres de 32 pisos, generó entusiasmo y controversia desde el principio. Lanzado en 2017, prometía lujosos apartamentos frente al mar con impresionantes vistas al Mar Caribe. Sin embargo, la proximidad del proyecto al Castillo de San Felipe de Barajas, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y símbolo del pasado colonial de Cartagena, rápidamente ensombreció su futuro.

El Ministerio de Cultura, actuando con rapidez, expresó su preocupación de que el edificio Aquarela obstruyera las vistas del castillo y violara las leyes de protección del patrimonio. La UNESCO se hizo eco de estas preocupaciones y advirtió que la construcción del edificio “podría perjudicar el Valor Universal Excepcional de la propiedad”.

A pesar de las advertencias, se inició la construcción de la primera torre. La vista del rascacielos parcialmente construido que se alza sobre el histórico castillo se convirtió en motivo de discordia, dividiendo a los residentes y atrayendo la atención internacional. Los turistas que visitaban el castillo expresaron su preocupación por la invasión de la estructura, mientras que algunos lugareños cuestionaron la ética de priorizar el desarrollo sobre la preservación histórica.

La batalla legal que siguió fue larga y compleja. Los desarrolladores de Promotora Calle 47 argumentaron que habían obtenido todos los permisos necesarios y que el proyecto cumplía con la normativa. Sin embargo, el tribunal colombiano finalmente se puso del lado del Ministerio de Cultura y dictaminó en 2022 que el edificio Aquarela representaba una amenaza significativa para la importancia cultural e histórica del Castillo de San Felipe de Barajas.

La orden judicial de demolición generó reacciones encontradas. Si bien los conservacionistas del patrimonio lo celebraron como una victoria, el futuro de los inversores del proyecto seguía siendo incierto. La promotora Calle 47 mantuvo su postura, afirmando que la demolición era “contraria a la ley” y expresó su preocupación por el destino de los fondos invertidos.

El proceso de demolición en sí no es poca cosa. Se espera que dure seis meses y cueste aproximadamente 2,8 millones de dólares. Implica un desmantelamiento meticuloso de arriba hacia abajo para minimizar el impacto en las áreas circundantes y garantizar la seguridad de los trabajadores y los residentes cercanos.

Una historia de advertencia para Cartagena: equilibrar el crecimiento y la preservación

La saga del edificio Aquarela sirve como advertencia para futuros desarrollos en Cartagena y otras ciudades históricamente ricas. Subraya la importancia de equilibrar el crecimiento económico y la preservación cultural, asegurando que los nuevos proyectos respeten el carácter y el patrimonio únicos que definen estos lugares preciados.

Si bien la demolición marca el final de un capítulo polémico, también presenta una oportunidad para que Cartagena avance. La ciudad puede aprender de esta experiencia e implementar regulaciones más estrictas que prioricen el desarrollo sostenible y protejan sus irremplazables tesoros históricos y culturales para las generaciones venideras.

He aquí otros ejemplos para ilustrar las complejidades que enfrentan los países latinoamericanos a la hora de equilibrar el desarrollo empresarial con la preservación histórica y cultural:

Gran Torre Santiago, Chile:

La Gran Torre Santiago, con 300 metros de altura, es el edificio más alto de Sudamérica.

El proyecto enfrentó controversia sobre su impacto en el horizonte y los monumentos históricos de Santiago.

Según el Consejo de Monumentos Nacionales de Chile, el centro histórico de Santiago contiene más de 1.400 edificios de importancia patrimonial cultural.

El debate sobre la Gran Torre Santiago refleja preocupaciones más amplias sobre el impacto del desarrollo urbano en el patrimonio cultural de las ciudades chilenas.

Presa de Belo Monte, Brasil:

La presa de Belo Monte, ubicada en el estado brasileño de Pará, es uno de los proyectos hidroeléctricos más importantes del mundo.

La construcción de la presa ha enfrentado críticas por su impacto ambiental y social.

Según el Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables (IBAMA), el área del embalse de la presa podría inundar hasta 500 kilómetros cuadrados de selva tropical y desplazar a miles de indígenas.

Los grupos indígenas y las organizaciones ambientalistas han expresado su preocupación por la pérdida de biodiversidad y la alteración de los medios de vida tradicionales.

El coste del proyecto se estima en unos 17.000 millones de dólares.

Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), México:

El NAICM, destinado a reemplazar el actual Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, estaba previsto para su construcción en la región de Texcoco.

El proyecto enfrentó oposición debido a su impacto ambiental, incluidos problemas de hundimiento de la tierra y agotamiento del agua.

Según la Comisión Nacional del Agua de México (CONAGUA), el lecho del lago de Texcoco donde se construiría el aeropuerto es un área crucial para la recarga de aguas subterráneas y el control de inundaciones.

Las evaluaciones de impacto ambiental estimaron que el proyecto afectaría los hábitats de numerosas especies, incluidas las aves migratorias.

El costo estimado del NAICM era de aproximadamente 13 mil millones de dólares antes de que se cancelara el proyecto.

Preservación histórica en Cartagena, Colombia:

Cartagena es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, reconocida por su arquitectura colonial bien conservada y sus fortificaciones históricas.

La controversia del proyecto Aquarela subraya los desafíos de equilibrar el desarrollo con la preservación del patrimonio en la ciudad.

Según el Ministerio de Cultura de Colombia, el centro histórico de Cartagena contiene más de 500 años de patrimonio arquitectónico.

La batalla legal por el edificio Aquarela destacó la importancia de respetar las leyes de protección del patrimonio y preservar la identidad cultural única de la ciudad.

Se estima que la demolición del edificio Aquarela costará $2,8 millones y se espera que demore seis meses en completarse.

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Estos ejemplos muestran la intrincada dinámica cuando el desarrollo moderno choca con la preservación del patrimonio cultural y ambiental en América Latina. Desde imponentes rascacielos hasta enormes proyectos de infraestructura, la región se enfrenta al imperativo del progreso mientras se esfuerza por salvaguardar sus ricos legados históricos y naturales.

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