¿Es definitiva la disolución de ETA?
El fin de más de seis décadas de esta organización terrorista da esperanza al pueblo español en una época de separatismo, pero deja muchas dudas sobre el proceso
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El pasado 2 de mayo la organización terrorista Euskadi Ta Askatasuna (ETA) anunció a través de un comunicado oficial su disolución definitiva. Este mensaje que implica un desarme de todas sus estructuras criminales llega después de 60 años de actividad al margen de la ley, y más de siete años después desde que se declaró el desarme de la organización. Así, el pueblo español parece estar pasando la página de este conflicto, pero muchas dudas quedan al respecto de este comunicado. Sobre todo cuando no hay un proceso de posconflicto planteado y el separatismo sigue siendo un tema prioritario en la Agenda Ibérica.
De acuerdo con el comunicado oficial, ETA no volverá a expresar opiniones políticas ni a interactuar con otros actores, pero sus miembros podrán continuar con sus ideales independentistas y con proyectos unificadores entorno al País Vasco (Euskal Herria), su lengua y su cultura. En palabras de la organización terrorista: “ETA desea cerrar un ciclo en el conflicto que enfrenta a Euskal Herria con los estados, el caracterizado por la utilización de la violencia política”.
ETA fue una organización terrorista que en sus seis décadas de historia dejó más de 800 víctimas civiles en España, además de un conflicto irresuelto por la identidad política del País Vasco. La disolución unilateral del grupo criminal no promueve un proceso transicional, en especial para las víctimas de los atentados y sus familiares, lo que pronostica una paz basada en heridas abiertas. Si algo nos han enseñado los procesos de paz a nivel mundial, en especial aquellos realizados con guerrillas y grupos armados, es que el éxito depende en gran medida de una transición que requiere procesos de reparación, rehabilitación y garantías de no repetición.
De acuerdo con noticias difundidas durante los últimos días en los periódicos Gara y Berria, la nueva decisión de ETA contó con el apoyo del 93% de los miembros de la organización que fueron consultados al respecto de esta. Según el comunicado participaron en esta consulta miembros de todas las estructuras de la organización terrorista, sumando un total de 1,335 votantes. Sin embargo, ETA habla de entre 2500 y 3000 personas que estuvieron involucradas en la decisión. De acuerdo a un artículo de RTVE (Corporación de Radio y Televisión Española) publicado el pasado 6 de mayo, “militantes que no son de ETA también han sido informados, y algunos de ellos han hecho sus aportaciones".
No obstante, queda en la población española una gran duda sobre la veracidad del comunicado, ya que no es la primera vez que esta organización terrorista habla de dar un paso hacia la paz. De hecho, en octubre de 2011 en el marco de la Conferencia Internacional de Paz de San Sebastián y con el apoyo internacional de Kofi Annan (para ese entonces ya ex secretario general de las Naciones Unidas), ETA anunció el alto de todos sus actos armados. Este anuncio generó un esperanza en la comunidad internacional, si bien se han necesitado siete años para que se dé el siguiente paso.
Las víctimas de ETA fueron en su gran mayoría españoles. Sin embargo, no sobra recordar los nexos que tuvo este grupo terrorista en Latinoamérica. De acuerdo con el diario español ABC, no sólo ETA estaba detrás de los carros-bomba de Pablo Escobar a finales de los ochenta, sino que entre las víctimas de los atentados perpetrados por este grupo durante su historia, se encontraron dos ciudadanos ecuatorianos. Según el diario ecuatoriano El Universo, en diciembre de 2006 Diego Armando Estacio y Carlos Alonso Palate murieron por culpa de una bomba puesta por ETA en el Aeropuerto de Madrid-Barajas.
La disolución de las estructuras criminales de ETA parece ser un paso hacia adelante en la resolución de este conflicto en la Península Ibérica. Sin embargo, la unilateralidad del comunicado y el no haber pedido perdón a las víctimas como un último acto de auto crítica y reconocimiento del conflicto, dificulta la transición a nivel local y el apoyo del proceso por parte de la sociedad civil.
Latin American Post | Laura Delgado
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