Marchas en Colombia: ¿qué nos muestran del panorama político en el país?
Las marchas en Colombia a favor y en contra de las reformas del gobierno del presidente Gustavo Petro nos muestran cómo se encuentra el panorama político de este país frente a su primer presidente de izquierda
Foto: TW-petrogustavo
LatinAmerican Post | July Vanesa López Romero
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Si algo nos demostró la época electoral del 2022 en Colombia fue que el país atraviesa una fuerte polarización política, una que se hizo aún más visible con el triunfo de Gustavo Petro como el primer presidente de izquierda. Siete meses después de su elección, esa polarización sigue siendo palpable y se hizo presente en las marchas que se vivieron en las principales ciudades durante el 14 y 15 de febrero. La primera, la del 14 de febrero, fue convocada por el mismo Petro con el fin de darle un mensaje al Congreso de la República tras haber presentado lista y radicado la reforma a la salud el pasado lunes 13 de febrero. El 15 de febrero la oposición realizó una contramarcha para mostrar descontento frente a las reformas que ha planteado el gobierno Petro durante su mandato. Sin embargo, en el desarrollo de las marchas quedó claro que ambas partes no lograron mayor impacto.
Marcha del 14 de febrero
Como ya mencionamos, la marcha a la que convocó Petro tenía el fin de darle un mensaje al congreso: el de que el pueblo colombiano apoya con fervor las reformas que su gobierno ha planteado. Sin embargo, durante la jornada, esto no fue muy claro ni tampoco tuvo mucho impacto. Según datos de la Policía Nacional, hubo alrededor de 28.000 marchantes en las principales ciudades del país como Medellín, Cali, Barranquilla y Bogotá. Este número se quedó corto en comparación con el número de personas que votaron por Petro. En ese orden de ideas, esta no fue una marcha masiva y en ella vimos sobre todo al petrismo de base y a sindicatos del comité del paro del 2021.
Esta movilización nos demostró que al parecer es mucho más difícil movilizar al pueblo si ya se está en el poder. En general, las personas del común, esas que votaron por Petro, no terminan de entender el impacto y consecuencias tanto positivas como negativas de las reformas, más allá de no estar de acuerdo con ellas. En gran parte esa culpa recae sobre la manera en la que el gobierno se ha comunicado, pues se habla de las reformas solo de nombre y su cómo es muy abstracto. Eso se demostró, por ejemplo, cuando la ministra de salud, Carolina Corcho, aseguró que las EPS se acabarían, pero luego se retractó y habló de “construir sobre lo construido” dejando el tema muy ambiguo.
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La jornada finalizó sin ninguna alteración al orden público y con un discurso muy al estilo petrista, que el mandatario dio en la reapertura del balcón presidencial en la Casa de Nariño. No solo habló de la reforma de salud, sino también de la laboral y la pensional. Petro invitó a que las marchas continúen e insistió en que esa es la única vía para que el pueblo se haga escuchar. Asimismo, aseguró que la marcha del 14 de febrero es el inicio de movilizaciones masivas. Sin embargo, esta primera muestra no parece ni muy fuerte ni muy convincente.
Contramarcha de 15F
A diferencia de la marcha del 14 de febrero, la del 15F no tuvo un convocante definido. A grandes rasgos, fue la oposición quien hizo el llamado para continuar las marchas en contra de las reformas de Petro, las cuales iniciaron en Medellín el domingo 12 de febrero. Según las estimaciones de la Policía Nacional, alrededor de 48.500 personas se movilizaron en las principales ciudades del país, con mayor afluencia en Bogotá y en Medellín. Esta marcha tuvo a 20.000 personas más que la del 14 de febrero.
A pesar de que hubo muchas más personas, la oposición se mostró desorganizada por varios factores. En primer lugar, no queda muy claro quién lidera este movimiento; se vieron caras de la derecha como “Pacho” Santos, Miguel Uribe, María Fernando Cabal y Miguel Polo Polo. Asimismo, estuvieron Diego Molano y Eduardo Zapateiro, quienes están desde ya haciendo campaña para las elecciones regionales, pero ninguno de ellos parecía liderar nada. En segundo sitio, cuando en Bogotá se llegó a la Plaza de Bolívar, no había ni tarima ni bafle. Por lo tanto, no hubo discurso por parte de nadie y los manifestantes se limitaron a gritar al Congreso exigiendo a Petro que diera la cara y saliera al balcón presidencial, cuando este se encuentra a unas cuantas manzanas del punto en el que estaban los manifestantes.
Finalmente, a pesar de que las marchas tenían supuestamente como fin oponerse a las reformas de Petro, la movilización parecía más dispuesta a demostrar un anti petrismo. Las arengas y pancartas de quienes protestaban no apuntaban a las decisiones del gobierno, sino hacia Petro, hacia su presidencia y hacia la izquierda. Incluso fueron varios los manifestantes que hicieron un llamado a la fuerza pública y al ejército para tomar el poder, es decir, a realizar un golpe de Estado. Además, al evento asistieron grupos provida que recogieron firmas para el referendo antiaborto que planea presentarse al congreso.
En ese sentido, los asistentes de la marcha del 15F, que además tiene como fin ser un paro nacional indefinido, no tenían muy claro a qué iban, para qué y cómo. Fue más una reunión de anti petristas convencidos de que el actual gobierno se trata de una dictadura y de que el país está siendo liderado por un guerrillero.
Un panorama incierto y con metas poco claras
De cara a las elecciones regionales de octubre y a las decisiones que tome el Congreso frente a las reformas, queda claro existe desinformación e ideales que van más en contra de una persona en particular en vez de una búsqueda de bienestar para el país, más allá de que exista una polarización en Colombia. Por un lado, queda claro que mucha de la fuerza y el apoyo que recibió Petro durante las elecciones ha mermado. Además, se demuestra que la manera en la que su gobierno y gabinete se han comunicado está poniendo en juego eso que quiere lograr con las reformas. Por el otro lado, la oposición está demostrando que no tiene cabeza y que su afán por ir en contra de Petro y querer bajarlo del poder deja ver su cara más desorganizada y falta de sentido.