Así es la primera escuela en Argentina hecha con materiales reciclados
Conozca la segunda de este tipo producida con iniciativa de la ONG uruguaya Tagma
La arquitectura sustentable no es un concepto nuevo, pero a pesar de ello la mayoría de las construcciones en Latinoamérica no cumplen con el concepto de sustentabilidad. Solamente los grandes edificios y rascacielos por ley cumplen con altos estándares de ahorro de energía, de reciclaje de desechos, de aprovechamiento de energías renovables, entre otros requerimientos. Por otro lado, las construcciones pequeñas, las casas de interés social y las escuelas quedan fuera de estos adelantos, entonces el alto consumo de recursos energéticos como el gas y la electricidad le cuesta a los residentes y desde luego al ambiente.
La ONG uruguaya Tagma ha impulsado el proyecto de la primera escuela hecha con materiales reciclables en la Argentina, la segunda en su lista tras la hecha en Uruguay en 2016 que ha sido un éxito. Todo en el edificio es sustentable y creado pensando en las necesidades de los 100 niños que la utilizarán. El objetivo no es solamente que sea sustentable y por lo tanto amigable con el ambiente, sino que los niños transformen su modo de vida y puedan transmitirlo a sus padres, es decir, la escuela cumple un doble objetivo: el común a todas las escuelas de nivel básico y el de aprender cómo vivir con respeto a la naturaleza utilizando de manera responsable sus recursos, algo que resulta valioso en el contexto de calentamiento global y cambio climático.
El arquitecto estadounidense Michael Reynolds, como otros arquitectos por todo el mundo, es consciente del deterioro ambiental que puede traer consigo el desarrollo inmobiliario y la desconexión de la naturaleza y el hombre. Por ello, ha desarrollado un concepto arquitectónico denominado «biotectura» que se nutre del uso de materiales reciclados que pueden ser incorporados de distintas maneras a la construcción, así como de elementos que permitan el uso sustentable de la energía, por ejemplo las celdas solares. Para que la «biotectura» sea integral, Reynolds también hace parte del concepto la producción de alimentos, a un nivel pequeño, pero suficiente para responder a las necesidades básicas de la «nave tierra» que es como denomina de manera conjunta a todo el complejo que se vuelve una parte más de la naturaleza sintetizado en puntos específicos: uso de materiales reciclados, uso de energías renovables, recolección y tratamiento del agua, además de la ya mencionada producción de alimentos.
La Escuela Pública N° 12 ubicada en Mar Chiquita, a unos 400 km. de Buenos Aires, ha sido beneficiada con los elementos descritos en un espacio de 270 m², los recursos económicos provienen de las empresas Ala, DirecTV y Disney que al término de la construcción donaron el inmueble a la intendencia. Este ejemplo podría ayudar a multiplicar las escuelas de este tipo en toda la región, donde la arquitectura destinada a la educación sufre deterioro por falta de mantenimiento, inmuebles poco adecuados y falta de recursos energéticos como la electricidad. La alternativa del arquitecto Reynolds sufrió por años por las estrictas normas estadounidenses, pero en lugar de detenerse continuó mejorando sus procesos hasta hacerlos eficientes y seguros.
Latin American Post | Luis Liborio
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