Medio ambiente

Científicos argentinos y Greenpeace se unen para salvar a los jaguares en el Gran Chaco

En una carrera contra el tiempo, científicos argentinos y Greenpeace lanzaron el Proyecto Yaguareté, una audaz iniciativa para salvaguardar la supervivencia y el resurgimiento de los jaguares en el Gran Chaco. Este vasto bosque, el segundo más grande de América, alberga apenas 20 de estas magníficas criaturas, por lo que su preservación es una cuestión de máxima urgencia.

Al frente de la batalla para salvar al jaguar, símbolo de la rica biodiversidad de América del Sur, están los científicos argentinos y Greenpeace. El lunes dieron a conocer el Proyecto Yaguareté, una estrategia integral para asegurar la supervivencia y recuperación de la población de jaguares en la porción argentina del Gran Chaco. Esta región, segunda en tamaño después del Amazonas, está siendo testigo de una rápida disminución en el número de jaguares, y sólo quedan unos 20 individuos.

Los biólogos Agustín Paviolo, Verónica Quiroga y Carlos De Angelo, todos destacados investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) de Argentina, lideran este ambicioso proyecto. A ellos se suma Hernán Giardini, coordinador de la Campaña Forestal de Greenpeace Argentina. Juntos, presentaron el ‘Chaco Pocy (paisaje de conservación óptimo para el jaguar),’ un programa estratégico de conservación centrado en la reconstrucción del hábitat para apoyar el regreso del jaguar a la estabilidad.

Una región amenazada

Estos investigadores han estudiado meticulosamente durante dos décadas el comportamiento y las necesidades esenciales del jaguar dentro de un hábitat cada vez más reducido. El Gran Chaco está constantemente amenazado por la deforestación impulsada por la expansión agrícola y el desarrollo de infraestructura. Esta deforestación fragmenta el territorio del jaguar y agota la biodiversidad que sustenta su existencia.

El equipo ha delineado un territorio de conservación utilizando un extenso mapeo y análisis de avistamientos de jaguares. Este territorio incluye registros paisajísticos históricos para modelar el hábitat ideal del jaguar, basado en una fórmula sencilla: más bosques y acceso a ríos, menos invasiones agrícolas.

Carlos De Angelo se refirió a las ‘áreas núcleo’: zonas protegidas que sirven como hábitats centrales. Los corredores ecológicos conectan estas áreas centrales con ‘áreas potenciales’: bosques que necesitan protección para facilitar la expansión del jaguar. Sólo el 3% del área total de la provincia del Chaco en el norte de Argentina es apta para el hábitat del jaguar.

La importancia del Gran Chaco

El Gran Chaco se extiende por 1.100.000 kilómetros cuadrados, con el 60% de sus bosques en Argentina. Esta zona es vital para la supervivencia del depredador más importante de América del Sur. A pesar de su inmensidad, la población de jaguares de la región ha disminuido alarmantemente, lo que ha provocado medidas de conservación urgentes.

Desde 2019, la Sociedad Argentina de Estudio de Mamíferos ha clasificado al jaguar como “en peligro crítico” debido a la pérdida de hábitat y la caza furtiva desenfrenada. Verónica Quiroga destacó que si bien las comunidades locales y los pequeños agricultores son aliados en los esfuerzos de conservación, los principales culpables son las empresas agrícolas a gran escala. Estas empresas han estado comprando la participación de pequeños agricultores y son responsables de una deforestación significativa. Los gobiernos provinciales deben ser más proactivos en la regulación del uso de la tierra para evitar una mayor destrucción del hábitat.

La difícil situación del jaguar es parte de una lucha histórica más amplia en América Latina, donde los esfuerzos de conservación a menudo chocan con los intereses económicos. Históricamente, el área de distribución del jaguar se extendía desde el sur de los Estados Unidos hasta la costa de Argentina. Sin embargo, para 2020, su población se había reducido a la mitad a nivel mundial, con una reducción del 95% solo en Argentina. Hoy sólo quedan entre 200 y 300 jaguares en tres provincias argentinas.

La Ley Forestal, cuyo objetivo es proteger los espacios naturales de la invasión humana, se promulgó en 2009, pero su implementación ha sido inconsistente. En Chaco, la falta de aplicación de la ley, las fallas regulatorias y la insuficiente educación ambiental exacerban el peligro del jaguar. Quiroga enfatizó la necesidad de que los gobiernos provinciales aborden la caza y la deforestación de manera más efectiva y comuniquen los imperativos de conservación a las poblaciones locales.

Greenpeace está litigando activamente contra cuatro provincias argentinas (Chaco, Salta, Formosa y Santiago del Estero) junto con el gobierno nacional por no hacer cumplir la Ley Forestal. La Corte Suprema de Argentina convocó a una audiencia pública para discutir el cese de la explotación forestal y garantizar la “deforestación cero” en los hábitats del jaguar.

Una visión para el futuro

El análisis de ‘Pocy Chaco’ presenta una visión transformadora para la región: un paisaje de conservación meticulosamente diseñado para el jaguar. Esta iniciativa aspira a ser una herramienta de gestión territorial, guiando políticas y acciones para restaurar y proteger los hábitats del jaguar. Con un frente unido de científicos, ambientalistas, comunidades locales y gobiernos, el Proyecto Yaguareté brilla como un faro de esperanza, demostrando el esfuerzo colectivo necesario para salvaguardar uno de los depredadores más emblemáticos y en peligro de extinción de América Latina.

Proyecto Yaguareté no se trata sólo de salvar al jaguar. Se trata de encontrar un equilibrio entre la conservación del medio ambiente, el desarrollo económico y los derechos indígenas en el contexto latinoamericano más amplio. Mientras el Gran Chaco se enfrenta a las amenazas de la modernización y el cambio climático, este proyecto es un testimonio de la resiliencia y el espíritu de colaboración necesarios para proteger nuestro patrimonio natural, beneficiando no sólo a los jaguares sino también a las comunidades locales que dependen de estos ecosistemas.

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La supervivencia del jaguar en el Gran Chaco no es sólo una preocupación regional sino un símbolo de los desafíos ambientales más amplios de América Latina. A través de una investigación científica sostenida, la participación comunitaria y marcos legales estrictos, el Proyecto Yaguareté pretende forjar un futuro en el que los jaguares puedan volver a prosperar en sus tierras ancestrales. Este esfuerzo, si bien está plagado de desafíos, destaca el compromiso duradero de preservar la biodiversidad en una de las regiones ecológicamente más importantes del mundo.

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