El tren secreto de México es un misterio ambiental
En el estado de Sonora, en el norte de México, un velo de secreto rodea un importante proyecto ferroviario con implicaciones ambientales de gran alcance.
Foto: Pixabay (Imagen de referencia)
Latin American Post Staff
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Este esfuerzo, destinado a establecer un enlace ferroviario entre el puerto de Guaymas y la ciudad fronteriza de Nogales, recientemente fue objeto de escrutinio cuando se supo que aún no había presentado ninguna declaración de impacto ambiental a pesar de que la construcción estaba en marcha.
Revelando el controvertido proyecto: amenazas a la conservación ecológica
El camino del proyecto, que se desvía al sur de Nogales, amenaza con cruzar áreas de conservación ecológicamente sensibles, incluido el rancho Aribabi, un Área Natural Protegida designada por el gobierno federal, e Imuris, 40 millas al sur de la frontera entre Estados Unidos y México. El gobernador de Sonora, Alfonso Durazo, ha justificado esta nueva línea ferroviaria afirmando que desviará el tráfico ferroviario fuera del centro de la ciudad de Nogales, resolviendo así un problema de larga data.
Sin embargo, el aspecto más llamativo de este proyecto es que está siendo ejecutado por el Ejército Mexicano, con el estado de Sonora desempeñando un papel de apoyo, principalmente ayudando al Ejército a asegurar los derechos de paso. Esto subraya la creciente influencia de los militares en los proyectos de infraestructura mexicanos, lo que les permite eludir los permisos tradicionales y los estándares ambientales.
Esta práctica se observó anteriormente durante la construcción de la línea ferroviaria turística Tren Maya en la península de Yucatán, donde franjas de selva se vieron afectadas sin evaluaciones ambientales inmediatas. En respuesta a las impugnaciones y críticas legales, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador aprobó una ley en 2021 que establece que los proyectos considerados cruciales para la "seguridad nacional" no tendrían que presentar declaraciones de impacto hasta hasta un año después de que comenzara la construcción.
Según las regulaciones ambientales típicas, eludir las evaluaciones de impacto se consideraría "completamente ilegal". Aún así, el gobierno actual puede clasificar tales proyectos como "infraestructura estratégica", eximiéndolos así, similar al proyecto del Tren Maya.
Ecos del pasado: participación militar en infraestructura
A pesar de la construcción parcial de la línea del tren de Sonora, incluida la tala de árboles y la limpieza de caminos hacia el rancho Aribabi, de importancia ecológica, aún no se ha presentado una declaración de impacto ambiental. El gobernador Durazo lo ha defendido afirmando que, debido al carácter estratégico del proyecto, la presentación de la declaración de impacto ambiental se encuentra en proceso y se encuentra dentro del período de gracia de un año que permite la ley.
Sin embargo, los críticos argumentan que la falta de transparencia e información es motivo de preocupación. Quienes se oponen al proyecto no han podido obtener ni siquiera los detalles más fundamentales, y ninguna autoridad federal, local o estatal ha asumido la responsabilidad del proyecto de 350 millones de dólares para construir 40 millas de ferrocarril.
Además, los vecinos afirman que no han sido consultados ni informados sobre el proyecto y que no se ha realizado ninguna comunicación oficial. La ausencia de cualquier mención del proyecto en los sitios web del gobierno estatal o federal o en los planes de desarrollo del estado de Sonora sólo profundiza el misterio que rodea el esfuerzo.
Mientras funcionarios como Omar del Valle Colosio, director de desarrollo del estado de Sonora, afirman que los derechos de paso se están negociando con los residentes con su autorización, los lugareños sostienen que la compensación que se ofrece por partes de sus propiedades es insignificante, tan baja como 1,80 pesos. (10 centavos de dólar) por metro cuadrado.
Secreto y preguntas: equilibrando la seguridad nacional y la conservación
Según se reveló a través de un mapa filtrado, la ruta del proyecto indica la creación de una segunda línea ferroviaria a lo largo de un segmento de la ruta existente entre Nogales y Guaymas. Seguiría el río Cocospera hacia el sur, lo que podría afectar los canales de riego de las granjas y poner en peligro el embalse que suministra agua a los residentes de Imuris. Además, perturbaría corredores migratorios vitales para ocelotes, osos negros y jaguares, lo que representaría una amenaza significativa para la vida silvestre de la región.
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A medida que este proyecto de tren envuelto en secreto se desarrolla, plantea interrogantes no sólo sobre la conservación ambiental sino también sobre el papel cada vez mayor del Ejército mexicano en iniciativas de infraestructura crítica y el equilibrio entre los intereses de seguridad nacional y las salvaguardias ambientales en el país.