Hipopótamos de la era Escobar en Colombia: se promulgan complejas medidas de control
La lucha de Colombia por gestionar 166 hipopótamos, descendientes de la manada de Pablo Escobar, implica esterilización, reubicación y posible eutanasia debido a preocupaciones ambientales.
Foto: Álvaro Morales Ríos
The Latin American Post Staff
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Colombia enfrenta un desafío ambiental único con una manada de 166 hipopótamos, descendientes de un grupo traído inicialmente al país por el infame narcotraficante Pablo Escobar en la década de 1980. La ministra de Medio Ambiente, Susana Muhamad, anunció recientemente un enfoque multifacético para gestionar esta creciente población, que incluye la esterilización, las transferencias internacionales y, como último recurso, la eutanasia.
Estos hipopótamos formaban parte de la exótica colección de Escobar en su finca Hacienda Nápoles y desde entonces se han multiplicado en la naturaleza. Su número ha aumentado significativamente desde la muerte de Escobar en 1993, lo que genera preocupación sobre su impacto en los ecosistemas y comunidades locales. Los hipopótamos se han adaptado sorprendentemente bien a las condiciones fértiles y pantanosas de la región de Antioquia y al río Magdalena, prosperando en un entorno sin depredadores naturales.
Luchas con el control de la población
Durante años se han realizado esfuerzos para controlar la población, incluidos intentos de esterilización y reubicación de algunos hipopótamos en zoológicos en el extranjero. Sin embargo, estas medidas deben revisarse para frenar su rápido crecimiento. La situación se intensificó cuando los hipopótamos fueron declarados especie invasora el año pasado, designación que ha llevado a medidas de control más drásticas, incluido el posible sacrificio.
El plan esbozado por la Sra. Muhamad es cauteloso y tiene en cuenta las normas internacionales. Cualquier exportación de animales para reubicación requerirá autorización de las autoridades ambientales de los países receptores. Además, el ministerio está desarrollando un protocolo para que la eutanasia se utilice sólo cuando otros métodos no sean viables.
El desafío que plantean los hipopótamos tiene varios niveles. Los expertos colombianos han advertido repetidamente sobre la amenaza de estos animales para los humanos y la vida silvestre nativa. Las estimaciones sugieren que, si no se controla, la población de hipopótamos podría llegar a 1.000 en 2035. Sin embargo, los activistas animales expresan su preocupación por el sufrimiento infligido a los animales por la esterilización y los riesgos que enfrentan los veterinarios que realizan estos procedimientos.
Los hipopótamos, conocidos como uno de los mamíferos terrestres más grandes, también se encuentran entre los más peligrosos. Con un peso de hasta tres toneladas, son responsables de aproximadamente 500 muertes humanas al año. En Colombia, las comunidades pesqueras a lo largo del río Magdalena han sufrido ataques y ha habido incidentes en los que los hipopótamos han invadido zonas pobladas, incluido el patio de una escuela.
El legado de Pablo Escobar en Colombia es complejo y controvertido. Conocido como el "rey de la cocaína", amasó una gran fortuna gracias al tráfico de drogas y estuvo involucrado en numerosos delitos, incluidos secuestros y asesinatos. Se entregó brevemente a las autoridades en 1991, sólo para escapar un año después, cuando se intentó trasladarlo a una prisión más segura. Finalmente murió en un tiroteo con la policía en 1993.
Impacto ambiental no deseado
Los hipopótamos, parte de su extravagante colección de animales en la Hacienda Nápoles, que incluía jirafas, camellos y cebras, tuvieron que valerse por sí mismos después de la desaparición de Escobar. El gobierno entregó la hacienda a las comunidades locales, pero se consideró que capturar y reubicar a los hipopótamos era demasiado difícil, lo que llevó a su proliferación en la naturaleza.
Hoy en día, estos hipopótamos representan un legado inusual del reinado de Escobar, un recordatorio de los impactos ambientales no deseados y duraderos de las acciones humanas. El enfoque de Colombia para manejar este tema refleja una comprensión más amplia de la necesidad de un manejo responsable de la vida silvestre y la importancia de equilibrar las preocupaciones ambientales con el bienestar animal.
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En resumen, la historia de los hipopótamos de Colombia es más que una anécdota peculiar del turbulento pasado del país. Es un ejemplo de la vida real de cómo la introducción de especies no nativas puede alterar los ecosistemas y plantear desafíos importantes a las autoridades locales. La mesurada respuesta de Colombia indica una creciente conciencia global sobre las complejidades del manejo de especies invasoras y la necesidad de enfoques integrales y éticos para la conservación ambiental.