La contaminación no distingue entre países ricos y pobres. Todos estamos comiendo microplásticos
El manejo inadecuado de los desechos plásticos a nivel mundial comienza a mostrar sus impactos negativos
Un informe realizado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente en abril de 2018 resaltó el hallazgo realizadó por investigadores alemanes con relación a las millones de toneladas de plástico que giran alrededor de los océanos. Según la investigación, los efectos de la contaminación terrestre por microplásticos son hasta 23 veces más grandes en comparación con la oceánica. Gran parte de estos materiales termina en vertederos, donde puede demorar hasta 1.000 años en descomponerse, liberando sustancias potencialmente tóxicas a suelos y aguas.
Read in english: We are all eating microplastics
El estudio estima que un tercio de todos los residuos plásticos termina en suelos o agua dulce. La mayor parte de este plástico se desintegra en partículas de menos de cinco milímetros, conocidas como microplásticos, y estas se descomponen aún más hasta llegar a ser nanopartículas (menos de 0.1 micrómetros de tamaño). El problema es que estas piezas microscópicas están entrando en la cadena alimenticia.
A finales de 2017, a partir de un análisis de muestras tomadas en distIGNORE INTOs países de los cinco continentes, se concluyó que el 83% de todo el material diagnosticado contenía microplásticos. Los tamaños de los plásticos varían desde el ancho de un cabello humano hasta el tamaño de un glóbulo rojo, según el estudio comisionado por Orb Media Network y realizado por la Universidad Estatal de Nueva York y la Universidad de Minnesota.
La contaminación no distingue entre naciones ricas y pobres. Los investigadores señalaron que el país con el índice más elevado fue Estados Unidos con un 94%, donde se tomaron muestras en sitios emblemáticos como el agua del Capitolio, los grifos de la Torre Trump en Nueva York y la sede central de la Agencia de Protección Ambiental en Washington DC. Le siguen en la lista Líbano con 93,8%, India con 82,4%, Ecuador con un 79,2%, y Europa con un promedio de 72,2%.
A diferencia de otros estudios que se enfocan en las presencia de microplásticos en el océano y cómo estos pueden ingresar a la cadena alimentaria a través de los peces que consumimos, este revela la extensión de la contaminación por plásticos en el ambiente global. El problema no termina ahí. “Sabíamos que este plástico vuelve a nosotros a través de nuestra cadena alimenticia. Ahora vemos que vuelve a nosotros a través de nuestra agua potable. ¿Tenemos una salida?”, comentó a Orb Media el Premio Nobel de la Paz y fundador del Banco Grameen, Muhammad Yunus.
Además de los peces, otros alimentos que están expuestos a esta contaminación a través del agua son, por ejemplo, el pan, la sopa, los refrescos, el té, el café, la pasta o la leche para la fórmula de los bebés. Cada año se producen cerca de 300 millones de toneladas de plástico, de los cuales sólo se reciclan o incineran el 20%, el resto acaba en el aire, la tierra o el mar.
En términos generales, cuando las partículas de plástico se descomponen, obtienen nuevas propiedades físicas y químicas, lo que aumenta el riesgo de que tengan un efecto tóxico en los organismos. Y cuanto mayor sea el número de especies y funciones ecológicas potencialmente afectadas, mayor será la probabilidad de que se produzcan reacciones tóxicas.
¿Qué tan seguro para la salud resulta consumir partículas de plástico tan pequeñas? Es una pregunta difícil de responder. "Todavía no sabemos cuántas de estas partículas llegan a nuestro torrente sanguíneo”, declara Rolf Halden, director del Centro de Ingeniería en Salud Ambiental de la Universidad Estatal de Arizona. Pero si algunas fueran lo suficientemente pequeñas como para atravesar la barrera intestinal, "sería preocupante la invasión física de tejidos y el impacto de los componentes químicos contenidos en los plásticos”, afirmó Halden a DW en marzo de 2018.
Latin American Post | Mariangel Massiah
Copy edited by Paula Bautista