Medio ambiente

La sequía en el río Amazonas es peor en más de un siglo

El río Amazonas, un sustento vital para la selva tropical brasileña, ha alcanzado su nivel más bajo en más de un siglo, provocando graves alteraciones en los ecosistemas y amenazando los medios de vida de las comunidades locales.

río Amazonas

Foto: EFE/Raphael Alves

Latin American Post Staff

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Crisis en la Amazonía: un salvavidas en su punto más bajo

El río Amazonas, a menudo considerado como el corazón palpitante de la selva tropical brasileña, atraviesa actualmente una grave crisis. Ha caído a su nivel más bajo en más de un siglo debido a una grave sequía, lo que ha desatado una cascada de desafíos para la naturaleza y las comunidades humanas que dependen de este sustento.

Las consecuencias de esta drástica caída del nivel del agua son profundas y multifacéticas. La ciudad portuaria de Manaos, situada en la confluencia del Río Negro y el Río Amazonas, ha registrado niveles de agua históricamente bajos, lo que hace sonar las alarmas para la ciudad más poblada de la región. Esta precaria situación se ha visto agravada por la rápida disminución de los afluentes, lo que ha dejado a los barcos varados y cortado los suministros esenciales a las aldeas remotas. Además, el frágil ecosistema de la selva está bajo asedio, y la población de delfines de río en peligro de extinción se encuentra entre los más afectados por esta crisis ambiental.

Medidas récord e implicaciones de largo alcance

Uno de los aspectos más alarmantes de esta situación es la medición récord en el puerto de Manaos. Un lunes se encontraba a sólo 13,59 metros (44,6 pies) de agua, una caída significativa desde los 17,60 metros registrados hace apenas un año. Esto marca el nivel más bajo desde que se comenzaron a llevar registros en 1902, superando incluso el mínimo histórico anterior registrado en 2010. Las implicaciones son de gran alcance y afectan el transporte, la agricultura y la salud pública.

El centro de alerta de desastres del gobierno brasileño, Cemaden, ha informado que ciertas áreas amazónicas han experimentado el período más seco de julio a septiembre desde 1980. Esta terrible situación se atribuye a la aparición del fenómeno climático de El Niño, que ha causado patrones climáticos extremos en todo el mundo. Se prevé que la sequía persistirá al menos hasta diciembre, cuando se espera que los efectos de El Niño alcancen su punto máximo. Esta sequía prolongada plantea una situación grave que afecta al medio ambiente inmediato y a los medios de vida de miles de personas.

Costo humano: aislamiento, interrupciones y riesgos para la salud

El costo humano de esta sequía es dolorosamente evidente en las vidas de las comunidades locales. Según los últimos datos, 481.000 personas se han visto afectadas y se enfrentan al aislamiento y a las perturbaciones en su vida cotidiana. Los canales fluviales secos han dificultado el transporte de suministros esenciales, incluidos alimentos, agua potable y medicinas. Si bien algunas zonas siguen siendo accesibles en canoa, muchos barcos no han podido navegar en las aguas que retroceden, lo que ha obligado a depender de tractores o viajar a pie para entregar las mercancías.

Además de los desafíos logísticos, la sequía ha planteado graves riesgos para la salud de los residentes. Los niveles reducidos de agua han aumentado las preocupaciones sobre la limpieza de los suministros de agua locales. La escasez de agua potable se ha traducido en un aumento de los problemas de salud entre los niños de la comunidad, siendo cada vez más frecuentes los casos de diarrea, vómitos y fiebre debidos a enfermedades transmitidas por el agua. Esta crisis de salud añade otra capa de complejidad a una situación que ya es terrible.

Ramificaciones ambientales: una amenaza para los "pulmones de la Tierra"

Además, no se pueden subestimar las ramificaciones ambientales de esta sequía. La selva amazónica, a menudo llamada los "pulmones de la Tierra", alberga una asombrosa variedad de biodiversidad. La disminución del caudal del río altera los ecosistemas y amenaza a innumerables especies, incluidos los delfines de río en peligro de extinción. Las ramificaciones de este desequilibrio ecológico se extienden mucho más allá de la región inmediata, impactando los patrones climáticos globales y la salud general del planeta.

Abordar la crisis actual del río Amazonas requiere esfuerzos de ayuda inmediatos y estrategias a largo plazo. Brindar ayuda a las comunidades afectadas, garantizar un suministro estable de recursos esenciales y reforzar la infraestructura de atención médica son cruciales en el corto plazo. Sin embargo, el desafío más amplio reside en abordar los problemas subyacentes, incluidos el cambio climático y la deforestación, que contribuyen a la vulnerabilidad del Amazonas a los fenómenos meteorológicos extremos.

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La difícil situación del río Amazonas es un claro recordatorio de la interconexión de los ecosistemas, el clima y las comunidades humanas. Subraya la urgencia de los esfuerzos globales para combatir el cambio climático, proteger los recursos naturales vitales y apoyar a las poblaciones vulnerables frente a los desastres ambientales. El río Amazonas, con su importancia ecológica incomparable y el bienestar de millones de personas en juego, es un poderoso símbolo de la fragilidad del planeta y la necesidad de una acción colectiva para salvaguardar su futuro.

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