ANÁLISIS

El desafío del mandato de género en México: ir más allá de la paridad para una gobernanza eficaz

Si bien los mandatos de género han impulsado a más mujeres a desempeñar roles políticos en México, el reciente caso de la candidata a la alcaldía de la Ciudad de México, Clara Brugada, plantea interrogantes sobre el equilibrio entre la igualdad de género y la gobernanza efectiva.

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Foto: FB-ClaraBrugadaM (Edición: LatamPost)

Latin American Post Staff

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Revelando las complejidades de género en la política mexicana

El reciente salto del contendiente más popular, Omar García Harfuch, para el puesto de candidato a la alcaldía de la Ciudad de México a favor de Clara Brugada dentro del partido Movimiento Regeneración Nacional de México (MORENA), resalta las complejidades de los mandatos de género en la política. Si bien el impulso a la paridad de género es sin duda un esfuerzo encomiable, debemos examinar los posibles obstáculos que conlleva.

Las reglas de paridad de género de México han logrado avances significativos en la representación política de las mujeres. Desde 2018, el Congreso del país ha logrado una división equilibrada 50-50 entre hombres y mujeres. Además, el número de gobernadoras estatales ha aumentado de apenas una hace cinco años a nueve de 31. Estos logros no deben restarse importancia; representan un cambio significativo en un país socialmente conservador.

Acto de equilibrio: mandatos de género y meritocracia

Sin embargo, la reciente selección de Clara Brugada como candidata a la alcaldía de Morena en la Ciudad de México, a pesar de que las encuestas muestran una ventaja significativa para Omar García Harfuch, plantea interrogantes sobre los posibles inconvenientes de los mandatos de género. Si bien esos mandatos apuntan a garantizar una representación equitativa, a veces pueden conducir a decisiones que prioricen el género sobre el mérito.

En este caso, las encuestas encargadas por el partido indicaron que García Harfuch tenía un margen de victoria de casi 14 puntos sobre Brugada; sin embargo, el partido priorizó la paridad de género sobre el candidato con mayor apoyo. Si bien la representación de género es esencial, no debería realizarse a expensas de candidatos calificados y populares que puedan ser hombres.

Además, la aplicación de mandatos de género puede dar lugar a cuestiones polémicas. Por ejemplo, en el pasado, algunos candidatos masculinos afirmaron falsamente ser mujeres transgénero en un intento de eludir las reglas. Estos casos socavan la integridad de los mandatos y desvían la atención y los recursos de los esfuerzos legítimos por la igualdad de género.

Decisiones desafiantes: lograr un equilibrio

Es crucial reconocer el impacto positivo que han tenido los mandatos de género al incorporar a más mujeres a roles de liderazgo político. Aun así, también debemos reconocer que lograr la paridad de género no garantiza una gobernanza eficaz. Los mandatos de género no deben verse como una solución mágica que conduce automáticamente a un mejor liderazgo o mejores resultados.

Como bien señaló la escritora mexicana Margo Glantz, tener mujeres en puestos de poder es fundamental, pero no suficiente. La gobernanza eficaz requiere personas capaces, conocedoras y dedicadas para servir a sus electores. El género no debería ser el único criterio para seleccionar candidatos; También se deben considerar sus calificaciones, experiencia y capacidad para abordar los desafíos de sus comunidades.

El caso de la gobernadora del estado de Guerrero, Evelyn Salgado, sirve como recordatorio de las limitaciones de los mandatos de género. Fue elegida como reemplazo de último minuto de su padre y enfrentó críticas por su respuesta al huracán Otis, que devastó la región. La paridad de género por sí sola no garantizaba un liderazgo eficaz en este caso.

Más allá de las cuotas: fomentar un cambio duradero

Si bien los mandatos de género han allanado el camino para una mayor representación política de las mujeres, debemos recordar que el progreso real requiere algo más que cumplir cuotas. Es necesario crear una cultura en la que se anime a las mujeres a participar en política y tener acceso a la educación y a los recursos, y en la que el mérito sea el criterio principal de selección.

Además, los esfuerzos por la igualdad de género deberían extenderse más allá de la política y abarcar todos los aspectos de la sociedad. Para lograr un cambio duradero, debemos abordar las causas profundas de la desigualdad de género, desafiar los roles de género tradicionales y crear un entorno donde las mujeres tengan igualdad de oportunidades y sean valoradas por sus contribuciones.

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En conclusión, los mandatos de género han jugado un papel crucial en el avance de la representación de las mujeres en la política mexicana, y su impacto no debe subestimarse. Sin embargo, debemos equilibrar el logro de la paridad de género y garantizar que los candidatos calificados y populares no sean marginados únicamente por motivos de género. La gobernanza eficaz requiere líderes que sean representativos y capaces de abordar los complejos desafíos que enfrentan sus comunidades. Los esfuerzos por la igualdad de género deben ser integrales y extenderse más allá de la política para crear una sociedad más equitativa.

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