Medio ambiente

Olas de calor bajo el hechizo de El Niño a medida que se intensifica la crisis climática en Perú

Perú está lidiando con un desafío climático sin precedentes, enfrentando 32 olas de calor diurnas y 27 nocturnas, predominantemente a lo largo de sus costas norte y central, en medio del fenómeno de El Niño Costero de 2023-2024. Estas temperaturas extremas, que superan récords en regiones como Piura y Lima, señalan una emergencia ambiental y sanitaria apremiante.

Perú está atravesando una prueba climática extraordinaria, con un aumento significativo de las olas de calor que afectan las regiones costeras del norte y centro del país. Este reciente fenómeno climático, atribuido al evento de El Niño Costero de 2023-2024, ha marcado el comienzo de una serie de desafíos ambientales y de salud sin precedentes en la historia del país. La nación ha sido testigo de 32 olas de calor diurnas y 27 nocturnas, lo que pone de relieve una grave escalada de los fenómenos meteorológicos extremos.

El Ministerio de Salud (Minsa) de Perú informó que las olas de calor más prolongadas han provocado más de 100 días cálidos consecutivos en la región norte de Piura y Lima y más de 200 noches cálidas consecutivas en Piura. Estos períodos prolongados de temperaturas elevadas indican claramente el cambio climático y su impacto directo en el bienestar humano y ecológico.

Históricamente, El Niño es un fenómeno climático caracterizado por el calentamiento de las temperaturas de la superficie del océano en el Océano Pacífico tropical central y oriental. Este evento tiene impactos de gran alcance en los patrones climáticos globales, y a menudo conduce a condiciones climáticas extremas como inundaciones, sequías y olas de calor. El actual El Niño Costero, una versión localizada que afecta la costa peruana, exacerba estas condiciones, provocando temperaturas récord y resultados adversos para la salud.

Temperaturas récord y riesgos para la salud

Por ejemplo, la ciudad de Mallares en Piura registró la asombrosa temperatura de 38,2°C el 8 de enero, estableciendo un nuevo récord para la actual temporada de verano. Otras zonas afectadas son Buena Vista, en la norteña región de Áncash, con temperaturas que alcanzaron los 34,5°C, y Palpa, en el sur de Ica, donde el mercurio alcanzó los 36,7°C. Estas temperaturas extremas no sólo son incómodas sino que plantean importantes riesgos para la salud, lo que provocó la primera muerte por insolación reportada en la ciudad de Palpa.

También ha sido notable el aumento de las temperaturas nocturnas, alcanzando La Cruz en Tumbes una cifra sin precedentes de 26,9°C. Este cambio hacia noches más cálidas altera los patrones de sueño habituales y exacerba el riesgo de enfermedades relacionadas con el calor. Otras regiones, como Áncash e Ica, han experimentado incrementos similares, lo que pone de relieve el carácter generalizado de este evento climático.

En respuesta a estas condiciones, el Minsa emitió una alerta epidemiológica a los prestadores de servicios de salud de diversos sectores, incluidos los gobiernos regionales, la seguridad social, las fuerzas armadas, la policía nacional y las clínicas privadas. La alerta tiene como objetivo preparar a estas entidades para un aumento de las enfermedades relacionadas con el calor, en particular la insolación, que se ha convertido en una preocupación creciente en medio del aumento de las temperaturas.

Tensión del sistema de salud e impacto climático

El análisis de inteligencia en salud del Minsa indica un aumento del 48% en las visitas de atención ambulatoria y de emergencia en 2023, atribuyéndose un número importante de estos casos a golpes de calor, particularmente entre enero y abril. Estos datos subrayan el impacto directo de las olas de calor en la salud pública y la presión que suponen para el sistema sanitario del país.

El Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi) informa que Lima Metropolitana vive una ola de calor diurna de más de 15 días de duración, con distritos como Jesús María y La Molina registrando temperaturas de 33,7°C y 33,8°C, respectivamente. Estas cifras recuerdan los veranos de 1983 y 1998, también influidos por fenómenos de El Niño, lo que sugiere un patrón cíclico de extremos climáticos vinculados a este fenómeno.

El Senamhi pronostica que las altas temperaturas persistirán en la costa peruana hasta mediados de febrero, particularmente en las regiones sureñas de Arequipa, Moquegua y Tacna. Esta continuación se atribuye a los vientos cálidos del norte y al debilitamiento del Anticiclón del Pacífico Sur, agravado aún más por el actual El Niño Costero.

El pronóstico estacional de verano indica que las temperaturas diurnas y nocturnas se mantendrán por encima del promedio, lo que concuerda con las observaciones globales de temperaturas crecientes y olas de calor más frecuentes. Esta situación en Perú sirve como un claro recordatorio de la urgente necesidad de una acción climática integral y estrategias de adaptación para mitigar los impactos de tales eventos climáticos extremos en las poblaciones vulnerables.

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A medida que Perú navega a través de estas desafiantes condiciones climáticas, la importancia de la cooperación internacional y la resiliencia local se vuelve cada vez más evidente. Abordar las causas fundamentales del cambio climático e invertir en desarrollo sostenible son pasos críticos para garantizar el bienestar de la población peruana y de la comunidad global que enfrenta adversidades climáticas similares.

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