¿Por qué Latinoamérica debería cuidar a los Osos de Anteojos?
El Oso Andino está amenazado debido a la destrucción de su hábitat y a las prácticas irresponsables de quienes habitan en los territorios de la especie
Read in english: Why should Latin America take care of the Spectacled Bears?
Según un censo realizado en el año 2004, en toda Sudamérica quedan alrededor de 18.000 osos de anteojos. Los expertos en el tema coinciden en que podría perderse el 30 por ciento del hábitat de esta especie en los próximos 30 años. La tala exagerada del bosque, el cambio climático, la degradación del suelo, la caza indiscriminada, el tráfico ilícito y las creencias en algunas regiones de que sus garras tienen propiedades medicinales son sus más grandes amenazas.
Esta especie, en peligro de extinción, es la única viviente de Oso Autóctono de América del Sur y es exclusiva de su género, lo que hace que sea muy importante su protección. El oso de anteojos puede encontrarse desde la Cordillera de los Andes y Venezuela hasta Argentina. Habita los bosques húmedos andinos con precipitaciones anuales superiores a los 1000 mm. Este oso es solitario, no es agresivo y tampoco hiberna, a diferencia de sus parientes pardos o polares. También tiene hábitos diurnos y acostumbra subirse a las copas de los árboles para recolectar frutos y bayas. Su singular y popular nombre tiene relación directa con las manchas claras presentes en su rostro y pecho. Estas marcas han sido catalogadas por biólogos expertos como sus huellas digitales, pues permiten el monitoreo de estos animales sin necesidad de ser marcados.
Estos osos tienen importancia vital no sólo por ser una especie que necesita protección, sino porque juegan un papel fundamental en la distribución de varias clases de semillas. Como estos animales recorren grandes extensiones a lo largo de sus vidas, ayudan a propagar semillas por territorios que dependen de esta actividad para lograr un buen funcionamiento del ecosistema. Por ejemplo, los páramos que surten de agua a distintas poblaciones como en el caso de Bogotá, necesitan de la labor de estos osos para operar de manera segura.
En Colombia, según Corpoguabio, en el parque natural de Chingaza se encuentran entre 50 y 60 osos de anteojos, una de las mejores poblaciones de esta especie en el país. En este parque natural existe la posibilidad de avistarlos; de hecho, han sido varios los afortunados e inesperados encuentros entre turistas y estos seres que han sido virales, pues esta es una especie extremadamente reservada para el ojo humano, la mayoría de veces sólo es posible monitorearlos a través de cámaras y sensores instalados en bosques.
Cuidar a estos animales se ha vuelto una meta muy importante para el estado colombiano. Actualmente, existe un convenio entre Parques Naturales, la CAR -Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca- y el Acueducto de Bogotá para protegerlos.
Latin American Post | Andrea Espitia
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