Medio ambiente

¿Qué se puede aprender de la conservación de los páramos?

El conocimiento acumulado por años alrededor del tema de la conservación de páramos ha sido vital para la supervivencia de estos espacios únicos en biodiversidad y generación de recursos hídricos.

Páramo

Foto: Pixabay

LatinAmerican Post | Julián Andrés Pastrana Cuéllar

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Read in english: What can be Learned from the Conservation of Badlands?

Se estima que Colombia alberga el 50 % de los páramos a nivel mundial, los cuales abarcan casi tres millones de hectáreas, una cifra que apenas equivale al 2,5 % del territorio continental de esta nación sudamericana. A pesar de cubrir una proporción tan pequeña del país, agencias como el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) resaltan que estos ecosistemas son auténticas “fábricas de agua” claves para abastecer una cifra cercana al 85 % del vital líquido que se utiliza para el consumo humano, actividades agropecuarias y generación de energía.

De acuerdo a un informe del Instituto Humboldt titulado "Páramos Colombia: biodiversidad y gestión", estos ecosistemas se han visto afectados por fenómenos como el conflicto armado, la explotación minera, la expansión de la frontera agrícola, la introducción de especies exóticas y el cambio climático. A partir de este documento es posible extraer diversos aprendizajes en torno a propuestas para rescatar dichos espacios de esas amenazas que se ciernen sobre ellos. Propuestas que han permitido que hoy en día el 51 % de los páramos en Colombia estén cobijados por alguna figura de protección y que el 86 % mantenga sus coberturas naturales.

Proteger los páramos no solo es de importancia para Colombia, sino para el mundo entero, pues son vitales para generar resiliencia ante el cambio climático en la captura de carbono. Aunque este es el país que más páramos tiene, también se pueden encontrar en Ecuador, Venezuela y Perú, principalmente. Son tesoros de la alta montaña de los Andes que albergan recursos indispensables para la vida.

Múltiples territorialidades en los páramos

Al respecto, una gran conclusión que se puede sacar de este informe del Humboldt comprende la identificación en los páramos colombianos de distintas territorialidades representadas por diversos actores (el Estado, los campesinos, comunidades indígenas, etc.) muchas veces en pugna. No en vano, según la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) el 70 % de los habitantes de Colombia viven en la zona andina de esta nación y entre ellos una proporción significativa habitan en los páramos, lo que en cierta medida ha transformado parte de estos espacios, antes cubiertos por frailejones, pajonales y humedales, en parcelas o cultivos de pasto.

A partir de allí se puede deducir que las iniciativas orientadas a la conservación de los páramos deben incluir y permitir la participación de las comunidades asentadas históricamente en ellos. De tal manera, es posible llegar a consensos que conduzcan a que estos grupos puedan ayudar a proteger los ecosistemas, al tiempo en que también aseguran su propia subsistencia y calidad de vida a través de actividades de bajo impacto medioambiental.

En ese sentido, es posible identificar actividades realizadas por dichas comunidades que de alguna manera podrían contribuir a la preservación de estos hábitats, como el turismo, la producción de aceites esenciales, las artesanías, la restauración de la vegetación de alta montaña y el monitoreo del agua y la biodiversidad.

También entran en escena aquí experiencias recogidas por los informes de la Flacso, como son las Herramientas del Manejo del Paisaje (HMP) que son acciones que se ejecutan en los páramos donde hay actividad humana para preservar estos espacios a la vez que mejorar los sistemas productivos y las condiciones de vida de quienes habitan allí. Ejemplo de HMP son la siembra de árboles en las orillas de las quebradas para asegurar la disponibilidad de agua para el consumo humano, los cultivos responsables, etc.; el cuidado de vegetación nativa en zonas de alta pendiente; las cercas vivas en torno a reservorios de agua, entre otros.

Otras estrategias de conservación

De igual manera, resultan de importancia los instrumentos emanados del Estado y la sociedad civil que han permitido conservar los páramos. Aquí resaltan los casi dos millones de hectáreas de estos ecosistemas protegidos bajo la figura de áreas protegidas del Sinap (Sistema Nacional de Áreas Protegidas). Además, existen otras herramientas que apuntan a esa misma dirección, como las estrategias complementarias de conservación, dentro de las cuales se incluyen los resguardos indígenas, los territorios de comunidades negras y las zonas de reserva campesina.

También hacen parte de estas estrategias complementarias las zonas de reserva forestal (el 40 % de los páramos se encuentran ubicados dentro de ellas), las reservas de biosfera, los sitios de humedales Ramsar y las Áreas de Importancia para la Conservación de las Aves (AICA).

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Proyecto Páramos para la Vida: una estrategia para el mundo

Uno de los proyectos en marcha que ejemplifican la aplicación práctica en torno a la protección de los páramos es el conocido como Páramos para la Vida, liderado por el PNUD y el Instituto Humboldt. Se empezó a ejecutar el año pasado y busca impactar 16 de los complejos de páramo más representativos del país.

Páramos para la vida parte de la premisa de poner en marcha “estrategias de conservación y restauración” que exploren la posibilidad de transformar o reemplazar actividades agrícolas y mineras que afecten estos ecosistemas por otras más amigables con la biodiversidad. También toma en cuenta la importancia de fortalecer mecanismos económicos y financieros que promuevan el uso sostenible de los páramos, gestionar los conflictos socioambientales que tengan lugar en estos ecosistemas, a la vez que propiciar el trabajo mancomunado entre actores locales, regionales y nacionales en aras de conservar estos reservorios de agua y vida.

En síntesis, Páramos para la Vida pretende darles herramientas a las entidades gubernamentales, las comunidades y los pueblos indígenas para que gestionen de manera integral los páramos, a la vez que monitoreen conjuntamente la biodiversidad y servicios ecosistémicos asociados a estos espacios. Asimismo, se fija como meta la conservación y conectividad ecosistémica en los complejos de páramos que incluye el proyecto. Por último, busca impulsar actividades que se acoplen al empleo sostenible de estos espacios.

Dicho proyecto planea ejecutarse hasta 2027 y se espera que beneficie 1.091.398 hectáreas de áreas protegidas dentro de los páramos. También busca restaurar 4.400 hectáreas de estos ecosistemas y conservar especies que habitan allí como el cóndor andino, el oso de anteojos y la danta de páramo. Finalmente, busca ayudar de manera directa a 5.800 personas, la mitad de ellas hombres y la otra mitad mujeres.

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