Ser guardaparque: ¿una profesión o un puesto laboral?
Si digo que alguien es ingeniero civil, abogado o médico, nadie duda de que me refiero a la profesión de esa persona. Si en cambio hablo de un gerente, un jefe de ventas o un auditor, aludo a puestos de trabajo. Pero si pronuncio la palabra guardaparque, ¿estoy haciendo referencia a una profesión, o a un puesto de trabajo que se puede cubrir desde diferentes profesiones?
Vista de un parque. / Foto: Pixabay – Imagen de referencia
LatinAmerican Post | Jorge Guasp
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Esta discusión, que a priori puede parecer trivial y de índole semántica, tiene a mi juicio suma importancia, pues determina cómo se forman y seleccionan los guardaparques destinados a un área natural protegida.
¿Qué tareas desempeña un guardaparque?
El sitio oficial argentina.gob.ar consigna que “nuestros guardaparques tienen a cargo el control y la vigilancia del Sistema Nacional de Áreas Protegidas. Pero ésta, si bien es su tarea prioritaria, no es la única que realizan. Son responsables de la atención a los visitantes, trabajar con los pobladores y las comunidades locales, la educación ambiental, el apoyo a investigaciones científicas, la prevención y el combate de incendios”.
Características de la formación y selección de guardaparques en Argentina
Quienes opinan que el trabajo del guardaparque constituye una profesión, están de acuerdo en que estos empleados deben formarse a través de carreras o cursos, como cualquier otro graduado. Esta postura sustenta, en Argentina, el dictado de la carrera de guardaparque en varias universidades del país, y la existencia de una escuela de guardaparques que pertenece a Parques Nacionales. Egresar de este centro oficial de capacitación, y ser admitido luego como empleado en la Administración de Parques Nacionales, les brinda a los guardaparques argentinos una serie de privilegios: estabilidad laboral, vivienda gratuita, adicionales salariales por riesgo y mayor dedicación, posibilidad de ascensos, y un retiro con solo 20 años de servicio.
La Administración de Parques Nacionales de Argentina selecciona candidatos que hayan cursado la carrera de guardaparque en alguna universidad, y luego les brinda un curso oficial de guardaparque en su propia escuela. Esta estrategia no solo es, a mi juicio, innecesaria (no encuentro sentido en formar como guardaparque a quien ya ha estudiado esa carrera), sino que además resulta cara pues los postulantes reciben una beca, y el estado se hace cargo de sostener la infraestructura de la escuela (edificio, profesores, alimentación, etc.).
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¿Qué requisitos debe cumplir un candidato para trabajar como guardaparque en el primer mundo?
De acuerdo con el sitio web www.parkrangeredu.org, en los Estados Unidos “existe un amplio rango de campos académicos para trabajar como guardaparque. La mayoría de los que aspiran a ser guardaparques eligen seguir carreras de grado relacionadas con conservación, biología, botánica, ecología, forestación, ciencias de la Tierra y antropología, por nombrar solo algunas”. En Australia, según el sitio de empleos y carreras www.seek.com.au, para ser guardaparque hace falta tener “calificaciones terciarias en gestión ambiental, manejo o conservación de tierras, y recursos naturales”.
Estos dos países, de enorme territorio y una larga trayectoria en materia de conservación de la naturaleza, no cuentan con carreras de guardaparques, y escogen a dichos trabajadores a través de convocatorias, para las cuales los candidatos deben haberse formado previamente en alguno de los campos mencionados.
¿Ser o hacer?
Después de haber compartido con los guardaparques más de 20 años de trabajo en parques nacionales, considero que no existe una profesión o carrera de guardaparque que se adapte a todos los ámbitos de trabajo. En un lugar turístico, por ejemplo, la convocatoria para un cargo de guardaparque podría orientarse hacia postulantes que hayan estudiado turismo, recreación o sociología. Pero para trabajar en un área selvática y con escasos visitantes, en cambio, quizá se necesite un candidato a guardaparque que sea ecólogo, biólogo, ingeniero agrónomo o forestal, entre otras formaciones universitarias.
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No solo importa la formación sino también el compromiso
De cualquier manera, la formación es solo una parte de los requisitos para desempeñar la tarea de guardaparque. Sin duda existen otras, de carácter personal, que a menudo resultan tanto o más importantes que los antecedentes académicos, pues de ellas depende el compromiso de estas personas con su trabajo.
Contribuir a la conservación de la naturaleza es una noble tarea. Que sea efectiva no solo depende de la formación de los candidatos a guardaparques y del proceso de selección de los mismos, sino también de la pasión y la responsabilidad con que ellos asuman los desafíos cotidianos de velar por el futuro de la naturaleza, un porvenir del cual depende nada menos que nuestra supervivencia como especie.