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México se prepara para tensas relaciones mientras Trump contempla movimientos militares

Mientras Donald Trump se prepara para asumir el cargo, su elección de embajador en México y las sugerencias sobre el uso del ejército contra los cárteles de la droga han generado preocupación en ambos lados de la frontera. Para México, estas acciones apuntan a un posible enfrentamiento con Estados Unidos, reflejando fuertes desacuerdos sobre cómo abordar el narcotráfico, la migración y los problemas de seguridad.

La ambiciosa agenda de Trump genera alarma

La nominación de Donald Trump de Ronald D. Johnson, un exboina verde y operativo de la CIA, como embajador en México ha causado conmoción en los círculos diplomáticos. Conocido por su estricta aplicación de políticas de la era Trump en El Salvador, el nombramiento de Johnson demuestra un enfoque estrecho en la seguridad y la migración, en lugar de fomentar una cooperación más amplia entre ambos países.

El nombramiento llega en un contexto de retórica agresiva por parte de Trump, quien ha amenazado con catalogar a los cárteles mexicanos como grupos terroristas e incluso ha sugerido acciones militares en México. Según el L.A. Times, los planes de la campaña de Trump incluyen el uso de “fuerzas especiales, guerra cibernética y otras acciones secretas y abiertas para causar el máximo daño a los líderes de los cárteles”. Este enfoque ha generado inquietud entre los funcionarios mexicanos, aumentando los temores de una posible crisis diplomática.

La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, quien asumió el cargo en octubre, ha respondido con cautela. Aunque enfatizó la colaboración en temas de interés mutuo, dejó claro que México no tolerará violaciones a su soberanía. “Siempre defenderemos a México como un país libre, soberano e independiente”, publicó en X después de una tensa llamada con Trump.

Un historial de cooperación en seguridad con tensiones

La idea de acciones militares de EE. UU. en México revive recuerdos dolorosos de esfuerzos pasados que incrementaron la violencia. En 2006, el presidente Felipe Calderón inició una lucha militar contra los cárteles con apoyo de EE. UU., lo que llevó a tasas de homicidio muy altas y violencia persistente.

Muchos mexicanos aún sienten desconfianza hacia las acciones de EE. UU. en asuntos internos del país. El arresto del exsecretario de Defensa Salvador Cienfuegos en 2020 en el Aeropuerto Internacional de Los Ángeles bajo cargos de narcotráfico marcó un punto bajo en las relaciones entre ambos países. En ese momento, el presidente López Obrador exigió su regreso, acusando a EE. UU. de “intromisión abusiva”.

La liberación de Cienfuegos, junto con las relaciones tensas durante el mandato de López Obrador, obstaculizó las operaciones de la DEA en México. Los expertos temen que el enfoque militarizado de Trump y los antecedentes de Johnson en contrainsurgencia puedan erosionar aún más la confianza entre las dos naciones.

Sheinbaum, científica climática y la primera presidenta mujer de México, ha señalado un alejamiento de las políticas militarizadas. Su postura marca un posible choque con Trump, quien favorece una demostración de fuerza. “Sheinbaum no es del tipo de Bukele”, dijo Jim McGovern, representante de Massachusetts, al L.A. Times, en referencia al presidente autoritario de El Salvador. “Ella busca buenas relaciones con México … pero no pretende someterse a Trump”.

Los riesgos de una acción militarizada

Las amenazas de Trump de enviar tropas a México han generado un debate encendido. Sus partidarios argumentan que estas medidas son necesarias para desmantelar a las bandas que trafican fentanilo y otras drogas hacia EE. UU. Sin embargo, los críticos advierten que una acción militar podría fracasar, causar caos en México y agravar los problemas migratorios.

“Se puede esperar una enorme presión sobre México”, dijo Maureen Meyer de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos al L.A. Times, prediciendo que la administración de Trump priorizará la aplicación de la ley y la inmigración por encima de los derechos humanos y la democracia.

Los mexicanos están divididos sobre la idea de una intervención militar de EE. UU. Mientras muchos están cansados de la violencia de los cárteles, otros temen que las tropas estadounidenses socaven la soberanía del país. León Krauze, comentarista mexicano, señaló que Trump podría optar por acciones unilaterales para capturar a líderes de cárteles, alimentando a su base con imágenes dramáticas.

El historial de Johnson en El Salvador aumenta la inquietud. Durante su mandato, apoyó la polémica represión contra pandillas del presidente Nayib Bukele, que llevó a detenciones masivas, violaciones generalizadas de derechos humanos y erosión de la democracia. Los críticos temen que Johnson adopte un enfoque similar en México, ignorando reformas sistémicas a favor de soluciones de seguridad a corto plazo.

¿Colaboración o conflicto?

A medida que Trump se prepara para asumir el cargo, el futuro de las relaciones entre EE. UU. y México es incierto. La nominación de Johnson refleja el enfoque de Trump en combatir la migración y los cárteles, pero plantea preguntas sobre si la cooperación podría florecer a pesar de sus duras palabras.

La dependencia económica de México hacia EE. UU. complica la situación. La amenaza de Trump de imponer aranceles del 25% a productos mexicanos como aguacates, autopartes y tequila podría afectar gravemente la economía mexicana y a los consumidores estadounidenses. Los economistas advierten que estas acciones podrían causar una recesión en México, impulsando más migración hacia el norte.

A pesar de estos problemas inminentes, los líderes mexicanos están decididos a proteger la independencia de su nación. Sheinbaum ha enfatizado un enfoque cooperativo pero firme, abogando por el respeto mutuo y rechazando cualquier forma de dominación.

Los desafíos son grandes, no solo para México, sino para toda la región. El enfoque estricto de Trump podría marcar el tono de las relaciones de EE. UU. con América Latina, mientras su equipo busca conectarse con gobiernos de derecha en Argentina, Brasil y otros lugares. Equilibrar las preocupaciones de seguridad con el respeto a la independencia es crucial para mantener la estabilidad y fomentar la confianza.

Mientras Trump y Sheinbaum se preparan para sus roles, la relación entre EE. UU. y México enfrenta un futuro incierto. El papel de Johnson como embajador y el lenguaje agresivo de Trump sugieren un giro hacia un estilo militarizado que podría tensar los lazos diplomáticos.

Sin embargo, aún hay esperanza de trabajar juntos. Ambas naciones comparten intereses en abordar el narcotráfico, la migración y los problemas económicos. Promoviendo el diálogo y respetando la independencia mutua, podrían encontrar soluciones que beneficien a ambos lados.

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México está en una encrucijada, tratando de equilibrar cooperación y resistencia. Mientras el mundo observa, las decisiones que se tomen en los próximos meses moldearán el rumbo de las relaciones entre EE. UU. y México en los años por venir.

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