Monumento al ‘Negro Matapacos’ en Santiago de Chile
“Queremos una estatua del perro ‘Negro Matapacos’ en Baquedano, para que cada persona que pase por ahí lo vea y recuerde a este héroe".
Perro negro mezclado “Matapacos” ladrando a policías durante las protestas en Chile. / Foto: Cortesía
LatinAmerican Post | Alberto Castaño
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Muchas son las historias que han nacido a raíz de las protestas que ya llevan varias semanas en todo el país, desde la foto del presidente comiendo plácidamente en una pizzería mientras Santiago ardía, hasta la segunda decapitación del conquistador Pedro de Valdivia. Historias violentas, historias de indignación, historias de miedo, de rabia e incluso historias de amor y arte en medio de la delicada situación que hace tambalear el gobierno de Sebastián Piñera.
Sin embargo, ninguna historia como la de la petición vía redes sociales y la plataforma Change.org que manifiesta lo siguiente: “Queremos una estatua del perro ‘Negro Matapacos’ en Baquedano, para que cada persona que pase por ahí lo vea y recuerde a este héroe, además de convertirse en un punto de reunión para todos”. Se trata de un monumento a un perro, un amigo de las protestas, un peludito negro mezclado que se llamaba ‘Matapacos’ (Matapolicías).
Al perro se le atribuye una sensibilidad social especial y súper desarrollada, pues nunca jamás atacó a algún estudiante, siempre encabezó las marchas estudiantiles y era el primero que se presentaba en las concentraciones, nunca requirió de citaciones, ni de redes sociales para enterarse del cómo, cuándo y dónde de las protestas. Matapaco era siempre el primero en llegar y el más dispuesto a protestar.
Algunos dicen que es la reencarnación de un estudiante fallecido en otras épocas de protestas en el país suramericano, otros que simplemente los animales quieren a los buenos y rechazan a los malos, pero lo cierto es que El Negro Matapacos gruñía ferozmente al ver que un Paco o Policía se enfrentaba con algún estudiante.
Sus dientes sobresalían amenazantes y su fino pelaje negro azabache se erizaba y señalaba al cielo en demostración de grandeza y ferocidad. Pero era pura fachada, pues detrás de esa fiereza había un espíritu alegre, festivo, de compañerismo y amor, cuando se encontraba entre los estudiantes, gozaba del afecto, del cariño que éstos le prodigaban con generosidad.
Marcha tras marcha se convirtió en un ícono de la protesta social en Chile desde las manifestaciones estudiantiles de 2011 en rechazo al sistema educativo que dejó implantado Pinochet a tan sólo cuatro días de entregar el poder, conocido como la LOCE, la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza.
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Considerado el líder del movimiento estudiantil y las protestas chilenas, este perro, mezcla con labrador (al parecer), es un ícono de la resistencia social y hay quienes en Chile, con esta oleada de violencia en contra de los monumentos tradicionales en todo el país, quieren rendir un sentido homenaje no sólo al perro, al amigo, al compañero de lucha, quieren rendir un homenaje a lo que éste significa y representa.
Pero el monumento no pretenden que se erija en cualquier parte de Santiago. Las pretensiones de los peticionarios es que el monumento se establezca en la icónica Plaza Italia, centro neurálgico de la capital chilena, frontera natural entre ricos y pobres, es allí, en esta Plaza que oficialmente se llama Plaza Baquedano en honor al general del mismo nombre, pero que todos conocen como Plaza Italia, en donde se celebran los grandes triunfos, las Copas América que gana la selección, pero también en donde se protesta y se hace sentir la fuerza de un pueblo más unido que nunca.
La petición en tan sólo dos horas contaba con más de 2.000 firmantes que están de acuerdo en que se le rinda un sentido homenaje a una leyenda que ya no se encuentra entre nosotros para acompañar los cantos, las quejas, las manifestaciones y los coros que imploran un cambio sustancial en las políticas de gobierno que impulsen unos cambios sociales que satisfagan a la ciudadanía.
Se han hecho documentales, diseños gráficos en su honor, memes e incluso murales, esculturas en papel maché, pero nada de eso es suficiente para honrar la memoria de un amigo, de un verdadero guerrero que desde el cielo de los perros mira cada una de las acciones del gobierno y de los manifestantes. De seguro desde allá, entre las nubes, cada vez que un ‘paco’ dispara una bala de goma, un cañón de agua o utiliza la fuerza en contra de sus compañeros marchantes, los dientes del Matapacos rechinan en la inmensidad, incluso hay quienes dicen que cuando llueve y hay protesta, son los ladridos del Negro los que se oyen cuando caen los rayos intentando amedrentar a los Pacos.