Niños en riesgo de envenenamiento por plomo en Cuba
La periodista Mónica Baró realizó un reportaje que hace un seguimiento a familias cubanas cuyos parientes e hijos del barrio San Miguel del Padrón son víctimas de saturnismo: intoxicación por plomo
Grupo de niños jugando y corriendo. / Foto: Pixabay – Imagen de referencia
LatinAmerican Post | Carolina Rodríguez Monclou
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El saturnismo invadió el barrio San Miguel del Padrón en Cuba de manera lenta y sutil, siendo los niños los más afectados, en especial, los menores de seis años.
Mónica Baró, ganadora de la categoría Texto en la séptima edición del Festival Gabriel García Márquez por su trabajo “La sangre nunca fue amarilla”, realizó un reportaje que hace un seguimiento a familias cubanas cuyos parientes e hijos del barrio San Miguel del Padrón son víctimas de saturnismo: intoxicación por plomo.
Baró, recalcó durante el Festival Gabo 2019 que “en países como Cuba la información es un privilegio del Estado”, haciendo referencia a todos los inconvenientes que tuvo durante su investigación para entrevistar a entidades oficiales, quienes se negaron a cooperar debido a que, en ese entonces, la autora hacía parte de Periodismo de Barrio, un medio independiente.
LatinAmerican Post tuvo la oportunidad de hablar con Baró y esto fue lo que nos contó.
LatinAmerican Post: ¿Qué le dejó “La sangre nunca fue amarilla” a nivel profesional?
MB: A nivel profesional es la investigación más difícil que he enfrentado porque tuve que investigar la convergencia de dos líneas que son bastante complicadas: contaminación ambiental y salud, y demostrar que, primero, hay contaminación ambiental, segundo, que las afectaciones de salud que se muestran están asociadas a esa polución.
LP: ¿Y a nivel personal?
MB: Todas las historias te cambian algo. A nivel personal, me dejó mucho más miedo sobre el plomo y los metales pesados, pero mayor conciencia ambiental también.
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LP: ¿En qué aporta esta investigación a la comunidad afectada?
MB: Fue posible demostrar que efectivamente las afectaciones de salud estuvieron asociadas al problema de exposición al plomo en la zona y dejar alguna especie de duda razonable al final sobre la posibilidad de que todavía hay un problema. Para mí fue lo más difícil que he hecho en mi carrera, lo más largo también en cuanto a tiempo y dedicación…
LP: ¿Cómo ve este problema de contaminación en Cuba en general?
MB: Gravísimo, sobre todo porque no hay transparencia y como te digo, no puedes tener una idea justa de la dimensión del problema, no solo con el plomo sino también con otros tóxicos que hay en el ambiente, y lo único que está en los mecanismos, en las industrias de Cuba y lamentablemente no tienes capacidad; o sea, la posibilidad de acceder a los estudios en impacto ambiental y las minerías. Ni tampoco que la población acceda a análisis de manera independientemente al estado, porque tiene que ser el estado el que haga este tipo de análisis que casi siempre son muy costosos y son difíciles.
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LP: ¿Cuál es el mayor obstáculo que encuentras con respecto a este tema?
MB: No hay laboratorios independientes donde puedas analizar muestras de nada, ni clínicas independientes donde puedes llevar a la gente para que se hagan análisis, entonces esos son los retos principales y el problema mayor es el de acceso a la información.
Pese a que el gobierno cubano ha trasladado a las familias con niños con los niveles de plomo más alto en la sangre y ha prohibido la construcción de más casas en la zona, el barrio sigue siendo habitado por lo que la población que vive allí sigue estando expuesta al plomo.
“Siempre hubo un secretismo en torno a este tema” asegura la periodista.