Ramadán: ¿cómo celebrar fiestas sagradas en tiempos de tensión?
El mes más importante del calendario musulmán acaba de comenzar en medio de guerras civiles, violencia e inestabilidad política
El 16 mayo fue el primer día del Ramadán, la fiesta más sagrada del islam. Esta consiste en que los fieles ayunan desde el momento en que sale el sol hasta que se pone. Este ayuno no solo contempla la ingesta de alimentos y bebidas, también promueve la abstinencia sexual. Durante este periodo, los pecados de las personas son purgados a través de estas privaciones, por lo que se convierte en un tiempo de renovación individual y colectiva.
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No obstante, y a pesar del significado de esta fiesta sagrada, en Medio Oriente las cosas están lejos de ser un ambiente propicio para celebraciones religiosas. Con el complejo conflicto en Siria, una sangrienta guerra civil en Yemen y la violencia a raíz del traslado de la embajada estadounidense a Jerusalén, miles de musulmanes tendrán dificultades para celebrar el Ramadán con tranquilidad.
¿Cómo celebrar el Ramadán en medio de la inestabilidad y la violencia?
En comparación a la forma en la que los musulmanes europeos, o los que residen en ese continente, viven el Ramadán; los fieles que viven en territorios inestables no la tienen tan fácil. Mientras que en Europa o América estos gozan de horarios flexibles de trabajo y pueden optar por adaptar su ayuno a sus horas de sol disponibles, en Yemen el tema del ayuno es sin duda muy problemático.
Desde que estalló la guerra en ese país, hace un poco más de tres años, se ha visto una de las catástrofes humanitarias más graves de los últimos tiempos. En 2017, la Organización de las Naciones Unidas afirmó que en Yemen se podría estar gestando la mayor hambruna de la historia. Esto se debe a que, gracias a un bloqueo impuesto por Arabia Saudita, país que lidera la coalición de países árabes que lucha contra rebeldes hutíes y células de Al Qaeda, a finales del año pasado la escasez de alimentos en Yemen pudo haber causado una hambruna a gran escala.
La presión internacional de algunos de los aliados de Arabia Saudita (Estados Unidos y Francia, específicamente) levantó el bloqueo y salvó incontables vidas. De todas formas, en una guerra la circulación de víveres no es la misma que en tiempos de paz. De acuerdo con la agencia de noticias AFP, en Yemen hay grandes porciones del territorio controladas por Al Qaeda, otras por los rebeldes y otras más por el gobierno depuesto. De manera que hacer llegar alimentos, medicinas y demás provisiones a los ciudadanos no ha de ser tarea fácil.
Esto para los musulmanes que están atrapados en fuego cruzado puede significar una verdadera dificultad de romper con el ayuno, o para mantener tal disciplina durante un mes entero.
Según el medio Efe sobre el Ramadán, el experimentar emociones muy fuertes durante el Ramadán no es bien visto para su práctica. De manera que, ¿cómo podrían excusarse los manifestantes palestinos que protestan por el traslado de la embajada estadounidense a Jerusalén? ¿Es el estado de protesta contrario a los requerimientos del Ramadán? De acuerdo con lo señalado por Efe depende, pues hay consejos islámicos alrededor del mundo que recomiendan algunas flexibilidades para la celebración de esta fiesta en condiciones especiales. Pero el punto es otro, y es el de que hay musulmanes que tiene que interrumpir sus ciclos religiosos por encontrarse en una situación de inestabilidad política.
Ejemplo de esto es otro de los pilares del Ramadán: la oración. Antes de romper el ayuno, los fieles han de rezar orientados a La Meca, una de las ciudades más importantes para la fe islámica. Sin embargo, para lograr tal tarea se necesita un espacio de tranquilidad para alcanzar un estado “de conciencia divina”.
Si un fiel vive en zonas de guerra como la de Yemen o en Siria, la búsqueda de este espacio de paz y reflexión es casi imposible de lograr. De acuerdo con AFP, solamente durante la guerra yemení, 100 mil personas han tenido que abandonar sus hogares mientras escapan de la violencia. En Siria, se estiman que son un poco más de 6 millones.
En suma, quienes son víctimas de los conflictos en Medio Oriente no pueden celebrar a plenitud su mes más sagrado. Ya sea por la falta de comida para romper el ayuno, o porque no viven una vida normal y sí una donde tiene que desplazarse para encontrar un sitio seguro para vivir, estas personas no tienen el derecho a la práctica de su fe a plenitud. Esto supone otro signo más de la degradación política en esa región, en donde la religión es uno de los elementos centrales de las tensiones.
Latin American Post | Iván Parada Hernández
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