¿Se cae la estrategia de Vladimir Putin con el derrumbe del puente de Crimea?

En las guerras ocurridas a lo largo de la historia siempre se habla de momentos cruciales que cambiaron el sentido de la misma, ¿podría la explosión del puente de Crimea ser uno de esos momentos? Aún no sabemos con exactitud su impacto real en la guerra, pero sí podemos analizar el impacto que tiene en la estrategia rusa tras varias semanas en las cuales Putin no se ha visto favorecido.

¿Ataque o accidente?

El pasado 8 de octubre, la explosión de un camión sobre el puente de Crimea causó severos daños sobre el mismo. Hasta el momento cuatro personas han fallecido, de acuerdo con información del gobierno ruso, además de los daños al puente que por el momento se encuentra cerrado parcialmente. Más allá de los daños físicos a la obra, el golpe ha ido directamente sobre el orgullo ruso, que ha respondido con ataques con misiles sobre Ucrania.

A pocos días del evento sigue siendo un misterio el cómo ocurrió la explosión, Rusia ha declarado que se trata de un “ataque terrorista” que proviene de sus enemigos, mientras que Ucrania y la OTAN no se han adjudicado la autoría del ataque. Lo que parece seguro hasta ahora es que no se trató de un accidente, así que mientras Ucrania no declare haber realizado el ataque, Rusia solo podrá suponer de dónde vino la explosión. El presidente ruso ha solicitado una investigación, aunque, sin importar el resultado, su credibilidad ya se ha visto reducida en las últimas semanas. Por ello, el ataque supone una victoria doble para Ucrania, que ha cerrado, al menos temporalmente, un enclave estratégico para el ejército ruso, y al mismo tiempo ha golpeado el orgullo de Putin.

Una obra “notable”

El puente es una obra “notable” desde el punto de vista de la ingeniería, es el puente más largo de Europa sobre el mar con sus 19 kilómetros. Fue inaugurado en 2018, apenas cuatro años después de la polémica anexión de la península de Crimea a Rusia tras el referéndum de 2014. La obra comunica la península de Kerch, en el este de Ucrania, y la península de Tamán en el suroeste de Rusia. Se compone de dos vías principales, una ferroviaria y una carretera que de forma paralela cruzan el estrecho de Kerch, destaca por su ingeniería que debe sortear problemas de suelo, sismicidad y clima extremo.

Esta obra permite a Rusia tener acceso rápido y directo a Crimea sin tener que pasar por territorio ucraniano. Para los habitantes de la península ha permitido una línea de suministro segura y eficiente que con el ataque se ha visto mermada. Aunque Rusia mantiene el puente parcialmente abierto, el suministro ahora es más lento y riesgoso. No obstante, el mayor peso del puente es geopolítico, para el ejército ruso es también una línea de suministro estratégica, que, al mismo tiempo, podría beneficiar el avance del ejército ucraniano por sus territorios del sur. Ucrania sin duda aprovechará su momento para asestar otro golpe a Vladimir Putin, es difícil aún determinar si el ataque al puente será crucial en el desarrollo de la guerra, porque más allá del mero daño físico ha mostrado la fragilidad de la infraestructura rusa de esta región. En este sentido, también es una muestra de lo fácil que ha resultado afectar la línea de comunicación entre la península de Crimea y el resto del territorio ruso.

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¿Se derrumba la estrategia rusa?

Con la entrada de Europa central a la Unión Europea a principios del siglo XXI, las candidaturas oficiales de países balcánicos para entrar al bloque europeo y el avance de la OTAN hacia el este en la última década, Rusia vio reducida su influencia en la región. Sin embargo, el punto de inflexión fue el acercamiento de Ucrania con la Unión Europea y la OTAN que supusieron un ataque directo a la influencia rusa en Europa llegando prácticamente a sus puertas. Si algo ha caracterizado a Vladimir Putin, al menos en el imaginario colectivo, es su frialdad y sus movimientos calculados, su decisión de anexar Crimea en 2014 fue ejecutada rápidamente y sin un enfrentamiento armado.

Las pretensiones de Putin sobre las regiones de Lugansk, Donetsk, Jersón y Zaporiyia en Ucrania parecían poder lograrse de la misma manera que en Crimea, pero la crisis desatada en el país vecino explotó con la invasión de 2022. Lejos ha quedado el Putin calculador y estratega que se ha visto mermado en las últimas semanas con decisiones como la movilización de 300,000 reservistas en septiembre. Acción que provocó la huida de miles jóvenes rusos de su país. Su imagen se deteriora rápidamente, así que la explosión en el puente abona a seguir dinamitando su imagen internacional y, sobre todo, nacional. 

Uno de los objetivos de las sanciones sobre Rusia ha sido poner a los mismos rusos en su contra, algo que podría comenzar a suceder si continúa con decisiones erráticas y precipitadas. La respuesta de Putin a la explosión sobre el puente de Crimea debe ser cuidadosa, más allá de los ataques con misiles, si no desea ensuciar más su imagen. El ministerio de defensa ucraniano ha aprovechado para provocar al líder ruso con videos y mensajes burlándose de lo ocurrido, orillando a Putin a estar en alerta máxima, un escenario que podría desencadenar una respuesta abrupta y errática que podría costarle la guerra.