AMÉRICAS

¿Se desmarca Gabriel Boric de la posición de la “izquierda” latinoamericana sobre Perú?

El presidente chileno no se ha pronunciado sobre la situación política de su vecino, en contraste con otros presidentes de izquierda que desconocen al gobierno de Boluarte

Gabriel Boric

Foto: Wikimedia-Fotografoencampana

LatinAmerican Post | Luis Angel Hernández Liborio

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La política peruana se movió con el sismo que representó la destitución de Pedro Castillo como presidente, el movimiento fue tan fuerte que aún las réplicas se sienten en toda Latinoamérica. México, Argentina, Bolivia, Colombia y Nicaragua no reconocen por ahora al gobierno de Dina Boluarte. En contraste, Chile, también de izquierda, no se ha pronunciado al respecto, el presidente Boric ha sido más cauteloso antes de opinar sobre su vecino del norte desafiando, de alguna manera, la unidad que parecía tener "la izquierda" latinoamericana.

¿Es Boric "de derecha" por no estar alineado con México o Bolivia?

Definitivamente, la respuesta es no, Gabriel Boric no es un político "de derecha", pero eso no significa que respalde ciegamente a lo que suele denominarse la "izquierda latinoamericana". El silencio del presidente chileno sobre la situación de su vecino del norte parece para algunos un distanciamiento de quienes son sus aliados en la región, al menos en lo que al espectro ideológico respecta: los presidentes de México, Colombia, Argentina y Bolivia. Esta distancia podría no ser tal, sin embargo, forma es fondo, y el hecho de que Boric no se haya pronunciado al respecto, y menos aún en línea con sus contrapartes latinoamericanas, ha llamado la atención. No obstante, Chile es vecino directo de Perú y sin duda Boric ha querido llevar el tema con mayor cuidado que, por ejemplo, Andrés Manuel López Obrador o Alberto Fernández, sabiendo también que la continuidad de su gobierno y del futuro de la izquierda que representa en Chile dependen enteramente de su actuar interno y mucho también de su actuar a nivel regional. 

La complicada relación Perú – Chile

Gabriel Boric, además de cuidar la forma en la que se relaciona con el resto de la "izquierda latinoamericana", por las implicaciones que apoyar o no sus iniciativas pueda tener, debe también cuidar su relación con el país vecino: Perú. Sus relaciones bilaterales han sido complicadas históricamente, desde encuentros diplomáticos, hasta guerras que han hecho variar sus fronteras. En 2014 la Corte Internacional de La Haya estableció los límites aparentemente definitivos entre ambos países tras una controversia por su frontera marítima en el Pacífico, aunque la corte dio la razón parcialmente a Perú, la realidad es que el problema no está del todo resuelto, el fantasma de las fronteras sigue rondando a ambos países.

En términos económicos el intercambio entre ambos países no es significativo, no son socios principales, sin embargo, la migración peruana a Chile sí es considerable, casi un cuarto de millón de peruanos vive en su vecino del sur. Los roces comerciales y diplomáticos se han dado hasta por productos como el pisco, con una batalla de marcas, legal, denominación de origen, etc. que muestran la escala de las relaciones peruano-chilenas. El presidente Gabriel Boric no ha transformado la política de Chile hacia Perú pese a que Castillo era un presidente de izquierda ni por las ideas afines que pudieran tener. El joven presidente chileno sigue la política de Estado que siguieron Bachelet y Piñera frente al Perú, lo mejor entonces es no entrometerse.

También puedes leer: La diferencia entre la izquierda de Gabriel Boric y la de Pedro Castillo

¿Es la izquierda en Perú víctima de sabotaje?

La izquierda peruana denuncia sabotaje por lo ocurrido con el expresidente Pedro Castillo, el discurso es el de una especie de complot que facilitó la destitución del mandatario. Pero, a diferencia de otros casos como los de Venezuela o Nicaragua, en Perú se ha seguido el marco constitucional, y ese es el punto a destacar, porque es el que ha dividido a la izquierda en la región. El presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, pese a su cercanía con AMLO, Alberto Fernández o Nicolás Maduro no se ha pronunciado a favor de Castillo, lamentó que haya sido destituido, pero deseó éxito al nuevo gobierno de Boluarte.

A Perú no podemos leerlo desde la perspectiva de los últimos 10 días, sino al menos desde los últimos 6 años, donde han "desfilado" por la presidencia cinco personajes: Pedro Pablo Kuczynski, Martín Vizcarra, Manuel Merino, Francisco Sagasti y Pedro Castillo, el caso de Dina Boluarte aún es incierto, aunque ya ha juramentado como presidenta. La inestabilidad política de Perú se ha dado por temas de corrupción y escándalos que no atienden a un sólo espectro ideológico, por lo que han "caído" presidentes, gobernadores regionales, ministros y toda clase de funcionarios en casos como el de Odebrecht, lo que invalida parte del discurso de persecución a la izquierda que denuncian Pedro Castillo y sus aliados latinoamericanos.

La "izquierda" vs las "izquierdas"

Los triunfos de la izquierda en Colombia y Brasil este año, además de Chile el año pasado, se sumaron a los gobiernos de Argentina, México, Perú, Bolivia, Nicaragua, Venezuela, Cuba, Honduras que son considerados como "de izquierda". Estos países tan dispares económica, social y políticamente suelen ser englobados en el mismo concepto de una izquierda homogénea. A simple vista, la Venezuela de Maduro dista mucho del México de AMLO o del Chile de Gabriel Boric, o la Colombia de Petro de la Cuba de Díaz-Canel.

El momento en que se encuentra la izquierda en cada país, así como las políticas nacionales y las estructuras de las instituciones en cada uno los hace muy distintos. La facilidad con la que Maduro, Daniel Ortega o Díaz-Canel modifican las leyes a su favor contrasta con los candados institucionales de México, Chile o Colombia. Esto nos permite comprender  por qué Gabriel Boric mantiene su distancia de Cuba o Venezuela, o el expresidente Pedro Castillo condenó las elecciones en Nicaragua el año pasado. Lo que sucede en un país "de izquierda" puede considerarse en otro aliado un acto "de derecha" y esto en buena medida es porque no existe una única izquierda, sino muchas y con notables diferencias, la pregunta debe ser más bien si sus coincidencias son suficientes para mantenerlas unidas a nivel regional.

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