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Tribunal de El Salvador autoriza a Bukele a reelegirse

En una medida que tensa el tejido del derecho constitucional de El Salvador, el Tribunal Supremo Electoral ha despejado el camino para la candidatura a la reelección del presidente Nayib Bukele a pesar de las prohibiciones constitucionales contra mandatos consecutivos .

Nayib Bukele

27/10/2023.- El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, abandona el Tribunal Supremo Electoral (TSE) tras registrarse como candidato a la presidencia de El Salvador. EFE/Rodrigo Sura

The Latin American Post Staff

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En la danza laberíntica de la democracia y el cumplimiento constitucional, El Salvador ha subido a un escenario controvertido. El Tribunal Supremo Electoral de la nación, en un fallo decisivo pero polémico del viernes, abrió la puerta para que el presidente Nayib Bukele busque un segundo mandato consecutivo en las elecciones de 2024. Esta medida desafía la proscripción explícita de la reelección incorporada en la Constitución del país.

Un cambio fundamental en la dinámica electoral

Esta decisión fundamental, adoptada apenas una semana después de que Bukele se registrara para postularse bajo la bandera del partido Nuevas Ideas, no fue una victoria estrecha. Las autoridades electorales emitieron un voto a favor de cuatro a ninguno y una abstención, lo que significa un cambio institucional sustancial a favor de la continuidad de la presidencia de Bukele. El Tribunal, abandonando las vías tradicionales de anuncio público, recurrió a plataformas alternativas para proclamar a Bukele y su aliado vicepresidente, Félix Ulloa, como legalmente aptos para postularse, indicando que cumplían con "los requisitos legales".

El presidente subió al mismo escenario digital para expresar su satisfacción, promocionando la decisión unánime a favor de su candidatura como una victoria legítima. Este respaldo, sin embargo, ensombrece un contexto histórico complejo, en el que el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), una fuerza anteriormente dominante en la política salvadoreña nacida de raíces guerrilleras de la época de la guerra civil, también recibió respaldo unánime para sus candidatos. Las venganzas políticas empañan la relación entre Bukele y el FMLN; Tras su expulsión del partido en 2017, el mandato presidencial de Bukele fue testigo de una purga sistemática de afiliados al FMLN de funciones gubernamentales, lo que subraya la brecha y la animosidad entre el régimen actual y la facción tradicional de izquierda.

El obstáculo constitucional a la ambición de Bukele surge de una disposición explícitamente diseñada para impedir la continuidad del poder: una salvaguardia posdictatorial. Sin embargo, en 2021, un controvertido fallo de la Corte Suprema reinterpretó esta misma disposición, aparentemente colocando la cuestión de la reelección en manos de los votantes salvadoreños en lugar de su marco constitucional. Esta reinterpretación provocó un debate sobre la extralimitación judicial y la posible erosión de los controles y equilibrios dentro del sistema político salvadoreño.

Popularidad versus restricciones constitucionales

A pesar del problema constitucional, la popularidad de Bukele entre la población se ha disparado, impulsada por agresivas iniciativas antipandillas que han precipitado una caída en las tasas de criminalidad. Esta postura de línea dura, si bien obtuvo la aprobación pública, no ha estado exenta de detractores; un estado de emergencia que se ha prolongado durante 18 meses ha acompañado la suspensión de ciertos derechos constitucionales, lo que ha suscitado temores de una regresión autoritaria.

La comunidad internacional y los puristas constitucionales están preocupados porque los principios fundamentales de la rotación democrática a través de elecciones parecen socavados. Los críticos argumentan que este conjunto de acontecimientos podría sentar un precedente peligroso, no sólo para El Salvador sino para toda la región latinoamericana, donde el espectro de dictaduras pasadas todavía se cierne sobre el panorama político.

Para Bukele, el panorama electoral parece favorable. Encuestas recientes muestran a un líder cuyo capital político está en su cenit, con un electorado aparentemente dispuesto a pasar por alto las violaciones constitucionales en favor de la seguridad y el progreso percibidos.

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Una prueba crucial para los fundamentos jurídicos de El Salvador

Mientras El Salvador se tambalea al borde de un precipicio legal, la situación es un testimonio de la interacción dinámica y a menudo precaria entre la ley y la voluntad popular. La repetición de Bukele, aunque constitucionalmente polémica, es un símbolo de una lucha más amplia dentro de las democracias emergentes: equilibrar los rígidos marcos legales con los mares fluidos y a veces tumultuosos de la opinión pública y las aspiraciones políticas.

En esta historia de elasticidad constitucional, las próximas elecciones no sólo decidirán una presidencia. Aún así, también pondrán a prueba la resiliencia del compromiso de una nación con sus estatutos legales fundacionales. El Salvador, bajo la figura polarizadora de Bukele, sin duda seguirá siendo un punto focal en el discurso sobre los límites del poder ejecutivo y la búsqueda duradera de la estabilidad democrática en América Latina.

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