Después de 15 años de gobiernos de izquierda, Luis Lacalle Pou asumió la presidencia el 1 de marzo y promete un nuevo rumbo en un país polarizado
Luis Lacalle Pou será el presidente de Uruguay por los próximos 5 años. / Foto: twitter.com/luislacallepou
LatinAmerican Post | Juliana Suárez
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El triunfo de un partido opositor al que estuvo en el gobierno por 15 años llegó tras una desaceleración reciente de la economía y una creciente polarización en el país que llevó a que la izquierda perdiera su fuerza. Así, llegó Luis Lacalle Pou, un hombre de 46 -convirtiéndose en el presidente más joven de Uruguay- y de familia de políticos del Partido Nacional, quien el pasado domingo celebró su llegada a la presidencia en un tradicional desfile.
Y la llegada de Lacalle Pou a la presidencia no solo fue un hecho fáctico sino también cargado de simbolismos que representaron a su familia de tradición política. Al acto de traspaso de Tabaré Vazquez a él de la presidencia, el político de derecha llegó en un lujoso auto que perteneció años atrás a su bisabuelo, el caudillo del Partido Nacional, Luis Alberto de Herrera. Esta muestra representaría las políticas tradicionales de las que viene su familia y las que, probablemente, llegarán durante sus cinco años en la presidencia.
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En su discurso, Luis Lacalle Pou agradeció a sus votantes y al saliente presidente Tabaré Vazquez por ayudar a consolidar una democracia en el país. “Mañana arranca un gobierno que no va a descansar, mañana arranca un gobierno a llevar adelante la tarea de todos los uruguayos. Y por último, si todo sale bien, será gracias al equipo y si en algún momento las cosas no salen como los uruguayos necesitan y quieren, no miren al costado, la responsabilidad va a ser exclusivamente del presidente de la república”, terminó.
Los retos de Lacalle Pou
Para fortalecer a los opositores de la izquierda, los distintos partidos que hicieron parte de las elecciones se unieron en la segunda vuelta para apoyar a Lacalle Pou y asegurar que, si bien su partido no estaría en la presidencia, sí lo estaría uno más afín a sus ideologías. Con esa premisa, se formó una coalición que incluía a cinco partidos, entre ellos el Partido Colorado, a Cabildo Abierto (ambos de los dos candidatos que quedaron fuera de la segunda vuelta) y el Partido Nacional.
Al lograr el triunfo gracias a la unión, uno de los grandes retos de Luis Lacalle será darle voz y representación a esta heterogénea coalición. Eso, en medio de un país que aún tiene una izquierda fuerte, pues aunque no haya ganado y se esté comenzando a debilitar, el candidato de Frente Amplio alcanzó a tener solo un punto menos que el ganador. Siendo así, el presidente deberá demostrar que puede lograr el giro hacia la derecha respetando a una población que lleva años tendiendo hacia la izquierda, y consolidando un mismo rumbo para una derecha con muchas vertientes.
“Quédense tranquilos, que en este mundo moderno de liderazgos colectivos hemos tenido un proceso de sumar cinco partidos políticos, pero sobre todo sumar seres humanos de buena voluntad que van a dejar lo mejor de ellos en estos próximos cinco años por el bien del país”, dijo el presidente en su discurso.
Hoy asumimos la responsabilidad de gobernar el país por los próximos 5 años. pic.twitter.com/GRgpmlU1G7
— Luis Lacalle Pou (@LuisLacallePou) March 2, 2020
Pero la unión de un país con posiciones diferentes no es su único reto, pues Uruguay viene enfrentando una desaceleración económica que ha preocupado a muchos de sus ciudadanos, pues éste ha sido uno de lo más estables de la región por muchos años.
A pesar de que Frente Amplio durante sus quince años en el poder logró llevar la economía uruguaya a puntos importantes alcanzando que el PIB creciera 67% a precios constantes entre 2005 y 2018, según la Cepal, en los últimos años el crecimiento anual solo llegó a alcanzar el 1.3%. Fortalecer el crecimiento ha sido y seguirá siendo un gran reto en un país tan pequeño como lo es Uruguay. Para ello, uno de sus puntos principales de gobierno será el fortalecimiento de las empresas pequeñas, por medio de “reactivar la producción y el empleo”.
Por último, Uruguay en los últimos años ha tratado de abrirse al mundo para ser reconocido internacionalmente por sus productos, sus políticas y su democracia. En los próximos cinco años, Luis Lacalle Pou tendrá el reto de continuar haciendo lo que sus predecesores venían haciendo a nivel global. Por eso, uno de sus punto de gobierno es la inserción internacional, donde intentará abrir mercados y realizar alianzas, lo que no solo pondría a Uruguay en el espectro mundial en términos diplomáticos sino también busca fortalecer su economía.
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Sin embargo, en este punto, el nuevo gobierno de derecha tendrá que tomar decisiones frente a algunas alianzas y relaciones en la región latinoamericana que no van de la mano con sus políticas e ideologías, como son los gobiernos de izquierda de países como Venezuela o Nicaragua. A pesar de que la izquierda uruguaya no tuvo la connotación negativa que tienen estos otros gobiernos de la región, Lacalle Pou rearmará las alianzas centrándose en otros países que estén alineados con sus políticas.
En su plan de gobierno, afirmó que uno de sus propósitos en política exterior será realinearla con "los principios del Derecho Internacional, la solución pacífica de las controversias, la democracia, la defensa de los derechos humanos y el respeto al Estado de Derecho". Tan solo en la ceremonia de posesión, se vieron invitados presidentes como Iván Duque, de Colombia, Mario Abdo Benitez, de Paraguay, y Sebastián Piñera, de Chile. Por otro lado, no estuvieron invitados los representantes de los gobiernos de Venezuela, Nicaragua y Cuba.