Venezuela: posible inicio de un nuevo capítulo entre Nicolás Maduro y la oposición
Con la cumbre sobre la situación política en Venezuela celebrada en Bogotá la última semana de abril, Latinoamérica, Estados Unidos y la Unión Europea esperan con ansias que sea el reinicio de diálogos entre la oposición y el gobierno de Nicolás Maduro ad portas de las elecciones presidenciales en 2024.
Foto: TW-infopresidencia
LatinAmerican Post | David García Pedraza
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La situación política y social en Venezuela ha sido durante un buen periodo de tiempo el tema diplomático más debatido y opinado tanto en la región como a nivel mundial. Las sanciones que las potencias le han impuesto al gobierno de Maduro, han hecho que la sociedad venezolana se enfrente a una crisis humanitaria, a tal punto que la migración masiva ha afectado a Colombia y Chile, principalmente.
Con la llegada de Gustavo Petro al poder en Colombia, uno de los temas principales en su agenda de exteriores es darle una solución a la crisis bolivariana. Sin embargo, se entiende que la comunidad internacional se queda corta al no haber un diálogo entre la oposición y el oficialismo en Venezuela, razón por la cual se celebró la Cumbre por Venezuela en donde participaron 20 países del continente americano, Europa y Asía, más la delegación de la Unión Europea.
Una cumbre ‘por fuera del libreto’
La región había normalizado la crisis venezolana a tal punto de hacerla a un lado de los temas latinoamericanos. Consecuentemente con este olvido, los gobiernos latinoamericanos, y estadounidense, le daban la espalda a la crisis bolivariana.
No obstante, a pesar de la premura de Petro de anunciar esta cumbre en marzo de 2023, se logró que una veintena de representantes internacionales tomaran partido para siquiera dialogar sobre esta situación. Desde el vecino Brasil hasta la lejana Türkiye (Turquía) aceptaron el llamado desde Bogotá.
Esta cumbre, cuya finalidad era lograr una postura en bloque para lograr unas elecciones libres venezolanas en 2024, causó expectativa en la región, ya que no se había logrado reunir a tantos mandatarios y representantes extranjeros desde los diálogos fallidos en México entre detractores y afines al gobierno de Maduro.
La reunión que podría marcar el principio del fin de la crisis
Reunir a 20 delegaciones internacionales en poco más de cuatro semanas fue una demostración de buena voluntad de las naciones participantes para lograr un consenso internacional de cómo debía ser abordada la crisis venezolana. Lo llamativo de la reunión fue la ausencia de la oposición y del oficialismo, con lo cual se buscaba prevenir enfrentamientos que pudieran enlodar la verdadera intención de la cumbre.
A puerta cerrada de la cancillería colombiana, se deliberaban los temas pertinentes para iniciar con pie derecho el nuevo curso que seguiría la diplomacia internacional para lograr la estabilización de Venezuela.
En un breve comunicado a la prensa, el ministro de relaciones exteriores de Colombia, Álvaro Leyva, dio a conocer los tres puntos en común a los que llegaron las 20 naciones presentes más la Unión Europea. El primero es la necesidad de trabajar por unas elecciones libres y verdaderas en Venezuela para 2024, que era el tema principal. El segundo aspecto fue el levantamiento de sanciones de acuerdo a como se vayan desarrollando los acuerdos entre oposición y oficialismo, y el tercer punto involucra el restablecimiento de las negociaciones entre detractores y afines al gobierno bolivariano en México, respaldados por Noruega además de implementar un fondo fiduciario para la inversión social venezolana.
Estas tres minutas serán debidamente informadas a detalle por miembros de las delegaciones asistentes tanto al gobierno de Maduro como a la oposición, todo con el fin de tener la transparencia que necesita una situación como esta.
La relevancia de esta cumbre para el gobierno Petro
Desde su carrera a la presidencia en 2022, Gustavo Petro prometió restablecer las relaciones diplomáticas con Venezuela para mitigar los daños que la incontrolable migración venezolana le ha hecho a ambos países. Esta cumbre es uno de los grandes aciertos y demostraciones que ha realizado su gobierno en menos de un año de mandato.
Esta reunión podría estar posicionando al presidente colombiano en uno de los referentes políticos actuales más relevantes para la región latinoamericana. En primera instancia por ser el primer presidente de izquierda que ha tenido Colombia y en segunda por la capacidad de organización y aceptación que tuvo la cumbre por Venezuela, sin dejar de lado la visita que tuvo hace poco con Joe Biden, el presidente de los Estados Unidos.
No obstante, los rifirrafes que tienen con los gobiernos de Perú, Guatemala y El Salvador lo han tenido ‘a raya’ en sus opiniones personales, aun así no se niega la destacada labor al dar el primer paso para al menos visualizar correctamente la problemática desde Caracas.
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Sin tener en cuenta la posición ideológica y política de las naciones, la democracia es un factor clave para determinar la verdadera libertad de una nación, junto con la libertad de prensa, y es lo que esta cumbre ha intentado tocar en el primer contacto. La búsqueda de mecanismos para que Venezuela tenga unas elecciones presidenciales justas y libres en el 2024. Desde Bogotá se ha dado el primer paso para dialogar, deliberar y tomar acciones en grupo con el fin de presionar a oficialistas y opositores a negociar y centrarse en lo verdaderamente importante: la sociedad de a pie venezolana.
Se espera que la próxima cumbre, sin fecha aún, entre las mismas naciones y delegaciones para verificar avances y coordinar unas nuevas minutas en común, sea más desarrollable y menos burocrática. Esto con el fin de seguir mostrándole a la opinión pública y al mundo la buena voluntad que se observó en este primer encuentro para así cerrar el capítulo de la inestabilidad bolivariana y escribir uno nuevo teniendo a la libertad, la democracia y la diplomacia como actores principales.