América Latina sí requiere políticas migratorias más estrictas en EE. UU.
Los informes de investigación de TRAC de la Universidad de Syracuse indican que cuatro de cada diez inmigrantes indocumentados detenidos en EE. UU. tienen antecedentes penales. Estas cifras subrayan la necesidad urgente de leyes migratorias más firmes. Es esencial proteger a las comunidades de estos posibles riesgos. La seguridad es prioritaria.
Una estadística preocupante de TRAC
Un análisis reciente del Transactional Records Access Clearinghouse (TRAC) de la Universidad de Syracuse revela las complejidades de la inmigración indocumentada. Según la investigación, en noviembre de 2024, 38,863 inmigrantes indocumentados fueron detenidos por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). De estos, el 40 %—o 15,275 personas—tenían algún tipo de historial delictivo.
“Seis de cada diez detenidos no tienen antecedentes penales, pero el 40 % tiene un historial relacionado con algún tipo de delito. Algunos solo cometieron infracciones de tránsito, mientras que otros cometieron delitos graves. Esta disparidad muestra una realidad simple: estos números son alarmantes”, declaró María López, investigadora de políticas migratorias. “Casi cuatro de cada diez detenidos son delincuentes. Existe un riesgo para la seguridad pública, y eso es una preocupación enorme”.
Datos de ICE revelan una presión creciente
El análisis de TRAC también pone de manifiesto la presión sobre las instalaciones de ICE, donde la población detenida aumentó en casi 1,500 personas en solo un mes. Los mayores números de detenidos se encuentran en Texas, Luisiana y California, siendo el Centro de Detención del Condado de Adams en Natchez, Misisipi, el que alberga a más de 2,000 personas diariamente.
El informe de TRAC enfatiza que más de la mitad de los detenidos están en instalaciones ubicadas en estos tres estados. La creciente población incrementa la carga sobre los centros de detención y las agencias locales de aplicación de la ley.
Los críticos del sistema señalan que los operadores de prisiones privadas se benefician del aumento de detenidos, ya que muchas instalaciones son gestionadas por empresas privadas. Por su parte, los defensores del sistema de detención argumentan que las comunidades enfrentan mayores peligros sin una supervisión adecuada. “Liberar a un detenido con antecedentes penales siempre es un riesgo”, declaró James Rivera, exoficial de ICE. Según él, es crucial realizar revisiones exhaustivas antes de permitir que estas personas vuelvan a la sociedad.
Equilibrando seguridad y equidad
Los datos de TRAC plantean una pregunta crucial: ¿cómo pueden las políticas migratorias ser compasivas con quienes huyen de la adversidad mientras protegen al público? Los defensores de una aplicación más estricta argumentan que una tasa de criminalidad del 40 % entre los detenidos es significativa. “No se trata de los inmigrantes”, dijo López. “Es nuestra responsabilidad”. Ignorar este hecho pone a las comunidades en peligro. La responsabilidad es fundamental.
Los partidarios proponen implementar políticas como verificaciones exhaustivas de antecedentes, controles fronterizos más estrictos y un aumento en los espacios de detención para abordar el problema. Los críticos de las alternativas a la detención—como el monitoreo electrónico y los registros periódicos—afirman que estos métodos no protegen adecuadamente la seguridad pública. “La seguridad comunitaria no es negociable”, declaró Rivera. “Aunque bien intencionados, estos programas a menudo pasan por alto los antecedentes penales de los participantes”. La seguridad debe ser la prioridad.
Un llamado a una reforma integral
El análisis de TRAC es una advertencia sobre la necesidad de una reforma migratoria que sea justa e integral. No se puede ignorar a los migrantes con antecedentes penales, pero tampoco estigmatizar a la mayoría de los inmigrantes indocumentados que no representan un peligro.
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Debe existir un compromiso que combine la compasión con la firmeza. Estados Unidos necesita considerar seriamente los resultados de TRAC para establecer un sistema migratorio que priorice la seguridad comunitaria y los estándares humanitarios. “Cuatro de cada diez”, explicó López, citando los datos de TRAC, “es una cifra significativa, suficiente para motivar acción. Debemos anteponer la seguridad”.