Enigma del Amanecer en Uruguay: Historia, Geometría y Probabilidad se Alinean sobre la Avenida 18 de Julio

Cada amanecer invernal del 18 de julio, el sol lanza un rayo cobrizo que recorre la Avenida 18 de Julio de Montevideo y parece coronar el Obelisco a la Constitución de 1830. ¿Fue una alineación solar diseñada por agrimensores del siglo XIX o una casualidad topográfica? Cuadernos de campo, mapas de cresta y un sencillo ejercicio de probabilidad apuntan a un misterio que pende de un hilo.
Un Descubrimiento al Amanecer que se Volvió Viral
Poco después de las 7:30 a.m. del Día de la Constitución de 2023, el arquitecto y astrónomo aficionado Gustavo Degeronimi se encontraba sobre la mediana amarilla cerca de la Plaza del Entrevero. La noche anterior había abierto una app de seguimiento solar para planear el estudio de sombras de una obra, y notó algo curioso: el amanecer del 18 de julio ocurriría en un azimut —es decir, la dirección del sol naciente— de casi exactamente 64 grados. También sabía, tras años de recorrer Montevideo en bicicleta, que la columna vertebral de la Avenida 18 de Julio apuntaba más o menos en esa dirección.
La curiosidad ganó. Salió antes del alba, con la cámara del celular lista. Cuando el borde superior del sol asomó sobre los techos del este de Montevideo, una banda líquida de oro recorrió el asfalto como un río, tocando cada tapa de alcantarilla y cada refugio de ómnibus. Por un breve y asombroso instante, el disco pareció coronar el Obelisco de cuarenta metros dedicado a la Constitución de 1830. Los primeros trabajadores del día quedaron en silueta ante el resplandor; los barrenderos se detuvieron, escobas en alto.
Degeronimi subió un video de veinte segundos con el título: “Nuestro Manhattanhenge patrio 🥲.” El video explotó. Para el mediodía, el astrofísico Gonzalo Tancredi había confirmado la geometría: el azimut del amanecer del 18 de julio es de 64 grados, más o menos una fracción; la orientación medida de la avenida coincide dentro del ancho de una uña sostenida con el brazo extendido.
Cuando llegó el Día de la Constitución de 2024, más de cien madrugadores se reunieron para el espectáculo que la ciudad ahora llama “18 en 18”. Una trompeta interpretó el himno nacional; el hashtag #SolConstituyente llenó las redes sociales con fotos callejeras ardientes. Pero la fama viral hizo surgir una pregunta irresistible: ¿Eligieron los planificadores del siglo XIX esa dirección para homenajear el amanecer del día de la Constitución o estamos proyectando romanticismo moderno sobre una coincidencia feliz?
Siguiendo los Pasos de los Agrimensores
Para poner a prueba esa intención, los historiadores retrocedieron al año 1829. Las murallas españolas de Montevideo acababan de ser derribadas, y el joven gobierno deseaba avenidas tan audaces como sus ambiciones republicanas. El gobernador interino José Rondeau encargó al sargento mayor José María Reyes —soldado, cartógrafo y astrónomo aficionado— trazar “una gran calle de treinta varas de ancho” desde el puerto hacia el interior.
Reyes caminó por la cresta de la Cuchilla Grande. La altura ofrecía drenaje, visibilidad defensiva, y evitaba trabajos de movimiento de tierras. En un cuaderno descolorido que hoy se guarda en el Museo Naval, escribió una línea clave: “rumbo NE 45° magnético.” Traducido al norte verdadero actual, eso es aproximadamente 64 grados: exactamente la orientación moderna.
En 1836, el artista e ingeniero Juan Manuel Besnes Irigoyen grabó la ruta en placas de cobre, fijando la dirección del bulevar en el plano. El nombre “Avenida 18 de Julio” llegó una década después, cuando los ediles decidieron bautizarla con la fecha de la jura de la primera constitución. El Obelisco de granito fue añadido en 1938.
Lo crucial: ningún acta municipal sobreviviente menciona alineamientos solares. Hablan de drenaje, rutas de desfile y de crear “una vía militar expedita.” Sin embargo, quedan rastros de conciencia astronómica: Reyes compilaba cartas estelares para artillería y llevaba tablas de declinación magnética. Tancredi, el astrofísico, afirma que un error menor a un grado “es difícil de lograr por accidente cuando la cresta permite varios ángulos plausibles.”
Los historiadores escépticos no coinciden: la propia cresta obligaba a los agrimensores a elegir entre un rango estrecho de rumbos este-oeste. A la latitud de Montevideo —34,9° sur— cualquier calle ancha orientada este-oeste se alineará con el sol naciente dos días al año. Uno podría simplemente darle un nombre patriótico después. ¿Qué argumento pesa más?

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Jugando con las Probabilidades: ¿Suerte o Diseño?
Para entender las teorías enfrentadas, pensemos el enigma como dos opciones:
- Coincidencia: Reyes orientó la avenida principalmente por razones prácticas. El hecho de que el amanecer del 18 de julio se alinee es un golpe de suerte.
- Diseño: Reyes —o algún funcionario posterior— eligió la orientación para que el amanecer del Día de la Constitución iluminara la avenida.
¿Cómo ponderarlas sin matemáticas complicadas?
- ¿Qué tan exacta es la coincidencia?
El sol visto desde la Tierra tiene un ancho de aproximadamente medio grado. El efecto visual se siente impresionante si el centro del sol está a menos de un grado del centro de la avenida. El 18 de julio, la diferencia es menor a 0,3°—muy dentro de la “zona de asombro.” - ¿Qué tan amplio es ese margen?
Cerca del solsticio de invierno austral, el sol se desplaza unos 0,3 grados por día. Eso significa que el efecto se ve bien durante aproximadamente dos días antes y después del 18 de julio: cuatro mañanas buenas. - ¿Qué chances hay de que cualquier feriado caiga dentro de esa ventana?
Cuatro días buenos entre 365 es poco más del 1% (4 ÷ 365). - ¿Cuántas fechas cívicas importantes había en el siglo XIX?
Los historiadores cuentan unas diez: Día de la Independencia, Día del Ejército, Día de la Bandera, etc. La probabilidad de que al menos una caiga en esa ventana sube al 10%. - ¿Y la dirección de la calle?
No todas las calles pueden ir este-oeste. Supongamos que una de cada cuatro lo hace. Entonces, la probabilidad total de una coincidencia llega al 40%. - Entonces, ¿dónde estamos parados?
Si un ingeniero de 1829 quería lograr un “truco solar,” tenía las herramientas: las tablas solares estaban en todos los manuales náuticos. Pero los documentos guardan silencio, y el terreno ya favorecía esa orientación. Combinando estos factores, la probabilidad se sitúa cerca del 50%: mitad y mitad entre diseño intencional y coincidencia afortunada.
Ese equilibrio tan fino es lo que mantiene a historiadores y astrónomos debatiendo amablemente entre cafés.
Por Qué la Alineación Importa—Haya Sido Planificada o No
La intención puede seguir siendo esquiva, pero el significado ha crecido. El ritual cívico ama la coincidencia: los neoyorquinos se agolpan para ver el “Manhattanhenge,” aunque ningún diseñador de cuadrículas buscaba selfies al atardecer. En Montevideo, el vínculo es más estrecho: nombre de la avenida, feriado nacional y rayo solar se alinean tan perfectamente que parece obra del destino.
Docentes ya usan el fenómeno como pizarra viviente—geometría de ángulos solares, física de la dispersión de la luz y algo de historia constitucional. Cafés cerca de Plaza Cagancha abren a las seis para servir medialunas antes del sol. La oficina de turismo baraja concursos fotográficos al amanecer.
La investigación continúa. Tancredi estudia la declinación magnética de 1829 para saber si la brújula de Reyes ya apuntaba a 64° ese julio. Archiveros buscan en los cuadernos de Besnes Irigoyen frases como “alineada al sol patrio.” Degeronimi, cuyo tuit encendió la chispa, está reclutando voluntarios para un proyecto de seguimiento de sombras en 2026—ciencia ciudadana envuelta en orgullo nacional.
Párate sobre la avenida cerca del Día de la Constitución y sentirás por qué el enigma persiste. La neblina invernal se aferra al asfalto. El horizonte se enrojece. De repente, el sol explota entre fachadas, el Obelisco brilla como antorcha, y por sesenta latidos, Montevideo parece girar sobre una bisagra celeste. Quizás Reyes sonrió con picardía en 1829; tal vez nunca lo notó. La luz nos alcanza igual, recordándonos que las ciudades son palimpsestos donde zanjas, rutas militares, sueños patrióticos y mecánica orbital conviven.
¿Casualidad o diseño? El amanecer no responde. Solo entrega su flecha dorada, puntual como siempre—una invitación anual a mirar al este, entrecerrar los ojos ante el resplandor y celebrar tanto el asombro de la estadística como la posibilidad del genio humano.
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Créditos: Video de campo por Gustavo Degeronimi (2023), confirmación geométrica por el astrofísico Gonzalo Tancredi, datos de archivo del cuaderno de José María Reyes (1829, Museo Naval, Montevideo), mapeo histórico por Juan Manuel Besnes Irigoyen (1836), iniciativas educativas y turísticas reportadas por el Departamento de Cultura de la Intendencia de Montevideo.