Luego de vivir uno de los momentos más difíciles de la humanidad, lo más grave aun puede estar por venir
La Covid-19 nos demostró lo frágil que es el sistema en el que está cimentada la humanidad. Foto: Freepik
LatinAmerican Post | Santiago Gómez Hernández
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Read in english: Opinion: Worst Possible Post Pandemic
La pandemia por el Covid-19 nos demostró lo frágil que es el sistema en el que está cimentada la humanidad. Un brote en un mercado en la mitad de China y un par de meses después, todo el mundo encerrado en sus casas sin saber francamente cómo enfrentar esta amenaza que puso en jaque los sistemas de salud del planeta.
Lo más grave de todo esto no es lo que estamos viviendo, sino lo que puede venir después. Muy a nuestro pesar, una pandemia de estas magnitudes no es algo espontáneo e irrepetible, por el contrario, varios expertos lo vinieron prediciendo desde hace algunos años y advierten que no será la última.
Pero, en vez de estarnos preparando, muy tenemos el riesgo de quedar aun más expuestos que antes de enfrentar el coronavirus. Por ejemplo, la crisis económica post-covid que se avecina, puede ser uno de los factores más dañinos para otra eventual pandemia.
Biden no se ha comprometido a compartir el gigantesco excedente que tendrá disponible en el verano. Derrotar al virus requiere que los países acaparadores muestren generosidad y empatía. Nadie está a salvo hasta que el vecindario esté a salvo, escribo. https://t.co/wR18gw1kzH
— Dolia Estévez (@DoliaEstevez) March 16, 2021
Cuando los Gobiernos queden endeudados y en búsqueda de recursos para financiar el aparato estatal o en inversión, muchos buscarán créditos internacionales para no terminar en quiebra. Sin embargo, dependiendo de las tasas de interés y del éxito de las medidas económicas posteriores, habrá varios países que deberán garantizar antes o después del préstamo, reformas tributarias para calmar a los prestamistas.
El caso de Grecia a la hora de refinanciar sus deudas en manos de la Troika europea (Banco Central Europeo, Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional) puede ser uno de los peores caminos. Garantizar la austeridad y el pago de la deuda casi que acabó con el Estado de Bienestar. Aumentó los impuestos, disminuyó el gasto (por ejemplo en el sistema de salud) y dificultó las pensiones y el ahorro de los ciudadanos.
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Ahora, si el sistema financiero internacional pretende que los países en desarrollo y de economías más frágiles salgan de esta crisis mediante préstamos y aumento de impuestos y disminución del gasto, esto solo creará un panorama perfecto para una tragedia con una nueva pandemia.
Si algo nos demostró el Covid-19 es que la desigualdad y la falta de un sistema de salud universal terminará afectando a los más pobres. La desfinanciación de los ya pobres sistemas de salud en Latinoamérica provocará que la siguiente pandemia golpeé con mucha más fuerza y que afecte en mayor medida a los ciudadanos más vulnerables.
Una reforma tributaria que se enfoque en la clase baja o la clase media también cambiará los hábitos de consumo de los ciudadanos buscando economía en la dieta y poco enfoque en una salud preventiva. Ingredientes ideales para una catástrofe de niveles superiores a las que estamos viviendo.
La #COVID19 condena a la miseria a millones de familias
Desempleo, precariedad y falta de acceso a la atención médica gratuita están causando una ola endeudamiento en América Latina.
La parte más dramática: aquellos que, pese a sus esfuerzos, pierden a sus seres queridos./cc pic.twitter.com/tVO2rPmPdo
— DW Español (@dw_espanol) March 16, 2021
Es por esto que es necesario un acuerdo internacional o por lo menos regional, que procure cuidar a los más vulnerados y a los sistemas de salud. No podemos aceptar créditos de fondos buitres, o préstamos usureros, que un Gobierno actual, pensando en que será un problema a futuro, se embarque en endeudar al país.
Es más, si algo debemos aprender del coronavirus (y no un nuevo idioma o leer un nuevo libro) es que nuestros sistemas de salud deben estar financiados, el personal médico debe estar bien pago y no adeudarle salarios, porque será nuevamente ellos (y ellas) los que sean la fuerza de choque ante una nueva eventual catástrofe.
Cuidemos los ventiladores que los países compraron por montones, capacitemos a nuestro personal para que sean utilizables, aprendemos de las cadenas de transporte de las vacunas y empecemos a llevar salud preventiva a toda la población en los lugares más recónditos de nuestros países y tomemos aprendizaje de aquellos países que supieron afrontar la pandemia de la mejor manera y con los costos (tanto económicos, como humanos) más bajos.