¿Quién dijo que la animación solo es para niños?
El comentario de Brad Bird sobre que Los Increíbles 2 no es una película para niños me puso a pensar: ¿es realmente la animación un medio dirigido a un público infantil?
Uno de mis pasatiempos favoritos es ver series y películas animadas, pues siempre me ha fascinado el mágico mundo de la animación. Disfruto mucho de sus historias casi imposibles de replicar por actores reales, de los distIGNORE INTOs estilos de dibujo en los que encuentro un encanto único y de cada pequeño detalle que sugiere temas muchos más profundos de lo que se muestra de forma explícita en pantalla. Desde Disney y Pixar, pasando por DreamWorks, hasta la animación japonesa que es mucho más compleja que la estadounidense, me gusta la posibilidad de sumergirme en diferentes universos. La animación es, sin duda alguna, algo que me llena de felicidad.
El 2 de julio, el director de Los Increíbles 2 publicó en su cuenta de Twitter un comentario que me puso a reflexionar. “Con todo respeto, (Los Increíbles 2) NO es una “película para niños”. Está animada, y clasificada PG”, aclaró Brad Bird, quien tras el estreno de la película recibió algunas críticas. Un usuario de Twitter manifestó su descontento sobre el contenido de la película, pues aparentemente esta contiene lenguaje inapropiado para niños. Otro usuario expresó que le decepcionó la película, pues había tanto diálogo, tanta exposición, que su hija de 4 años se aburrió. Una película que es para todo público, pero que los niños solo pueden ver bajo la supervisión de un adulto.
El 3 de julio, Bird nuevamente se pronunció en su cuenta de Twitter, esta vez para pedir a las personas que se calmaran. En este mismo Tuit, el director también manifestó su desacuerdo sobre esta idea errónea que tienen las personas sobre la animación. “Respetuosamente tomé el problema con la idea de que la animación es un medio para niños”, sentenció Bird.
Efectivamente, la animación no es un medio para niños. Sí, hay películas para niños, también hay series que están dirigidas a un público infantil. Sin embargo, es equivocado pensar en animación y hablar de películas o series “para niños que los adultos pueden disfrutar”. Toda mi corta vida adulta he escuchado a personas decir que no ven caricaturas o dibujos animados porque es de niños, cuando la realidad es otra.
Después de todo, la animación no es un género, es una industria. Una industria muy grande y compleja, que produce cada año contenido para todas las edades. La animación es también una forma de expresión, como la literatura, el arte, el cine o la fotografía. A través de este medio, las personas están presentando un punto de vista sobre la realidad de las distintas sociedades que habitan este planeta. La animación retrata la cultura, las tradiciones de una nación, los horrores de la guerra, la belleza de la vida, la complejidad de las emociones y los pensamientos.
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Un claro ejemplo de esto es La tumba de las luciérnagas, en Japón, una película con la que Isao Takahata y Studio Ghibli querían mostrar la triste y desgarradora realidad de la Segunda Guerra Mundial a través de la mirada de dos niños que quedan huérfanos. O Violet Evergarden, un anime distribuido por Netflix que cuenta una historia tan hermosa y profunda sobre la memoria y los sentimientos humanos. La industria de la animación japonesa es tan amplia que puedes encontrar películas y series de todos los géneros y para todas las edades, con historias desde complejas y emotivas, hasta extrañas o inapropiadas para un público mucho más joven.
En Latinoamérica no hay industria de la animación, no como en Estados Unidos y en Japón, las más grandes en el mundo, pero la región no se queda atrás en producción de películas mucho más maduras. Un ejemplo de esto es Virus Tropical, una película animada del director Santiago Caicedo, la cual cuenta la historia de Paola, una joven que “nació en una familia tradicional colombiana, o al menos eso es lo que tratan de aparentar. El papá es sacerdote, la mamá es vidente y las hermanas no precisamente son lo que sus padres esperaban”. Según Proimágenes Colombia, “esta es la historia de una joven que lucha por su independencia en un contexto duro, lleno de estereotipos y apariencias y que narra la vida de una mujer latinoamericana que no responde a ningún canon y que aprende a vivir mientras va viviendo”.
De manera que no, la animación no es un medio para los niños que los adultos pueden disfrutar, la animación es una industria para todos.
LatinAmerican Post | Diana Laura Rojas