El calentamiento de las aguas amenaza a los delfines de río y lagos de la Amazonia brasileña
Un nuevo estudio revela que las temperaturas del agua en varios lagos de la Amazonia han superado los máximos históricos del año pasado, poniendo en peligro especies como los delfines grises y rosados. La sequía en curso empeora las perspectivas para la biodiversidad y los ecosistemas locales.
Temperaturas récord devastan los lagos amazónicos
El corazón de la Amazonia brasileña, hogar de algunos de los ecosistemas acuáticos más diversos del mundo, se enfrenta a una crisis ambiental sin precedentes. Según un estudio reciente realizado por WWF-Brasil y MapBiomas, las temperaturas en 12 lagos ya han superado el récord de 40 grados Celsius establecido en 2023. Este aumento alarmante es parte de una tendencia de calentamiento más amplia que afecta a los lagos de toda la región, que amenaza con empeorar en los próximos meses mientras la Amazonia sufre su sequía más dura en años.
Los datos ponen de relieve una realidad inquietante: el delicado equilibrio de estos ecosistemas se está viendo gravemente alterado por el aumento de las temperaturas del agua. El año pasado, este fenómeno se cobró la vida de más de 330 delfines amazónicos en los lagos Tefé y Coarí, dos de los más afectados. Los investigadores advierten que este año podría ser aún más devastador, ya que las temperaturas en 12 lagos monitoreados, incluido el Lago Calado, superaron las máximas del año pasado en hasta 0,86 grados Celsius a fines de septiembre.
El calentamiento de estos lagos no solo es una señal del cambio climático, sino también una consecuencia directa de la sequía en curso en la región. Los niveles de agua en los principales ríos de la Amazonia, incluidos el Solimões y el Negro, han alcanzado mínimos históricos, lo que exacerba las condiciones ya peligrosas en los lagos que alimentan. Como resultado, las aguas poco profundas que no pueden enfriarse lo suficiente durante la estación seca se están sobrecalentando de manera alarmante. Las consecuencias para la vida acuática son nefastas y los efectos dominó podrían extenderse al ecosistema más amplio y a las comunidades locales que dependen de la pesca para su sustento.
Los delfines enfrentan nuevas amenazas
Los delfines rosados y grises de río de la Amazonia, especies emblemáticas conocidas por su adaptabilidad a los complejos sistemas fluviales de la cuenca amazónica, enfrentan ahora un nuevo y mortal desafío. Las altas temperaturas del agua registradas en los lagos Tefé y Coarí el año pasado, donde perecieron cientos de delfines, ahora se están replicando e incluso superando en lagos de toda la región. Con temperaturas que superan los 40 grados centígrados, estos mamíferos acuáticos luchan por sobrevivir en un entorno cada vez más hostil.
Los delfines son particularmente vulnerables al calor extremo, ya que sus cuerpos están adaptados a aguas más tranquilas. Cuando las temperaturas exceden sus límites de tolerancia, su capacidad para regular la temperatura corporal disminuye, lo que provoca estrés térmico, debilitamiento del sistema inmunológico y, finalmente, la muerte. La muerte de cientos de delfines en 2023 sirve como advertencia de lo que podría suceder este año si las condiciones continúan empeorando.
Los hallazgos del estudio también apuntan a la naturaleza interconectada de la vida acuática de la Amazonia. No sólo los delfines están en peligro, sino que otras especies que dependen de las mismas aguas se enfrentan a las consecuencias de este calor extremo. El aumento de las temperaturas del agua también afecta a las poblaciones de peces, una fuente de alimento fundamental para los delfines y las comunidades locales. A medida que sus hábitats se calientan, los peces se ven obligados a migrar a zonas más excelentes o a enfrentarse a una disminución de la población debido a las condiciones de reproducción desfavorables.
Estos cambios ambientales amenazan el modo de vida de las comunidades pesqueras indígenas y locales. La reducción de las poblaciones de peces afecta a la seguridad alimentaria y la pérdida de biodiversidad podría tener efectos a largo plazo en el equilibrio ecológico de la región. Los conocimientos y las prácticas tradicionales de estas comunidades están profundamente ligados a los ritmos naturales de los ríos y lagos, que ahora se están viendo alterados por la crisis climática.
El seguimiento por satélite y el análisis de datos revelan la crisis
La tecnología de vanguardia de seguimiento por satélite ha revelado la magnitud de la crisis del calentamiento en los lagos de la Amazonia. WWF-Brasil y MapBiomas, en colaboración con el Instituto Mamirauá y el Instituto Chico Mendes para la Conservación y la Biodiversidad (ICMBio), han desarrollado una plataforma que utiliza datos de teledetección para rastrear los cambios de temperatura en los lagos de la región. Esta tecnología permite a los científicos monitorear las variaciones de temperatura del agua a lo largo del tiempo, lo que proporciona información en tiempo real sobre cómo evolucionan las condiciones.
Según Ayan Fleischmann, coordinador del Grupo de Geociencias del Instituto Mamirauá, los datos satelitales han llenado un vacío crucial en el monitoreo de los lagos de la Amazonia. Los sensores remotos detectan anomalías de temperatura en la superficie del agua y activan alertas cuando las lecturas indican condiciones potencialmente peligrosas. Este sistema es valioso en una región tan vasta e inaccesible como la Amazonia, donde los métodos de monitoreo tradicionales suelen ser limitados.
El estudio se ha centrado en 23 lagos conectados a ríos importantes como el Madeira, el Negro, el Parú, el Purus, el Solimões, el Tapajós y el Trombetas. Estos lagos comparten una geomorfología similar, caracterizada por formas alargadas y poca profundidad, lo que los hace muy susceptibles al sobrecalentamiento. A medida que avanza la estación seca, es probable que estos lagos que ya experimentan temperaturas elevadas experimenten aumentos aún más dramáticos.
En algunos casos, las diferencias de temperatura pueden parecer pequeñas (el lago Calado, por ejemplo, ha registrado un aumento de 0,86 grados Celsius en comparación con 2023), pero incluso estos cambios leves pueden tener impactos ecológicos significativos. Estos cambios pueden poner en peligro la vida de las especies adaptadas a rangos de temperatura estables, como los delfines del Amazonas.
Los hallazgos del programa de monitoreo satelital han proporcionado datos valiosos que pueden ayudar a dar forma a futuras estrategias de conservación. Sin embargo, los investigadores involucrados en el estudio advierten que el tiempo se está agotando. Dado que se espera que la estación seca dure al menos dos meses más, la probabilidad de nuevos aumentos de temperatura sigue siendo alta, lo que genera inquietud sobre la posibilidad de que se repita la muerte de delfines del año pasado y posiblemente algo peor.
La urgente necesidad de actuar ante la profundización de la sequía en la Amazonia
La actual sequía en la Amazonia no es solo una crisis ambiental, sino también social y económica. A medida que los niveles de agua de los ríos más importantes de la región siguen bajando, los impactos sobre las comunidades locales, la biodiversidad y la economía se vuelven más severos. El río Amazonas, un sustento de la región, está experimentando niveles bajos sin precedentes, lo que afecta todo, desde el transporte y la agricultura hasta la pesca y el suministro de agua.
Además de las amenazas inmediatas que plantean la sequía y el aumento de las temperaturas del agua, las implicaciones a largo plazo de estos cambios son cada vez más evidentes. A medida que se altera el ciclo hidrológico de la Amazonia, se compromete la capacidad de la región para sustentar su rica biodiversidad. Esto ha llevado a pedir acciones urgentes para abordar las causas fundamentales de la crisis, incluido el cambio climático, la deforestación y las malas prácticas de gestión del agua.
Juliano Schirmbeck, coordinador técnico de MapBiomas Agua, enfatiza que la situación podría empeorar en los próximos meses. “Todavía tenemos dos meses más de sequía por delante, y estos números indican que en septiembre y octubre, durante el pico de la estación seca, veremos temperaturas muy superiores a los récords del año pasado”, afirma. Esta advertencia subraya la necesidad de tomar medidas inmediatas para mitigar los daños y proteger el ecosistema y sus habitantes.
Una solución propuesta es el desarrollo de sistemas de alerta temprana que puedan detectar anomalías de temperatura en tiempo real y proporcionar alertas a las autoridades locales y organizaciones de conservación. Estos sistemas permitirían respuestas más rápidas a los cambios ambientales, lo que podría salvar vidas y minimizar los daños. Además, existe un creciente impulso para prácticas de gestión del agua más sostenibles que puedan ayudar a aliviar la presión sobre los lagos y ríos de la región durante los períodos de sequía.
Abordar la crisis ambiental de la Amazonia requerirá esfuerzos concertados de los gobiernos, las ONG y la comunidad internacional a una escala más amplia. Reducir la deforestación, frenar las emisiones de gases de efecto invernadero y promover iniciativas de conservación son pasos fundamentales para preservar los ecosistemas de la Amazonia. Lo que está en juego nunca ha sido tan importante para las personas y la vida silvestre que habitan esta región.