¿Por qué es importante la detección del fraude en un entorno digital?
En este artículo, te contamos por qué es tan importante que las empresas se protejan a sí mismas y a sus clientes, y cómo pueden detectar el fraude online para evitar pérdidas económicas.
Sofia Poggi
Escucha este artículo
Durante los últimos años, y fundamentalmente a raíz de la pandemia, la venta online creció exponencialmente en Latinoamérica. Hoy, comprar por internet es cosa de todos los días, y son cada vez más las empresas que deciden ofrecer sus productos y servicios a través de la web.
Lamentablemente, este dato tiene una contraparte poco feliz. La acelerada bancarización de la población y la cantidad de datos bancarios que circulan en la web ha hecho que los estafadores encuentren cada vez más oportunidades para llevar a cabo sus fraudes y estafas en la web.
En este artículo, te contamos por qué es tan importante que las empresas se protejan a sí mismas y a sus clientes, y cómo pueden detectar el fraude online para evitar pérdidas económicas.
¿Qué es el fraude digital?
Lo primero que tenemos que hacer es definir el fraude digital: ¿qué es? El fraude digital es, básicamente, una modalidad de estafa que se da a través de cualquier medio electrónico. En este tipo de estafas, los delincuentes buscan extraer datos sensibles, a menudo bancarios, de clientes o empresas. El objetivo es siempre el mismo: robar dinero u otros bienes.
Las estafas pueden aparecer en las redes sociales, plataformas de ecommerce e incluso mensajes de texto o llamadas telefónicas.
Tipos de fraude digital más comunes
Las pérdidas económicas de un fraude en una empresa o en un usuario particular resaltan la importancia de la detección del fraude en un entorno digital. Por ello, es importante aprender a identificar estos casos, para así actuar rápidamente y frustrar el intento de estafa. Vamos a ver algunos de los tipos de fraude más comunes en internet.
Robo de tarjetas. El robo de tarjetas puede darse de forma tradicional (esto es, robándole la tarjeta física a una persona) o mediante sofisticados métodos de clonación de números. Un delincuente con una tarjeta de crédito robada podría comprar productos o servicios de una empresa.
-
Phishing. La palabra phishing viene del inglés fishing (“pescar”), y es precisamente eso: un delincuente que “pesca” a un usuario desprevenido con un método ilegal. En concreto, el phishing consiste en el envío de un email fraudulento al cliente de una empresa, haciéndose pasar por esa empresa y solicitando información confidencial, como datos de la tarjeta de crédito.
-
Cuentas falsas. Los estafadores suelen crear cuentas falsas en ecommerces. Una vez que están dentro de la plataforma, les resulta mucho más sencillo cometer diversos ilícitos, como el robo de información de otros usuarios o incluso un ataque en el sistema de seguridad del sitio web.
-
Abuso de bonificaciones. En estos casos, los defraudadores utilizan cuentas ligadas para abusar de los términos de los vendedores y así obtener promociones y otros beneficios.
-
Fraude amistoso. El fraude amistoso es, como su nombre lo indica, un fraude sin malicia. Ocurre cuando una persona realiza una compra en un ecommerce y luego llama a su entidad bancaria por desconocer el pago. Esta impugnación de la compra puede deberse a que el cliente olvidó haberla realizado, aunque también puede deberse a que no reconoce el sitio web en el resumen de su cuenta bancaria.
-
Fraude afiliado. El fraude afiliado ocurre cuando los afiliados de una empresa envían tráfico basura o utilizan bots para activar las recompensas de afiliados.
Lee también: Conoce Superprof, la manera más práctica de aprender desde tu casa
Cómo evitar el fraude online
El hecho de que las estafas online crecieron en Latinoamérica en los últimos años es preocupante. Sin embargo, afortunadamente, hay muchas cosas que hacer para evitar ser víctima de ataques.
¿Qué pueden hacer las empresas para evitar el fraude online?
Algunas de las tácticas para evitar el fraude online son:
-
Incluir un software de detección de fraude. Es importante hacerse con un software de detección de fraude que no bloquee clientes ante la mínima sospecha, puedo esto desencadenaría en “falsos positivos”: el bloqueo de usuarios legítimos.
-
Solicitar contraseñas complejas. Lamentablemente, muchas empresas no tienen una política de seguridad en este sentido. Es necesario indicar a los usuarios que se registran en un ecommerce que creen claves complejas, con varios caracteres y sin alusión a fechas o nombres importantes.
-
Mantener informados a los clientes. Todas las empresas deben tener una política de comunicación clara, y la seguridad debe ser un aspecto esencial en esa comunicación. Es recomendable educar a los clientes todo lo que se pueda, explicándoles qué datos nunca les serán solicitados y cómo deben actuar ante posibles intentos de fraude.
-
Utilizar sitios web seguros. La mayoría de los ecommerces están alojados en empresas concebidas para la venta online, como Shopify, Amazon, Facebook Marketplace y otras. Por lo general, las plataformas web de este tipo siguen estrictas normas y protocolos de seguridad internacionales, así que, en principio, no habría de qué preocuparse. Sin embargo, un ecommerce alojado en otra plataforma tiene que contar con garantías de seguridad sobre las transacciones, como certificado SSL y protocolo HTTPS.
¿Qué pueden hacer los clientes?
Más allá de que las empresas son quienes deben proteger a sus clientes, hay algunas situaciones que se pueden escapar de su control. Por eso, los usuarios también deben estar preparados para frustrar cualquier intento de fraude. Algunas técnicas son:
-
Revisar los correos electrónicos de las empresas a las que están suscritos. En los emails de phishing, los estafadores imitan la identidad visual y el tono de una marca. Sin embargo, normalmente estos correos electrónicos tienen errores muy evidentes, como problemas con las imágenes o faltas de ortografía.
-
No brindar datos personales. Se debe evitar publicar nombres de usuario, contraseñas, números de documento y otros datos en plataformas como redes sociales, chats de mensajería instantánea como WhatsApp y la web en general.
-
Utilizar contraseñas fuertes. La contraseña más usada del mundo es 123456, lo cual es un problema. Lo recomendable es que se mezclen minúsculas, mayúsculas, números y caracteres especiales. No se recomienda usar la misma clave para distintas plataformas.
Activar la autenticidad en dos pasos. Este método sirve para verificar la identidad de quien intenta ingresar en una cuenta. Se recomienda a los usuarios que activen esta capa de seguridad adicional en todas las plataformas en que sea posible.