El Papa Leo XIV llega a América Latina entre reflexiones sobre el legado inconcluso de Francisco

En un giro inesperado, el cardenal Robert Francis Prevost, un estadounidense con profundas raíces en Perú, ha sido elegido Papa Leo XIV. Mientras los católicos de todo el mundo asimilan la noticia, el debate se intensifica en América Latina sobre el legado del Papa Francisco y el rumbo futuro de la Iglesia católica.
Un pontífice estadounidense inesperado
En el segundo día del cónclave, el Colegio de Cardenales eligió al primer papa nacido en Estados Unidos, revelando al cardenal Robert Francis Prevost (69 años) como el nuevo Papa Leo XIV. La noticia se difundió rápidamente por todo el mundo: el 267.º pontífice, oriundo de Chicago, apareció en el balcón de la Basílica de San Pedro para saludar a los 1.400 millones de católicos del planeta.

La extensa trayectoria misionera de Leo XIV en América Latina, especialmente en Perú, ayudó a disipar la reticencia histórica de los cardenales a elegir un papa estadounidense. Tradicionalmente, los electores han sido cautelosos de vincular el papado con la influencia global de Washington. Sin embargo, las décadas que Prevost pasó en Trujillo, y luego como obispo de Chiclayo, lo arraigaron profundamente en el tejido espiritual y social del catolicismo sudamericano.
Según analistas del Vaticano, el nuevo papa encarna el espíritu universal de la Iglesia, al combinar su herencia estadounidense con una sólida experiencia pastoral en Perú.
En una entrevista previa citada por Vatican News, desde su rol como prefecto del Dicasterio para los Obispos, Prevost reafirmó su vocación misionera:
“Sigo considerándome un misionero. Como todo cristiano, mi vocación es ser misionero, proclamar el Evangelio donde sea que uno esté”.
Sus colegas describen su estilo de liderazgo como capaz pero colegiado, firme pero rara vez autoritario. Este enfoque le valió respeto mientras supervisaba nombramientos episcopales en todo el mundo y mediaba en conflictos en iglesias locales.
La elección de Prevost se produjo tras la muerte del Papa Francisco, ocurrida el 21 de abril. Muchos esperaban un cónclave más prolongado, pero su rápida elección en el segundo día recuerda los procesos breves que también llevaron al papado a Francisco y a Benedicto XVI. Al elegir el nombre Leo XIV, invoca una línea papal que incluye a León XIII, célebre por su doctrina social, y a León X, figura destacada del Renacimiento.
En América Latina, su elección ha despertado un renovado interés por saber si continuará, ajustará o revertirá las prioridades del Papa Francisco.
El legado transformador del Papa Francisco
Nacido como Jorge Mario Bergoglio en Argentina, el Papa Francisco rompió siglos de precedentes europeos al ser elegido en 2013. Durante su papado de una década, reorientó las prioridades de la Iglesia hacia las periferias globales, poniendo énfasis en la ecología, la sinodalidad y la justicia social.
Elevó el perfil de los temas latinoamericanos, abogando por la equidad económica, la defensa de los migrantes y una cercanía pastoral con los fieles. Uno de los pilares de su legado fue el intento de “deseuropeizar” la Iglesia, al nombrar cardenales de regiones históricamente subrepresentadas como África, Asia y América Latina.
Designaciones como las del cardenal Jaime Spengler (Brasil) y el cardenal Pedro Barreto (Perú) destacaron su compromiso con una representación más equitativa. Para los latinoamericanos, su pontificado reconoció problemas profundos de la región, desde la pobreza hasta la degradación ambiental, reflejados en encíclicas como Laudato si’ y Fratelli tutti.
Sin embargo, su apertura también generó resistencia. Dentro de la jerarquía, algunos criticaron su tono informal, mientras otros consideraban que fue demasiado lejos —o no lo suficiente— en temas como el rol de la mujer, el celibato clerical, el aborto o la identidad de género.
Al momento de su muerte, Francisco había transformado parcialmente el Colegio de Cardenales, allanando el camino para una representación más fuerte del Sur Global. Esta evolución probablemente facilitó la elección de un papa como Prevost, estadounidense de nacimiento pero latinoamericano por formación.
Esperanzas y temores en América Latina

La elección de Leo XIV genera tanto expectativas como inquietudes en América Latina.
Muchos católicos de la región celebran la llegada de un papa con una comprensión profunda de sus realidades culturales. Aunque estadounidense, Leo XIV vivió más de diez años en Trujillo, donde trabajó estrechamente con comunidades religiosas locales y abordó desafíos económicos y sociales en diversas ciudades peruanas. Su experiencia en el extranjero y su apertura al diálogo le ganaron amplio respeto.
En países con fuerte tradición católica —como México, Colombia, Chile y Argentina— su elección se percibe como una posible continuación de la misión de Francisco, basada en la empatía y la cercanía con las luchas cotidianas.
No obstante, la muerte de Francisco deja un vacío emocional. No fue solo un líder espiritual, sino también un símbolo de identidad latinoamericana. Ahora muchos se preguntan:
- ¿Defenderá Leo XIV el medio ambiente y los derechos de los migrantes, temas clave para la Amazonía y las comunidades en diáspora?
- ¿Mantendrá la opción preferencial por los pobres que tanto identificó al pontificado de Francisco?
Algunos observadores advierten que un papa estadounidense podría introducir inicialmente marcos institucionales más propios de Estados Unidos. Al mismo tiempo, el núcleo europeo del Vaticano podría generar tensiones sobre la dirección futura de la Iglesia. Aun así, muchos confían en que la trayectoria misionera de Prevost en Perú compensa esas preocupaciones.
También hay quienes cuestionan si su ciudadanía estadounidense podría limitar su capacidad de priorizar las necesidades locales de América Latina, en medio de las tensiones políticas globales.
Sin embargo, hay razones para el optimismo. Su más reciente cargo en el Vaticano como presidente de la Comisión Pontificia para América Latina indica un compromiso activo con la región. Se espera que mantenga el interés en temas clave como:
- La conservación de la Amazonía
- Los procesos sinodales locales, como los de México
- Los movimientos eclesiales de base promovidos por Francisco
En una entrevista anterior, también elogió las contribuciones de las mujeres al Dicasterio para los Obispos, lo que sugiere una posible continuidad en la apertura del gobierno eclesial hacia una mayor inclusión.
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