El argentino Sebastián Báez extiende su dominio en Río con estilo
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Con determinación y habilidad, el argentino Sebastián Báez defendió su título en el Rio Open, venciendo al francés Alexandre Muller en sets corridos. Esta actuación le otorgó su séptimo título ATP y confirmó su reputación en tierra batida.
Un gran logro en suelo brasileño
La más reciente victoria en Río de Janeiro marca otro hito en la creciente carrera de Sebastián Báez. En el torneo ATP 500 del Jockey Club Brasileiro, Báez se convirtió en el primer jugador en defender con éxito el título del Rio Open. Con una contundente victoria por 6-2 y 6-3 sobre Alexandre Muller en la final, el argentino dejó en evidencia su impresionante consistencia y feroz espíritu competitivo.
El argentino de 24 años ya había conquistado este título el año pasado, pero defenderlo requirió una mayor resistencia y habilidades aún más refinadas. Durante el torneo, Báez mostró potentes golpes de fondo, gran agilidad en su desplazamiento y una concentración inquebrantable ante la presión. Mientras que algunos campeones sufren con la carga adicional de defender un título, Báez pareció alimentarse del desafío, elevando su nivel cada vez que sus rivales lo exigían.
Su triunfo en Río tiene un significado histórico adicional. No solo preservó su racha perfecta de victorias consecutivas en este escenario brasileño, sino que también se unió a un grupo exclusivo de jugadores que han logrado defender un título en la temporada 2024. Con esta victoria, se suma a nombres como Jannik Sinner, quien revalidó su título en el Abierto de Australia, y Ugo Humbert, que repitió su éxito en Marsella. La capacidad de Báez para mantenerse motivado y hambriento de gloria refleja un cambio significativo en su mentalidad desde sus primeros días en el circuito ATP.
Si bien es reconocido por su destreza en tierra batida—su más reciente trofeo marca su sexto título en esta superficie—, su confianza ha crecido notablemente en todos los aspectos de su juego. A lo largo del torneo, se mantuvo sereno ante la adversidad, demostrando cuánto ha evolucionado en las últimas temporadas. Para muchos fanáticos y expertos, la capacidad del argentino para sostener su nivel a lo largo de múltiples partidos es una señal de que está listo para competir al más alto nivel, especialmente en su superficie favorita.
Superando a rivales formidables
El camino de Báez hacia el título en el Rio Open 2025 estuvo lejos de ser fácil, a pesar de lo que sugiere el marcador de la final. Enfrentó a una serie de oponentes que desafiaron diferentes facetas de su juego. En la primera ronda, el argentino venció al lucky loser Roman Andrés Burruchaga por 6-3 y 7-5, antes de imponerse con un trabajado 6-4, 1-6 y 6-3 ante Mariano Navone. Cada vez que Navone amenazaba con tomar el control, Báez respondía con su característica resistencia, conectando devoluciones precisas y passing shots para recuperar la iniciativa.
Sus siguientes encuentros evidenciaron aún más su capacidad de adaptación. Derrotó al clasificado Chun-Hsin Tseng por 6-4 y 6-1, combinando una defensa sólida con ataques sorpresivos. En semifinales, Báez enfrentó al lucky loser Camilo Ugo Carabelli y, tras ceder el primer set 3-6, reaccionó con autoridad para llevarse los siguientes parciales por 6-1 y 6-1. Su mentalidad quedó clara: una vez que detectó las debilidades de su oponente, lo sometió con presión constante, forzando errores y ganando puntos clave con golpes precisos.
En la final, Báez mantuvo la misma estrategia que lo había llevado hasta allí. Controló los intercambios con golpes profundos y tiros angulados que desestabilizaron a su rival. El francés Muller, de 28 años, quien aspiraba a su segundo título a nivel del circuito, se había mostrado peligroso en rondas anteriores. Sin embargo, Báez logró quebrar su servicio en cinco ocasiones, desarmando por completo su juego. Tras 86 minutos de acción, el argentino se impuso por 6-2 y 6-3, celebrando con los brazos en alto.
Báez demuestra una capacidad atlética excepcional en tierra batida, pero sus victorias son el resultado de elecciones estratégicas inteligentes. Su combinación de golpes cruzados profundos, dejadas ocasionales y subidas bien calculadas a la red mantuvieron a Muller en constante incertidumbre. Los datos posteriores al partido muestran que Báez conectó 26 tiros ganadores, lo que evidencia su fluida transición entre defensa y ataque. Ya sea alcanzando bolas difíciles o tomando la iniciativa para golpear temprano, exhibió las cualidades que lo han convertido en uno de los jugadores más consistentes sobre arcilla en el circuito masculino.
Desde el inicio de 2022, Báez ha acumulado 73 victorias en tierra batida, más que cualquier otro jugador en ese período. Esta racha lo coloca por encima de nombres de élite como Casper Ruud, Carlos Alcaraz y Alexander Zverev. Según el ATP Win/Loss Index de Infosys, las victorias de Báez en esta superficie se han traducido en múltiples títulos. De sus siete trofeos en el circuito, seis han sido en tierra batida, con el único título fuera de esta superficie logrado en Winston-Salem en 2024.
Su éxito constante proviene tanto de su fortaleza física como mental.
Báez se mueve rápidamente por la cancha, gira con agilidad y rara vez pierde el equilibrio, además de deslizarse con precisión sobre la arcilla. Ha aprendido a mantener la calma en los momentos clave y a confiar en sus elecciones de golpeo. Esta actitud le permite recuperarse rápidamente de los errores, como se evidenció en sus victorias en el Rio Open.
Los analistas coinciden en que Báez ahora comprende mejor la táctica del juego. Sabe en qué momentos pasar de golpes neutros a ataques, lo que le permite acortar los intercambios y evitar el desgaste frente a rivales exigentes. Su juego ha ganado velocidad y la arcilla favorece su agresión controlada.
El vínculo de Báez con el torneo de Río de Janeiro es fundamental. Su primer título en esta ciudad llegó en medio de gran entusiasmo y, al regresar este año para defenderlo, contó con un fuerte apoyo del público local. Ese respaldo fue crucial en momentos difíciles, especialmente cuando un partido se extendió a un set decisivo. Los aficionados en el estadio reconocieron su espíritu de lucha y lo premiaron con ovaciones. Para Báez, Río no es solo una parada más en el circuito, sino un escenario especial donde ha vivido algunos de los momentos más orgullosos de su carrera.
El maestro de la arcilla
Aunque la celebración por su bicampeonato en Brasil sigue fresca, Báez no tiene tiempo para la complacencia. Su siguiente desafío es Santiago, donde también defiende el título. En lugar de conformarse con sus logros recientes, el argentino encara cada torneo con la intención de reafirmar su estatus como uno de los mejores especialistas en tierra batida. Con siete títulos ATP en su haber, parece más preparado que nunca para afrontar la última etapa del swing sudamericano sobre arcilla.
Por su parte, Muller cambiará de superficie y se dirigirá a las canchas duras de Acapulco. A pesar de su derrota en la final de Río, el francés puede celebrar una semana productiva en Brasil, donde eliminó a tres jugadores argentinos: Tomás Martín Etcheverry, Francisco Cerúndolo y Francisco Comesaña, antes de caer en el partido decisivo. Esos triunfos lo catapultaron a un nuevo mejor ranking de su carrera, ubicándose en el puesto 41 del mundo, un logro notable para un jugador que sigue buscando su lugar entre la élite del ATP.
A medida que avanza el calendario tenístico, los logros de Báez en Río podrían servirle como trampolín hacia objetivos aún mayores. Cada nuevo trofeo refuerza su estatus entre los principales contendientes sobre arcilla y sugiere que la temporada en esta superficie, con torneos en Europa, será un verdadero campo de batalla donde no debe ser subestimado. Su historial sólido y su juego consistente indican que podría pasar de ser una estrella sudamericana a una amenaza real en eventos como Montecarlo, Barcelona y, por supuesto, Roland Garros.
A sus 24 años, Báez se fortalece con el respaldo de su equipo de trabajo. En entrevistas posteriores a sus partidos, ha expresado que los consejos de su entrenador y su entorno le permiten mantenerse enfocado y sereno. Aunque reconoce sentir nervios en las finales, su equipo lo ayuda a canalizar esa energía de manera positiva. Los aficionados valoran la forma en que trabaja con su equipo, viéndolo como un jugador humilde, maduro y en constante búsqueda de superación.
En última instancia, el progreso de Báez es parte de una tendencia más amplia de jugadores argentinos que continúan demostrando su valía en el circuito internacional. Históricamente, Argentina ha sido cuna de grandes campeones sobre tierra batida, y la nueva generación, con Báez a la cabeza, mantiene viva esa tradición con esfuerzo y compromiso. Cada victoria suma a la rica historia del tenis argentino y preserva el legado de aquellos que han triunfado sobre el polvo de ladrillo.
Con un récord de 7-2 en finales ATP, Báez encarna cada vez más la mentalidad de un campeón cuando hay un trofeo en juego. Ya sea dominando desde el primer set o remontando en situaciones adversas, logra sostener su nivel el tiempo suficiente para quebrar la resistencia de sus rivales. Para los espectadores en las gradas de Río, fue un placer verlo celebrar otro título, en un evento marcado por aplausos ensordecedores y la sensación de que el camino de Báez sigue fortaleciéndose.
Todos están atentos a su desempeño en Chile, donde quiere defender su título y mantener su racha de victorias. Si Báez sigue cosechando éxitos en Santiago, comenzará la primavera con una impresionante racha de buenos resultados, ansioso por llevarla a torneos importantes. Por ahora, los aficionados al tenis argentinos tienen todas las razones para ser optimistas y creer que Sebastián Báez podría convertirse en una fuerza duradera, tanto en Sudamérica como en el resto del mundo.
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En el tenis, el momentum puede cambiar rápidamente. Sin embargo, los dos títulos consecutivos de Báez en el Rio Open no son una simple ráfaga de suerte, sino una muestra de su constante mejora. Aprendió los detalles de la tierra batida, construyó fortaleza mental en los momentos clave y se transformó en un jugador que desestabiliza a oponentes veteranos. Al levantar su séptimo trofeo de su carrera, Báez demuestra que una verdadera determinación, combinada con habilidades refinadas, puede convertir a un atleta prometedor en un campeón habitual.