NFL: Fallas cardiacas en el deporte, un enemigo silencioso que requiere más atención
Damar Hamlin, jugador destacado de la NFL, sufrió fallas cardiacas en un partido recientemente. El hecho ha vuelto a abrir el debate acerca de los problemas cardiacos que sufren los atletas de alto rendimiento.
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LatinAmerican Post | Juan Felipe Rengifo González
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Hace poco, la estrella de la NFL Damar Hamlin de apenas 24 años, sufrió un paro cardiaco en pleno partido contra los Cincinatti Bengals. Aunque el safety de los Buffalo Bills ya fue dado de alta y superó la etapa de más riesgo, surgen preguntas sobre el origen de las fallas cardiacas que sufren los deportistas y que siguen cobrando víctimas.
El fallecimiento repentino del futbolista colombiano Andrés Balanta a finales de noviembre en pleno entrenamiento con Atlético Tucumán; el fallo cardiaco del volante danés Christian Eriksen, que permaneció sin signos vitales varios segundos durante un juego de la Euro 2020, o el retiro prematuro del delantero argentino Sergio ‘Kun’ Agüero a pocos meses de su llegada al Barcelona, son casos que parecen ser aislados, sin embargo, estadísticamente se revela lo contrario.
Según una investigación realizada por el prestigioso cardiólogo británico Nishat Siddiqui, se estima que en Reino Unido mueren a la semana 12 jóvenes que practican disciplinas deportivas y uno de cada 300 habitantes tienen una afección cardiaca sin diagnóstico previo. Uno de los grandes problemas es precisamente la falta de conocimiento de una situación anómala en el corazón, lo que dificulta un tratamiento preventivo.
Expertos argumentan que la falta de unificación de protocolos para diagnosticar anomalías cardiacas es recurrente en todo el mundo. Los estudios que le realizan a la mayoría de los deportistas están enfocados principalmente en efectuar únicamente electrocardiogramas que no detectan la mayoría de las patologías, ya que solamente se analiza la actividad eléctrica del corazón.
Lo más recomendable es combinar electrocardiogramas con ecocardiogramas, una técnica que mediante ultrasonido recrea imágenes del corazón y así se puedan detectar anomalías como miocardiopatías y coágulos, patologías que afectan principalmente a los deportistas más jóvenes y arteriopatías o valvulopatías que son más recurrentes en los deportistas más veteranos.
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La combinación de ambas pruebas es lo más efectivo para detectar problemas cardiacos, ya que tiene una tasa de éxito cercana al 90%. Este tipo de estudios se vienen masificando en ligas profesionales de Italia y Reino Unido. Sin embargo, la mayoría de los pacientes no tiene acceso a ese tipo de diagnósticos, por lo que un alto porcentaje de los casos siguen sin detección.
Otro de los factores que hay que tener en cuenta y que puede prevenir el riesgo de una falla cardiaca es identificar síntomas que se presentan durante el desarrollo de una actividad física de alto rendimiento. Faltas de aliento repentinas, opresiones en el pecho, mareos súbitos o fuertes que lleven a pérdidas de conciencia son factores que deben requerir atención médica de manera inmediata.
Los atletas de alto rendimiento están físicamente entrenados y preparados para las exigencias del deporte que practican, lo más importante es la prevención y una detección temprana de las anomalías fisiológicas y genéticas que estos puedan presentar. Sin estas precauciones no se podrán mitigar las consecuencias de lo que se está volviendo cada vez más frecuente.
Pese a que las patologías cardiacas tienen mayor repercusión mediática en el mundo del deporte, los avances en la ciencia médica y los esfuerzos por las detecciones tempranas han permitido que no haya un mayor número de víctimas fatales. No obstante, todavía hay un gran camino por recorrer a nivel mundial.
Para finalizar, es relevante que en todos los eventos deportivos estén a disposición desfibriladores externos automáticos, su función es la de dar una descarga eléctrica al corazón que se encuentre paralizado o con un ritmo cardiaco irregular, lo que incrementaría la tasa de supervivencia de las personas que tengan un fallo repentino.