Argentina y Venezuela encabezan el ranking de la miseria en el mundo
Ambos países se encuentran en el top 10 de países con mayor miseria debido, principalmente, a sus graves problemas de inflación.
Foto: Reuters
LatinAmerican Post | Luis Angel Hernández Liborio
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Año tras año se realiza un ranking sobre los países con mayor miseria en el mundo. Se trata del índice de Steve Hanke, de la Universidad Johns Hopkins. Regularmente, los puestos menos codiciados son ocupados por países en guerra o que están en la lista negra de Estados Unidos o Europa, con sanciones económicas, bloqueos y otros problemas internos graves. Pero, en la última lista, tres países latinoamericanos están presentes: Cuba, Argentina y Venezuela, los dos últimos debido a problemas como la hiperinflación.
La hiperinflación argentina
Los problemas económicos de Argentina no son recientes. Desde la profunda crisis del año 2001, el país no ha alcanzado la estabilidad económica que sí tienen países vecinos como Uruguay o Chile. Tras la crisis de principios de siglo, en Argentina siguieron los problemas durante la crisis económica mundial de 2008. No obstante, siguió arrastrando estos problemas por más de una década y hoy están agravados por la pandemia global de los últimos años.
La economía argentina fue administrada por el kirchnerismo durante más de diez años, casi sin ninguna interrupción. Los buenos números del principio se convirtieron en un caos durante los gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner, a lo que se sumó la deuda con el Fondo Monetario Internacional, la negativa de pago, la descapitalización y la consecuente crisis reflejada en la inflación.
Para 2023, con Alberto Fernández (y Cristina Fernández) en el gobierno, y ante la ineficacia de la política económica de Macri, el país ha visto aumentar la inflación a niveles históricos. En abril de 2023, la inflación aumentó un 8.4% respecto al mes anterior. Asimismo, la inflación interanual del país en febrero rebasó el 100%, de acuerdo con datos del gobierno argentino. A pesar de esto, no todos los rubros son desalentadores. La economía argentina creció un 5% durante el 2022, de acuerdo con la CEPAL, mientras que el desempleo se mantuvo en 6.9%, en niveles similares a los que existían antes de la pandemia.
No obstante, la miseria, más específicamente la pobreza, creció durante la última década, pasando del 9.9% en 2011 al 39.2% en 2023. Esto se traduce en 18 millones de argentinos sobreviviendo en un entorno económico complicado.
La hiperinflación afecta directamente los precios de los insumos básicos, no solo para las personas, sino también para las empresas que ven aumentos descontrolados en los costos de materias primas para la producción. También se ven afectadas las exportaciones, especialmente de productos cárnicos, lácteos y cereales, en los que Argentina es un productor relevante a nivel global.
La paridad actual del dólar respecto a la moneda argentina es de $239 ARS por dólar. La alta inflación ahuyenta a los capitales, pese a las elevadas tasas de interés del banco central, que se sitúan en 97%, las más altas en cuatro años.
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La inflación galopante de Venezuela
Para asignar un puesto en la lista, el índice Hanke considera la inflación, la tasa de interés y el desempleo, así como el crecimiento del PIB. Es un índice técnico que no mide directamente la percepción de las personas. Simplemente, considera más o menos "felices" a los países de acuerdo a la calificación obtenida. Venezuela, que ha estado más de seis veces en la cima del índice en la última década, se encuentra en la segunda posición en el más reciente ranking. Esto debido a su prolongada hiperinflación que, aunque ha disminuido, sigue situada en niveles alarmantes para cualquier economía. En mayo de 2023 la inflación superó el 80%, mientras que de forma anual alcanzó el 471%.
Medir la miseria generada por la hiperinflación en Venezuela es un tema difícil. La escasa o nula información oficial se suma al deterioro de la economía que es objeto de bloqueo y sanciones económicas de Estados Unidos y Europa. No obstante, la guerra en Ucrania ha relajado las sanciones y la actitud de Estados Unidos hacia el régimen de Maduro, con el fin de evitar su acercamiento a Rusia. Esto ha dado un respiro a la quebrada economía venezolana. Gracias a ello, una ligera recuperación económica ha apreciado al Bolívar, aunque aun está lejos de un nivel que pueda considerarse válido para una economía recuperada. Hoy, se calcula que la mitad de la población (aproximadamente 14 millones de personas) vive en la pobreza. El éxodo venezolano es un efecto directo de esta situación.
El problema de la moneda llegó a ser tan crítico que los frecuentes aumentos de salario mínimo, la eliminación de ceros a la moneda y la impresión de billetes fueron insuficientes. Por el contrario, sus efectos para la economía fueron perjudiciales. Debido a eso, el presidente Maduro se ha negado a aumentar nuevamente el salario desde marzo de 2022, cuando se situó en $130 Bs, equivalente a apenas $5 dólares, uno de los salarios más bajos del mundo.
Los venezolanos sobreviven gracias a apoyo de familiares en el exterior o a los apoyos del gobierno para adquirir productos de la canasta básica, aunque el desabasto y la elevada demanda convierten las compras en una actividad complicada. La hiperinflación dificulta a los venezolanos adquirir carnes, frutas, lácteos y, desde luego, productos importados cuyos costos son imposibles de cubrir con el nivel del salario actual. El gobierno venezolano debe intentar de una manera más realista atacar el problema de la hiperinflación, ya no a través de la manipulación del Banco Central, de la moneda y del salario, que solo empeoró la situación. Recuperar la calidad de vida de los venezolanos será una tarea de décadas.